SE EMPEÑAN EN EQUIVOCARSE....
El gobierno que preside Artur Mas anda convencido de que el refrán: “no hay mal que por bien no venga” le cae como anillo al dedo. Veamos. El ejecutivo catalán debía afrontar estos días un tenso debate presupuestario no exento de contestación popular. Los recortes anunciados en Educación, Sanidad y Servicios Sociales habían disparado las movilizaciones y protestas en multitud de centros sanitarios, escuelas y entidades de carácter social. Pero zas! Como quien no quiere la cosa, el cerco y acoso de los “indignados” a la cámara catalana –y la ira de unos pocos sobre los diputados- ha fosilizado el debate y ha dirigido el objetivo de la cámara hacia unos incidentes que han obviado la discusión sobre el contenido de los presupuestos. Los bloqueadores, dicen, pretendían denunciar la maldad de las cuentas gubernamentales, pero el resultado de su acción ha sido otro muy distinto. Lo que hoy satura los informativos de los medios de comunicación y de la prensa escrita es el debate sobre la naturaleza del movimiento 15M, la violencia callejera organizada y las políticas de seguridad. No comparto la osadía del diputado, López Tena, que detecta oscuras maniobras del gobierno convergente para distraer la atención sobre sus políticas de recorte. Mi nivel de maquiavelismo no llega a tanto. Ahora bien, sí que me atrevo a afirmar que los acontecimientos ocurridos en las puertas del Parlament han contribuido a la difuminación del debate, y a que los presupuestos sigan su rumbo sin ser cuestionados ni debatidos suficientemente, fuera y dentro de la cámara. Como colofón a los sucesos de la Ciudadela ya se ha iniciado una agria polémica sobre la idoneidad de los dispositivos de seguridad planteados por la Conselleria d’Interior con objeto de garantizar la normalidad institucional. Dicen que Felip Puig está en el alero. Tanto, que hasta el futuro alcalde, Xavier Trias, ha llegado a cuestionar la efectividad de las medidas y del dispositivo aplicado para la contención de los manifestantes. En fin, si alguien planificó condenar a la clandestinidad la disección del presupuesto 2011 lo ha conseguido. En pantalla sólo hallamos la imagen del manifestante airado, del policía cabreado y del político acosado.
Pero aunque el foco de la atención mediática se haya trasladado momentáneamente a los temas de orden público, no por ello se ha de olvidar la trascendencia que tienen las cuentas de la Generalitat en el futuro inmediato de nuestro país. A mi modesto entender, el gobierno de Artur Mas tenía la obligación de presentar unas cuentas contra la crisis y ha presentado unos números que golpean la cohesión social. Por mucho que los edulcoren, en las cifras que contienen, no encontramos respuesta ni equilibrio, ni prioridades sociales. Son resignados ante los efectos de la crisis e ineficaces en la lucha contra el paro. Son tan insolidarios como imprudentes en la gestión de las finanzas públicas.
Quedan aún algunas semanas hasta su aprobación definitiva pero, durante este espacio de tiempo, urge constatar, para que la ciudadanía no se lleve a engaño, que el gobierno convergente ha colocado a votación unos presupuestos prorrogados que aprovechan la necesaria austeridad para implementar recortes con efectos estructurales en nuestro modelo de bienestar. Nada volverá a ser como antes. Argumentan los voceros del gobierno, y el conseller Mas Collell, que la crisis nos golpea y que los ingresos han descendido. Cierto y obvio, pero conviene recordar que tampoco fueron fáciles las cuentas de los años precedentes (2008-10) y las cosas se hicieron de forma diferente. A estas alturas de la cuestión vale la pena explicar que los presupuestos son lo que sus redactores quieren que sean. Son una elección de prioridades, no están predeterminados. Los actuales, a mi juicio, contienen recortes inasumibles que nos publicitan como imprescindibles pero que esconden una concepción conservadora que lamina conquistas y derechos sociales. En ellos se imponen sacrificios a sectores populares y clases medias, mientras que a los más ricos –Duran dicta- se les obsequia con regalos fiscales.
El portavoz del gobierno, Francesc Homs, justifica la acción del ejecutivo aduciendo que las decisiones que toman han recibido el beneplácito ciudadano en las recientes elecciones municipales. Error, grave error. En cinco meses este gobierno que lidera Mas ha asestado más golpes irreparables a las políticas de bienestar que nadie antes. La percepción directa de estos recortes sobre la ciudadanía comienza a percibirse. No tardara en pasar factura, pero el mal ya estará hecho.
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