LOS PINTORESCOS DEL ‘PROCÉS’
Si a nuestros nietos, o a los hijos de nuestros nietos, algún día les da por repasar la vida y milagros de los personajes más pintorescos de nuestra década, se van a reír un buen rato. Descubrirán que en la Cataluña del ‘procés’ vivió un hombre -al que llamaban Joan ‘Bonanit’- que apostado a las puertas de una prisión daba las buenas noches a unos internos condenados por delitos de sedición o alteración del orden público. Nuestros futuros estudiosos seguramente revelarán que aquel entusiasta patriota, megáfono en mano, desistió de su actitud al comprobar que sus homenajeados comenzaban a disfrutar de unos beneficios penitenciarios que les permitían pernoctar en su casa. No se sabe si las nuevas circunstancias generaron en Joan ‘Bonanit’ satisfacción o frustración por falta de objetivos. Pero a poco que sigan tirando de hemeroteca comprobarán que la nómina de los pintorescos del procés era larga y extensa. Repararán, sin duda, en una monjita semi laica amante del tango y enamorada -se supone que platónicamente- de un tal Mas al que, las malas lenguas, le endosan el inicio del desbarajuste catalán. Verán los investigadores que la susodicha religiosa atendía al nombre de sor Lucia Caram, definiéndose a sí misma como ‘la monja cojonera’. Adicta a la pantalla no les será extraño encontrar su imagen en los archivos de Operación Triunfo... Pero el personaje más pintoresco de todos, el más histriónico y omnipresente de toda la etapa procesista será el de una señora llamada Pilar; ‘La Rahola’ para amigos y enemigos, para contertulios y detractores. Ella constará como carta de ajuste, créditos, voz en off, biógrafa, experta, predicadora camuflada y ‘Red Bull’ televisivo para cuando las fuerzas del independentismo flaqueaban… Nuestros nietos, o los hijos de nuestros nietos, la identificarán como la pobre muchacha desvalida que no tenía ni para pipas y no llegaba a fin de mes con unos miserables seis mil euros. Leerán que se acercó a la Meridiana para cortar solidariamente el tráfico porque la Meridiana no acudió a ella a la búsqueda de una paella.
Y doy fe de que si nuestros nietos, o los hijos de nuestros nietos, siguen empeñados en catalogar todo lo friki y pintoresco que ha parido el ‘procés’ también deberán listar a los Cuevillas, Talegones, Cotarelos y otras hierbas. ¡Uf! Que lata.
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