El blog d'en Joan Ferran

9.5.20

NUESTROS MONSTRUOS




DOS PULSIONES PARA NO DORMIR   


 Hace unos días el veterano periodista Rafael Jorba nos contaba, en un artículo para El Periódico titulado ‘Pornografía política’, que el descrédito de los partidos y el auge del proteccionismo de los estados podía dar como resultante un fortalecimiento de los nacionalismos populistas. Entiendo que Rafael Jorba incluye en ese cosmos populista, tanto a la extrema derecha ultra españolista, como a los colectivos más sectarios del independentismo catalán; si esos que juegan a sustituir el “Espanya ens roba” por el “Espanya ens mata”. Considera también el periodista que el drama sanitario que azota a media humanidad puede servir para que algunos se atrevan a plantear soluciones de corte autoritario, mientras otros, predicadores de un Shangri-la con barretina, intenten vendernos una supuesta república en la que no existan la pobreza ni la enfermedad. Dos peligros nos acechan: la pulsión autoritaria y la pulsión nacionalindependentista. Pues sí amigos, la extrema derecha está aquí, habita entre nosotros y se manifiesta diciendo que recupera la España de siempre. No plantea el regreso a una dictadura carismática, ni vertebrar un estado corporativo, tampoco pretende resucitar Educación y Descanso. Nada de eso. Persigue, eso sí, establecer un conjunto de valores regresivos y reaccionarios; pretende que la ciudadanía se desentienda y rechace el camino democrático recorrido por nuestra sociedad en lo referente a libertades y derechos individuales. Lo hace sin reproducir en exceso la estética del pasado. Se nutre de las imperfecciones -que las hay- de la democracia española, excluyendo de la nacionalidad a los que no piensan como ellos, exagerando elementos diferenciales que se sustentan en planteamientos xenófobos, reeditando un anticomunismo trasnochado. En España esa pulsión autoritaria se encarna en VOX, en sectores inmovilistas del PP y en algunas covachas mediáticas. Los adictos a ambas pulsiones precisan situaciones y conflictos sociales similares a los que manejó el fascismo en los años veinte. Necesitan la bronca y el miedo, necesitan culpabilizar al discrepante. Y si el gobierno de turno navega en aguas procelosas, mucho mejor para ellos. Crecen con el caos… Lo suyo es una protesta continua que amaga, en el caso de VOX, propuestas pensadas para introducir reivindicaciones en la agenda política de la derecha liberal, para acabar chantajeándola, amenazándola, con dejarla caer al pie de los caballos izquierdistas. La pulsión autoritaria como la nacionalindependentista tienen en común la necesidad de construir espacios simbólicos, imaginarios colectivos, que sirvan para que sus fieles se sientan arropados, seguros. La extrema derecha, y el nacionalindependentismo también, siempre han intentado instaurar un sentido de pertenencia a una patria que mora más allá de la legitimidad democrática. Vienen tiempos de cambio y zozobra. Urge que los herederos de la ilustración, los amantes de la democracia y del estado de derecho, actúen y piensen coordinadamente. Los partidos con cultura de gobierno están obligados a entenderse. Los otros están ahí, acechando.