CAYETANA, CÁLLATE
Hubo un tiempo en este país en el que poseer un título nobiliario, o ser aristócrata, se llevaba con más decoro, educación y clase que ahora. Pienso, por ejemplo, en Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, duquesa de Medina Sidonia, escritora e historiadora. La llamaron “la duquesa roja” merced a sus principios e ideales democráticos y a su oposición a la dictadura franquista. Gran mujer aquella que incluso defendió en su momento la revolución cubana. Y qué me dicen ustedes de José María de Areilza, conde de Motrico, cofundador de la UCD, secretario privado de Don Juan y figura relevante de la transición democrática. Estoy seguro que a estos aristócratas, y a otros muchos más, les incomodaría sobre manera la inclusión de doña Cayetana Álvarez de Toledo entre los de su, llamémosle, ‘clase’. La marquesa de Casa Fuerte ha demostrado hoy, en el Congreso de los Diputados, ser una buhonera de lengua sucia. Se equivoca el PP mirando hacia atrás con ira. Se equivoca la marquesa de Casa Fuerte, pero de lengua sucia, resucitando el fantasma del FRAP, increpando de esa manera a Pablo Iglesias. Debería saber esa marquesa de lengua sucia, que las últimas ejecuciones del franquismo -27 de septiembre de 1975- llevaron a la tumba a tres miembros del FRAP. De nada sirvieron las gestiones de Pablo VI, Nicolás Franco y Olof Palme, entre otros, para que se conmutaran las penas... Eso ya es historia pasada y no voy a caer en la tentación de desenterrar la hoja de servicios al franquismo, y a la extrema derecha, que atesoran muchos de los correligionarios de Cayetana, esa marquesa con lengua sucia. VOX, y la susodicha, han introducido en la cámara de diputados un léxico guerracivilista altamente nocivo para la democracia. Calificar al gobierno Sánchez-Iglesias como socialcomunista es, además de erróneo conceptualmente, una demostración de cuál es la verdadera naturaleza que ocupa el pensamiento, no sólo de VOX, sino también de los sectores del PP afines a Casado: Pensamiento negro, dialéctica burda, instintos primarios.
Sería deseable, para la buena marcha de las instituciones democráticas, que alguien de la “casta” de la marquesa le dijera: Cayetana, cállate, no seas boluda.
CAYETANA Y SU CATANA
A Cayetana Álvarez
de Toledo, marquesa de Casa Fuerte, le va el uso de la catana. Lo suyo no es
fina esgrima aprendida en aristocráticos salones sino mandobles incontrolados
al estilo mameluco con rotura de jarrones, lámparas y mobiliario. No teman, no
voy a echarle un cable a un vicepresidente con coleta, ni a glosar la lucha contra la dictadura. No
es preciso. Las redes sociales van llenas con los tweets de Errejón, Montero y
mil más. Voy, eso sí, a plantear a los constitucionalistas en general, y a los
votantes del PP en particular, una pregunta/reflexión: ¿En esta situación de crisis
sanitaria y social, a quién beneficia la crispación política? Les avanzo mi
respuesta. El actual clima de tensión alimenta a los que viven en los márgenes,
a los que se sitúan en los extremos, e, incluso, a los que procuran el derrumbe
de nuestra arquitectura constitucional. Populistas de todo pelo, e
independentistas varios, se frotan las manos contemplando como lo que debería
ser la columna vertebral del sistema democrático español, se pinza con dolor.
Todo el mundo sabe
que Cayetana es un verso suelto, con agenda propia, a la que le gusta sentirse
la vedette del plató parlamentario. Nada que objetar al respecto más allá de la
preocupación por el deterioro del cosmos constitucionalista apuntado con
anterioridad. Eso sí, alguien, con autoridad política en el mundillo “popular”,
debería llamar la atención a la marquesa. Las actuaciones ‘estelares’ gustan a
una franja de votantes conservadores que vive a caballo entre VOX i el PP, cierto,
pero dificultan la proyección de Casado como alternativa, y escoran al PP hacia
posiciones poco homologables con la derecha europea más civilizada. Y eso tiene
un precio, a no ser que se persiga una fusión a medio plazo con VOX.
La catana de
Cayetana, lejos de herir a Iglesias, ha cercenado la imagen que pretendía
proyectar Pablo Casado. Ella es la vedette y él el telonero.
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