El blog d'en Joan Ferran

14.5.19

SON PENOSOS





LLORONES SIN CLASE 


 Hubo un tiempo en este país en el que mínimamente se respetaban las formas y se interaccionaba con el adversario político sin demasiados complejos. Alguien lo llamó cortesía parlamentaria y formaba parte de la cotidianidad de las relaciones políticas. Si prefieren simplificarlo un poquito podríamos llamar a esa forma de actuar respeto y ‘buena educación’. Saludo, charla o el hecho de compartir una comida o un café, no implicaba para nadie dejación de principios ni delito de lesa patria. A la vista de algunas actitudes y posicionamientos parece que esos hábitos se han perdido. En el Parlament de Cataluña se ha producido un cambio climático sin precedentes rico en tempestades, granizo y aguaceros fuera de control que no auguran nada bueno. Saltarse a la torera determinados ritos y normas de reciprocidad, asentadas en la práctica a lo largo de los tiempos, podrían deteriorar aun más la asfixiante atmósfera del hemiciclo hasta convertirla en irrespirable. Estas líneas que suscribo se inspiran en la polémica generada alrededor de la posible condición de senador de Miquel Iceta y de su hipotético camino hacia la presidencia del Senado español. No voy a entrar, al respecto, en consideraciones de índole reglamentaria ni en la interpretación de la normativa aplicable. No, tan solo pretendo señalar la evidente ausencia de ‘nivel’ de algunos de nuestros políticos en activo. Actúan como niños llorones amarrados a un juguete. Falta sabiduría, experiencia y sobre todo clase. Salvando las distancias, aun recuerdo con emoción como el pleno de la cámara catalana recibió, aplaudiendo en pie, el regreso al hemiciclo de un diputado del PP que logró superar una grave enfermedad. Aquello, amigo lector, más allá de la clásica cortesía parlamentaria era un acto de humanidad. Me pregunto, a la vista de la fauna que nos circunda, si eso sería hoy posible.