El blog d'en Joan Ferran

19.12.12

UN BIENNI FOSC ?








¿HACIA UN “BIENIO OSCURO”?



La historia de los pueblos de España es  prodiga en bienios y sexenios. Quizás por ello los bautiza, les pone nombre, los califica. Así hemos podido estudiar, bajo el epígrafe de “bienio progresista”, ese par de años comprendidos entre julio de 1854 y julio de 1856 en los que el Partido Progresista laboro para reformar y modernizar, bajo el cetro de Isabel II, el sistema político español. Durante ese bienio se prosperó en el terreno de las libertades de expresión, imprenta y asociación. Emergieron los partidos republicanos y el incipiente movimiento obrero comenzó a caminar y luchar con seguridad. También se avanzó en el ámbito de las reformas económicas…
Otro bienio digno de mención, desde una óptica modernizadora, fue el denominado “reformista” o “reformador”. Es el comprendido entre los meses de abril de 1931 y 1933.Durante este periodo se gestó la Constitución de 1931 y se acometieron profundas reformas en el ámbito militar, religioso, autonómico, agrario y educativo. La coalición republicano –socialista, presidida por Manuel Azaña, se esforzó de sobre manera para sacar al país de su atraso. Pero… ¡Ah! También existen agujeros y regresiones en nuestra historia contemporánea. El “bienio negro” de los años 1933-1935 está ahí, en los libros de texto. Lo gestionaron las gentes de Alejandro Lerroux y la derecha nacional-católica de la CEDA como avanzadilla de la rebelión militar que vendría después . Por cierto, fueron un par de años no exentos de sobresaltos como la Revolución de Asturias de 1934, o la proclamación, por Lluís Companys, de un efímero Estat Català en el seno de la República Federal Española.
Pues bien, todos estos bienios tienen un denominador común: fueron adjetivados con posterioridad por analistas e historiador puesto que, “a priori”, era imposible prever su permanencia temporal, su crono. Hoy en cambio, merced al pacto entre CiU y ERC, podemos aventurarnos y afirmar que nos hallamos ante la crónica de un bienio anunciado. Sí, tenemos en perspectiva dos años de tregua parlamentaria en la que –a pesar y por encima de la crisis- la política va a girar alrededor de una consulta difusa tras la cual no se adivina nada concreto.
El elemento más destacado de la legislatura, que acabamos de estrenar, es que lleva impresa fecha de caducidad mientras la crisis deambula como un elemento secundario para los “esforzados” pactistas.
Mucho me temo, amigos lectores, que este va ser el “bienio oscuro” -el bienni fosc”-. Un par de años sin soluciones para los problemas sociales que nos torturan y mucha retórica itaquiana. Una época con liderazgos débiles, con un parlamento fragmentado, con una ciudadanía disgustada y desorientada que ve como peligran tres décadas de cohesión social…Y, todo ello, como colofón de un irresponsable sueño de tarde de verano y un mal cálculo electoral.