No me lo puedo creer. La profesora Elisenda Paluzie propone a los feligreses de la ANC que, el próximo 11 de septiembre, se manifiesten masivamente asediando un centenar de edificios de titularidad estatal ubicados en diversas localidades catalanas. Luego invita a los concurrentes a confluir en una gran manifestación a celebrar en la ciudad de Barcelona. La lista de despropósitos y propuestas estrambóticas de esta mujer parece no tener fin. Un servidor de ustedes no tiene intención de plasmar, en este articulo, episodios tristes de la historia de este país en los que la universidad estaba tutelada por rectores adictos al régimen. Lo saco a colación porque, recientemente, la señora Paluzie lanzó una fatua, con intenciones aviesas, contra catedráticos supuestamente ‘unionistas; pero de eso hablaremos en otro momento…
Todo parece indicar que la ANC hará caso omiso a las advertencias formuladas por insignes profesionales del mundo sanitario -como el jefe de epidemiologia del Hospital Clínico, Antoni Trilla- que alertan del riesgo de un rebrote contagioso en cualquier tipo de manifestación masiva y, también, de las dificultades para garantizar en actos multitudinarios las medidas de seguridad. La actitud evasiva de Paluzie al respecto la acredita como socia de honor del aberrante club de los negacionistas confesos. Sí, de ese que ningunea el peligro de contagio y se oculta bajo el paraguas de la libertad de manifestación. Elisenda Paluzie se sitúa a la altura del curandero leridano, Josep Pàmies, que hace pocos días congregó a más de mil personas, sin medidas de seguridad ni distancias, en Sant Pere de Ribes. El de Balaguer convocó el acto a través de la entidad ’Dolça Revolució’. Paluzie hace lo mismo desde la ANC y sus difusores mediáticos habituales. En este club de gentes descreídas, y escasamente preocupada por la expansión de la pandemia, también milita Miguel Bosé.
Visto lo visto es evidente que, algunos sectores del independentismo irredento, tienen el sentido común en la UCI. Patético y peligroso.
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