El blog d'en Joan Ferran

15.11.18

                                                 ¿EN NOMBRE DE QUÉ PUEBLO??

 Cuando observo a un político entrar en la brega parlamentaria y atribuirse cariacontecido, con voz afectada, la representación de todo un pueblo, me estremezco. A mi mente acuden imágenes en blanco y negro, fantasmas del pasado y jergas patibularias. Han sido tantos los tiranillos, los sátrapas y caudillos de medio pelo asidos al poder, en nombre del pueblo, que uno se teme lo peor. Uno de los vicios retóricos de Quim Torra, y de su gente, es el recurso continuo a los mantras del ‘poble’ y ‘el mandat’. Es tan reducido y poco imaginativo el relato del Govern, que deviene dificilísimo restablecer en Cataluña un mínimo acuerdo parlamentario. Pero no solo eso, la invocación constante a una voluntad metafísica superior, que ni existe ni se toca, nos lleva a desconfiar del fondo argumental del Ejecutivo, a abortar cualquier intento de recomposición de la concordia. Marine Le Pen, en las elecciones francesas del 2017, aparcó los viejos recetarios del Frente Nacional galo a la búsqueda de un mensaje transversal capaz de maquillar el pasado y modernizar la imagen de su partido. Apostó por un eslogan ‘Au nom du peuple’ que a estas alturas de legislatura ya les debe resultar familiar en lengua catalana. Esta frase se ha convertido hoy en un comodín -aquí y allí- obviando el concepto ciudadanía. La ciudadanía se basa en la igualdad de todos ante la ley sin diferencias de clase, ideología, raza, religión u orientación sexual. Marine Le Pen, al igual que otros por acá, afirma que esa frase “más que un eslogan se trata de una forma de conducta, de una profesión de fe. El presidente de la república es un mero mandatario del pueblo”. En pocas palabras, según la dirigente del FN: Un líder con un destino rígido e inexorable. Umberto Eco decía que una de las características del fascismo histórico era apelar a las clases medias frustradas, desvalorizadas por alguna crisis económica o humillación política y que, en nuestros tiempos, el fascismo encontrará en una nueva mayoría su público a partir de obreros desclasados y viejas clases medias. Habrá que seguir atentos la evolución de nuestra sociedad para no repetir errores del pasado. La actuación de Quim Torra en los plenos del parlamento catalán, la repetición del mantra victimista y la cerrazón ante los presupuestos ‘en nom del poble’, hacen buenas las palabras de Ricardo Mella -libertario ilustre- que hace más de cien años escribió en la Revista Blanca: “Allá va la multitud arrastrada por la verbosidad de los que no llevan nada dentro…” A lo que un servidor de ustedes añadiría: Van de vacío, aunque hablen ‘en nom del poble’.