El blog d'en Joan Ferran

20.8.18

LO MEJOR ES EL PUEBLO...SIN MANIPULAR




CATALUÑA Y EL MAÑANA EFÍMERO


 ‘La Cataluña de paella y ratafía, procés y melancolía, devota de banderas y Badias, de espíritu victimista y alma de ‘tieta’, tendrá su día, su réquiem sus exegetas... Esa Cataluña inferior cascarrabias y triste, paradigma de la queja, anacrónica y posturera; esa Cataluña inferior, de alboroto festivo y bufones homófobos, esa que llora mientras con la cruz embiste, tendrá algún día nuevos poetas que la redimirán. La Cataluña estomacal de Pilares omniscientes, tractores amarillos, agitadores de pantalla, fanáticos supremacistas, falacias y porcentajes múltiples de tres, jamás engendrará un mañana prometedor…’ 

Confío que el insigne poeta sevillano, allí donde esté, me perdone el sacrilegio que acabo de perpetrar al versionar burdamente su obra para airear que hay dos Cataluña: la imaginaria hecha a base de reescribir la historia y amañar la verdad, y otra que labora, piensa y estoicamente pena. Antonio Machado, en 1913, escribió su famoso poema titulado ‘El Mañana Efímero’. Lo dedicó a Roberto Castrovido, eminente periodista y republicano federalista español que moriría en el exilio mejicano en 1941. En ese poema Machado esboza una crítica pesimista de la sociedad española. Nos habla de las dos Españas, de la que ora y bosteza, de la del cincel y la maza y de la contradicción existente entre la devoción y el discernimiento. Han pasado casi cien años desde que el poeta lamentara la existencia de hombres y mujeres aturdidos por falacias. Nos alertó con sus versos de la naturaleza perniciosa propia de gente irascible de ideas fijas y propensas al insulto, la descalificación o la venganza. Las actitudes, declaraciones y posicionamientos de algunos próceres del secesionismo nos sitúan de nuevo ante individuos como los insinuados por Machado. Me inducen a pensar que desean eternizar la anormalidad política, el caos y la existencia de dos tipos diferenciados de ciudadanos catalanes: los patriotas y los indeseables. Y, amigos, lo más trágico que le podría pasar a este pequeño país es que lo que debería ser efímero y fugaz se estanque. La historia nos cuenta que en política, generalmente, todo lo que se estanca tiende a descomponerse o a corromperse.