UNA CARTA PARA CORBACHO
Hola Celes:
No voy a cometer la torpeza de llamarte oportunista, traidor, chaquetero ni nada por el estilo. No sería correcto por mi parte. Hemos compartido mil vicisitudes políticas y no me siento con ánimos para diseccionar las ideas y las razones que te empujan a compartir discurso con Albert Rivera. Sospecho que a Manuel Valls también le viene cuesta arriba hacerlo, pero eso es tema para otra ocasión. Allá cada cual con su conciencia y con los motivos que le impulsan a actuar en un u otro sentido. Son muchos los que han escogido la senda de la trashumancia política a la búsqueda de nuevos pagos. Los hay que lo han hecho con dignidad, otros no tanto. Recuerdo, con nostalgia, cuando solíamos bromear a costa de Ferran Mascarell… Siempre he considerado que el ser humano hace bien en reflexionar sobre lo que siente y, si procede, corregir o modificar las bases de su pensamiento y de su actuación. La evolución y el cambio son buenos cuando emanan de un acto de honestidad intelectual, jamás cuando obedecen a bajas pasiones o intereses crematísticos. Espero y deseo que tu opción sea fruto de la coherencia y la decencia. Respeto, aunque no comparto, tu nueva ubicación ‘ideológica’ en el tablero político. Incluso la puedo entender como consecuencia de un determinado análisis político, pero no me parece de recibo tu vía participativa en la lista de Ciutadans. Su líder máximo, a lo largo de los últimos meses, ha mostrado simpatías a pensamientos e ideas que tú siempre denostaste. ¿Ahora no? Pero dicho esto, he de confesarte lo que realmente me molesta de tu decisión. Me preocupa lo que puedan pensar los miles de hombres y mujeres que a lo largo de los años, de muchísimos años, han confiado en ti como candidato a cargos institucionales como alcalde o diputado. Me dolería mucho que todas esas personas llegaran a la conclusión de que en política las ideas y las convicciones son volátiles, las lleva el viento, que no vale la pena participar.
Insisto amigo Celes, no te reprocho que pienses distinto y lo manifiestes a tu antojo ¡Faltaría más! Si no que entre todos confundamos aun más a los ciudadanos de buena fe. Nada más terrible que esa máxima que surge de las entrañas del pueblo y que dice: ‘todos son iguales’ buscan poder y dinero. Tú eras la ortodoxia con experiencia de gobierno y yo la heterodoxia con espíritu de contradicción. Tú aupabas a Susana, yo a Pedro… Pero en medio de esas diferencias entre compañeros creo recordar que, en más de una ocasión, te comente que la riqueza de un político también reside en saber conjugar coordenadas como oportunidad, espacio y tiempo. Y ahí has fallado. Lo siento en el alma Celes. No te veo de concejal de Barcelona ni jugando en el equipo que va a dar sus votos a Albert Rivera (tampoco a Manuel Valls).
Pero volvamos a lo realmente importante. Me preocupa, visto lo visto, cómo explicar a la gente que en política las ideas y convicciones no son humo ni fuegos artificiales; que el tránsito de derecha a izquierda, o viceversa, huele a chamusquina cuando es automático.
No puedo desearte suerte en tu nuevo proyecto personal. Solo puedo mandarte un fuerte abrazo.
Joan
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