El blog d'en Joan Ferran

24.9.18

TALIBANES A LA CATALANA




DE BAMIYÁN A SANT JAUME 




Cuando en el año 2001 los talibanes decidieron considerar las estatuas de Buda, ubicadas en el valle de Bamiyán, como contrarias a las enseñanzas del Corán, las volaron con dinamita y disparos de blindados. Historiadores, antropólogos y amantes del arte y la cultura en general se estremecieron al ver como una parcela del patrimonio de la humanidad caía hecha pedazos. Lo cierto es que no es la primera vez en la historia, ni será la última, en la que algunos dirigentes políticos intenten borrar los vestigios de un pasado que no les place. Una pena. 
Observen. La periodista e historiadora Catherine Nixey está batiendo records de venta de libros con su obra ‘La edad de la penumbra’. En ella nos narra cómo el cristianismo liquidó la cultura clásica al destruir más del 90% de los textos científicos y filosóficos de las antiguas Grecia y Roma. En épocas más recientes, en nuestra culta Europa, algunos prefirieron satanizar el jazz, el llamado ‘arte decadente’ y la poesía de los que tomaban partido. Hace apenas un par de años las ruinas de Palmira también soportaron las iras de los “destructores”… Y la cosa sigue.
 Salvando las distancias, estos breves pasajes de la historia que he reseñado me vienen a la mente porque alguien me cuenta que el president, Quim Torra, piensa decorar las estancias del Palau de la Generalitat con elementos más “propios” de la historia de Cataluña, y de su larga lucha por culminar el procés. Vaya, que el vicario del anarquista Puigdemont ha decidido que los frescos con imágenes de los Reyes Católicos deben difuminarse y, en su lugar, aparecer unas pinturas de Torres García. Un servidor de ustedes no sabe si esta información es cierta o no pero, permítanme que les diga, que ello importa relativamente poco. ¿Saben la razón? Porque uno tiene la convicción –y miles de catalanes también – de que es verosímil, de que es posible, que son capaces de cualquier cosa. A Quim Torra le molesta el ‘tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando’. Si de él dependiera, los libros de Don Ramón Menéndez Pidal estarían en el Index librorum prohibitorum por haber osado afirmar que cuando ha existido un poder fuerte, como en la época de los Reyes Católicos, y con capacidad para seleccionar dirigentes, la nación remonta el vuelo en un plis plas. Quizás los frescos de los Reyes Católicos refrescan la ‘otra’ memoria y eso no procede en la Cataluña de las fake news.