El blog d'en Joan Ferran

19.9.18

QUIEN JUEGA CON FUEGO...






QUIM TORRA COMO DIÓGENES 


No lo puedo evitar. Al contemplar las imágenes de Quim Torra, en la puerta del Parlament, portando un farolillo con ‘La Flama del Canigó’ me viene a la mente la figura de aquel filósofo de la antigüedad, discípulo de Antístenes, llamado Diógenes de Sinope. Sí, aquel que según cuenta la leyenda recorría, a plena luz del día, las plazas de Atenas portando una lámpara de aceite al tiempo que exclamaba: “Busco un hombre honesto”. Como es obvio el artilugio del filósofo griego, al igual que el farolillo de Torra –más allá de su simbolismo- son instrumentos que sólo sirven para iluminar de cerca, pero devienen ineficaces a cinco pasos de las miradas de sus portadores. A no ser que…. a no ser que se trate de escenificar o insinuar otras cosas. Y si lo que se pretende es crear un atmósfera inquietante, o amenazadora, nada mejor que un puñado de antorchas incandescentes y humeantes desfilando por los aledaños de la ’Catedral del Mar’ una húmeda noche de septiembre. ¡Ay, las antorchas!

 Los rituales con fuego han sido, a lo largo de la historia y en múltiples ocasiones, prácticas litúrgicas utilizadas para amplificar mensajes y crear ambientes místicos idóneos para la manipulación emocional de las masas… Ha llovido mucho desde que Benito Mussolini, en octubre de 1922, organizara la famosa marcha sobre Roma que culminó con el golpe de estado que eliminó el sistema parlamentario italiano. También han pasado unos años desde que Leni Riefenstahl dirigiera el famoso documental nazi ‘El Triunfo de la Voluntad’ con planos y tomas espectaculares de desfiles con antorchas y esvásticas. Más recientemente, este agosto pasado, con el beneplácito de las autoridades, cientos de neonazis con rifles en las manos, gritando consignas racistas y portando antorchas y emblemas del Ku-Klux Klan desfilaron por Charlottesville defendiendo las estatuas de históricos líderes confederales. Cuentan las agencias que el pasado fin de semana Corea del Norte celebró el 70 aniversario de su fundación. Uno de los momentos más emotivos de la conmemoración fue la marcha de antorchas que miles de disciplinados norcoreanos blandieron entre fuegos artificiales… La lista de usuarios de ese tipo de manifestaciones con fuego es ilustrativa. El recuerdo de alguna de esas marchas aún provoca escalofríos tanto en Múnich, Berlín, Roma o el sur de EEUU. ¡Ay, las antorchas! Un servidor no tiene inconveniente en que Quim Torra además del ‘reglamentario’ lazo amarillo cargue con farolillos incandescentes y sus colegas con teas, allá él y los suyos. Ahora bien, espero que esa aproximación a Diógenes no comporte también la adquisición del síndrome que lleva su nombre. Este país acumula tanta basura en forma de despropósitos, farsas, quimeras, postureos, engaños y revoluciones de mentirijillas que conviene sacársela de encima en lugar de guardarla. Procede abrir ventanas, airear estancias, limpiar, reciclar, dar una mano de pintura y gesticular menos.