…Y EN VOX TE CONVERTIRÁS
No pretendo ser agorero pero de extrema derecha reaccionaria la hay, la hubo y siempre la habrá. Está presente en nuestras calles e instituciones por mucho que, cuatro mozalbetes encapuchados, se empeñen en gritar y embadurnar paredes con slogans ‘antifascistas’. Estamos, desgraciadamente, ante un fenómeno de ámbito mundial. De reaccionarios ultraderechistas los hubo antes de que Hitler y Mussolini llegaran al poder, de que Franco se sublevara contra la República o de que Ian Douglas Smith declarase unilateralmente la independencia de Rodesia. Jean Touchard, en su ya clásica obra ’Historia de las ideas políticas’, nos contaba como Charles Maurras, en Francia, difundía su ideología mediante Action Française; o como Gabriele d’Annunzio predicaba las bondades de la República del Fiume a principios del siglo XX. En España el integrismo reaccionario lo hayamos tanto en el carlismo del XIX como en el Partido Nacionalista Español del doctor Albiñana, tanto en los escamots de Dencàs y Badia como en la prédica de Vázquez de Mella…
Para referencias solventes acerca del pensamiento reaccionario, o la extrema derecha española o europea, les remito a la obra escrita de profesores solventes como J.L. Rodríguez o Ferran Gallego.
Insisto, extrema derecha la hubo y la habrá. Y VOX no deja de ser una reencarnación actualizada de aquella vieja filosofía reaccionaria de la política y la vida que reaparece en tiempos de zozobra. Pero, al hilo de lo expuesto, permítanme una precisión: El peligro no radica en la presencia y la actividad de VOX, sino en la mutación que provoca en otros. Me explicaré; entre las filas del llamado constitucionalismo español encontramos a socialistas, liberales, democristianos, izquierdistas e, incluso, nacionalistas periféricos moderados. Todos ellos están inmersos hoy en una carrera por conseguir un buen rédito electoral en las próximas elecciones.
Legitimo pero… ¡Ay! El auge y éxito mediático de VOX ha generado en algunos deseos de emulación y mimetismos varios. Tanto es así que, más allá de pactos alcanzados en Andalucía, tanto Rivera como Casado han adoptado el lenguaje bronco de la extrema derecha y de su líder Abascal. Sí, ese lenguaje que menta la sangre, el terrorismo, la traición y la falsedad entre otras lindezas. Fatal, abandonar el centro político y la ponderación es fácil, volver a él es complicado porque la ciudadanía tiene memoria y encasilla. El problema de fondo no radica en los posibles pactos entre las fuerzas de derecha españolas, sino en la asunción, por parte de Cs y Partido Popular, del discurso, los planteamientos y el fondo ideológico de VOX. Recuerdo aquel viejo refrán español que reza: ‘Dime con quién andas y te diré quién eres’. Desgraciadamente parece convertirse en realidad.
Si Rivera y Casado siguen actuando como hasta el momento presente, dejarán de ser derecha civilizada y moderna homologable con otras europeas. Han iniciado la senda que les lleva a convertirse en un sucedáneo de VOX. Una pena.
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