‘T’ DE TORPE, ‘T’ DE TORRA
Si alguien cree que excitando al personal a través de la redes sociales se va a llevar el gato al agua, está equivocado. Si alguien considera que con las arengas de la Terribas y las retransmisiones en directo, vía TV3, de las performances independentistas la batalla está ganada, yerra o es un ingenuo. Entorpecer la cotidianidad del país, agitar, o tildar al discrepante de cómplice botifler es fácil pero no conduce a nada. Con la llegada -por otra parte sabida y esperada- de las peticiones de la fiscalía, los prebostes del independentismo han fingido de nuevo. Se han rasgado las vestiduras con aire indignado cuando, a priori, sabían la amarga medicina que les iban a recetar. Y es que amigos, a los jueces no les gusta que les marquen las pautas, ni les chuleen. Tampoco que les presionen con altercados en la calle. A la judicatura no le sienta bien que algunos, obviando la separación de poderes, exijan penas o absoluciones a la carta. Y así estamos. A más de uno de esos indignados le convendría repasar algunos pasajes del catecismo. Sí, aquellos que consideran como requisito para lograr el perdón la confesión de los pecados, el arrepentimiento, la penitencia y, sobre todo el propósito de enmienda.
Y si uno repasa las soflamas, declaraciones y anuncios de los principales dirigentes secesionistas, el propósito de enmienda ni está ni se le espera. ¡Absolución! Gritan al unísono los próceres independentistas, aunque en su fuero interno sepan que es una invitación a lo absurdo. A estas alturas del serial procesista ya nadie cree que aquí no ha pasado nada, que los protagonistas de un lustro de incertidumbres se van a largar de rositas. Pues no, la vida enseña que todo tiene un precio. Alto o bajo, según las exigencias, pero todo se paga.
Las concentraciones en las cárceles donde moran los presos se daban por descontadas. Las movilizaciones, campañas y altercados que se sucederán los próximos días también. Todo ello forma parte de un guión, aparentemente escrito de antemano, en el que la variable se encuentra en un desenlace final que puede ser numérico (155) o negociado con serenidad a lo largo de los próximos meses.
Quim Torra, haciendo gala de su habitual torpeza, dice que ha roto con Sánchez y que los presupuestos los vote Rita la cantaora. Error.
El vicario de Puigdemont en el mundo real cierra puertas. Él y su amo prescinden del pragmatismo y de la inteligencia que se le supone a un dirigente político. Quizás prefieran, o les interese, matar la política y despertar a la bestia.
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