LISTAS, LISTOS Y AMBICIOSOS
La reapertura de los restaurantes con terrazas climatizadas da mucho de sí. No sólo desde el punto de vista gastronómico, sino también desde la observación de anécdotas y comportamientos humanos. Confieso que ayer, sentado en una terraza de la Gran Vía Barcelonesa en las proximidades de la Casa Golferichs, disfruté de lo lindo. Mi gozo comenzó con la llegada de Corbacho -el divertido, no el ex ministro- con una troupe dispuesta a filmar y grabar, entre risitas y jolgorio, vayan ustedes a saber qué. Pero lo realmente interesante, para un adicto a la política como un servidor de ustedes, fue la conversación en voz alta que tenía lugar en una mesa cercana a la mía. Un hombre alto y fornido, de cabellos largos y canos hablaba con una señora no exenta de corpulencia. Los decibelios de su charla aumentaban al mismo tiempo con que se vaciaba una botella de vino tinto. Al hilo de sus comentarios fue fácil deducir que su credo político era el nacionalindepentismo. Por la beligerancia verbal del caballero intuí que estaba muy quemado y disgustado. Ella intentaba darle sosiego con buenas y melosas palabras, él replicaba, algo alterado, que en las listas electorales para el 14F no aceptaría ir más abajo del diez. Concluyo su perorata añadiendo que, de no ser así, pensaba contar quienes eran, y lo que habían hecho, algunos de los que pretendían desplazarle en la lista; la mujer insistía en su labor disuasoria, él argumentaba que estaba harto de tanto ninguneo. Real como la vida misma lo que les cuento.
La confección de las listas electorales siempre ha estado acompañada de múltiples circunstancias. Unas tienen que ver con las lógicas discrepancias políticas; otras con las ambiciones y aspiraciones personales. Nunca ha sido fácil compaginar el interés general de un partido con las pretensiones de algunos de sus miembros. La perversión del proceso se da cuando se disfraza de ideología un desmedido apetito personal.
No sé quién es el individuo de cabellos largos y canos que charlaba apasionadamente con aquella mujer rotunda en una terraza de la Gran Vía. No lo sé ni me interesa. Los deje allí hablando de la patria mientras Corbacho -el divertido, no el ex ministro- seguía platicando bajo el enfoque de una cámara.
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