DEJADEZ COLAU, DESFACHATEZ PISARELLO
Si, ya lo sé. Soy consciente de que la percepción de inseguridad ciudadana no se corresponde mecánicamente con el índice de delitos cometidos. Muchas veces una tranquilidad aparente esconde serios problemas de seguridad. Otras, el vocerío político y el jaleo mediático son simplemente eso: ruido para titulares. Pero en esta ocasión el barómetro municipal no se equivoca demasiado, por mucho que Pisarello nos lo venda edulcorado el cabreo está instalado. Los vecinos de Barcelona están desorden e irresolución de los asuntos pendientes. No les voy a relatar a ustedes los conflictos que generan el Top Manta, el zigzagueo temerario de algunos patinetes y bicicletas o la limpieza precaria. Tampoco les hablaré de las terrazas, los alquileres,los humos y los ruidos. No es preciso confeccionar un inventario de los temas aplazados de la ciudad porque, desgraciadamente, todos ellos son problemáticos. Como en otras ciudades de occidente me dirán. Si, cierto, pero en Barcelona el enquistamiento y la ausencia de soluciones son una constante que, lejos de homologarnos con los mejores, nos paraliza y avergüenza.
El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, despeja responsabilidades en temas de seguridad alegando desajustes en la Conselleria de Interior como fruto de la aplicación del 155 y de las siniestras maldades tejidas por la oposición. El ‘morro’ -permítanme esta vulgar expresión- de Che Gerardo es inconmensurable. Casi un 60% de los barceloneses considera que la ciudad ha empeorado en los últimos tres años. Las expectativas de cambio que generó la llegada de Ada Colau al consistorio se han diluido como un azucarillo en el mar y el ‘postureo’ se ha agotado como fuente abastecedora de propaganda. Colau ha dilapidado su crédito y, por si fuera poco, ha posicionado en su contra a muchos barceloneses. Las izquierdas -los Comunes aun más- siguen sin saber abordar con éxito los contenidos de seguridad, emigración y orden público.
Faltan pocos meses para las elecciones municipales y el gran Pisarello seguirá culpando al maestro armero. Soy consciente de los múltiples vasos comunicantes que existen hoy entre lo municipal, lo identitario y las razones de estado. Todo ello está ahí e influirá en los resultados electorales. Obvio, pero cualquier observador avezado, tentado a evaluar la gestión pública de Barcelona, le endosaría un suspenso al equipo de gobierno de Colau. ¡Ah! Y con un comentario añadido: Impera en la ciudad condal la dejadez, la apariencia y la duda permanente.
Ángel Ganivet nos dejo escrito algo que viene a cuento:” Si en la vida practica la dejadez se hace visible por el no hacer, en la vida intelectual se caracteriza por no prestar atención”. Ada Colau y Pisarello no han prestado atención a las demandas reales de los ciudadanos
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