CATALUÑA EN LA ‘NUBE’
Sequía legislativa y hambruna política es lo único que ha sido capaz de generar el gobierno de la Generalitat a lo largo de los últimos meses. En el Parlamento catalán sólo han hecho acto de presencia cuatro proyectos de ley heredados de la anterior legislatura y retenidos merced a la aplicación del artículo 155. Resulta paradójico que la coalición de gobierno y sus monaguillos de la CUP -invocadores eternos de las esencias del país- sólo hayan aprobado una de ellas y con el fin de intentar legitimar la investidura telemática de un “huido”. Eso sí, decretos sobre la leche cruda los que quieran, paseítos a la cárceles un montón y soflamas insultantes contra la jefatura del Estado o los jueces, también. Nunca los primeros 100 días de un gobierno catalán fueron tan patéticos, agrios y tristes. Nunca los primeros meses de un gobierno de la Generalitat estuvieron tan preñados de conflictos y de propósitos de bronca como estos últimos. Cuando Quim Torra predica descaradamente atacar al estado español está sentando las bases para que otros muchos, aquí y allá, desempolven de nuevo el artículo 155 sin complejos. Cuando Elsa Artadi arremete contra el juez Llarena, uno prefiere pensar que lo hace por bisoñez política y no por estupidez manifiesta. ¿O es que acaso esta señora emperifollada está intentando que la crispación política y el caos de réditos?
Que los próceres del secesionismo tengan cerrado el Parlament a cal y canto a su conveniencia es poco ‘patriótico’ y nada democrático. De aquí a unos días los numeritos y las performances del 11 de Septiembre volverán a ser retransmitidos y comentados por TV3 y Catalunya Ràdio con todo lujo de detalles y mensajes subliminales. Quince días después un remake 1-O sustituirá la Diada y, previsiblemente, las decisiones judiciales devendrán combustible para el motor secesionista. Y sí, amigos, el 27 de octubre Quim Torra podrá utilizar su potestad de convocar elecciones si así se lo ordena su amo, el conspirador de Waterloo. Mientras tanto el conseller Puigneró, harto de ratafía, quiere instaurar la república digital como paso previo imprescindible de la real. De momento piensa ubicarla en ‘La Nube’. El conseller de Interior sueña con multar a los que liberan de plástico amarillo contaminante calles y plazas; Pilar Rahola lleva la paella de arroz SOS a Waterloo mientras Puigdemont asesina al PDeCAT… Y la política en Cataluña por las nubes entre truenos, rayos y centellas. Y la gente corriente y moliente harta de tanto bochorno fabricado por y para cuatro vividores.
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