¿DE QUÉ REPUBLICANISMO ME HABLAN?
De numerito en numerito hasta el descrédito total. Así las gastan la señora de las ‘trapis’ con Jaguar y el galán guasón de las ciento cincuenta y cinco monedas. La estampa de Laura Borràs, Gabriel Rufián y cuatro diputados más atribuyéndose la representación de las sociedades vasca, catalana y gallega es tan improcedente como patética. Estos republicanos de pacotilla, a golpe de esperpento, van a conseguir el milagro de convertir -al menos por un tiempo-a los republicanos de toda la vida en monárquicos funcionales. Dicen no tener Rey, pero lo que no tienen es vergüenza. Porque hay que ser muy osada para criticar a un jefe de estado, que encarna un montón de valores republicanos, mientras se idolatra a un cesarillo de vía estrecha que hace de su fuga un espectáculo. Hay que ser tremendamente cínico para no reconocer como interlocutor a un demócrata de pro, cuando se ha hecho de la mentira combustible para el mangoneo y la supervivencia política. Hay que ser muy felón para prometer paraísos de bienestar, cuando se ha sido colaboracionista facilitando los recortes sociales. Lo tiene claro el veterano Gaspar Llamazares cuando afirma: “Mientras la opción republicana se vea representada en España por el republicanismo de ocasión de los independentistas, la Tercera República Española estará más lejos, transmutada de ideal en una quimera. Porque poco hay más lejano de la República y sus valores que la secesión.” Así las cosas no deja de ser paradójico que los que se reclaman seguidores de valores republicanos hayan sido los que, vulnerando las leyes de la democracia, torpedearon sin pudor la Constitución española y el Estatut de Cataluña. Lo más penoso de toda esta ópera bufa, es comprobar cómo intentan instrumentalizar los ideales republicanos gentes que nunca antes se reclamaron de ellos. Y no deja de ser curioso, también, que el cesarillo de Amer prefiera refugiarse bajo el manto de una monarquía, como la belga, y no envuelto en la bandera de una república… Malas lenguas sitúan a los de corte de Waterloo ronroneando a los pies de flamencos fanáticos. Aseguran, las mismas fuentes, que no brindan con ratafía sino que lo hacen con vodka de garrafa ofrecido por Putin… ¿De qué republicanismo me hablan?
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