27S ICE CREAM
Permítanme, aunque sólo sea por unas horas, huir de la caja tonta soberanista , de las atalayas Albiol, de las estudiada sonrisa de los Rull y Turull. Permítanme el ejercicio de una ‘boutade’ veraniega sin otro objetivo que el de refrescar una atmósfera que, en pocos días, promete devenir asfixiante.
Desde el paraíso terrenal temporal que son las vacaciones les invito a una actividad inofensiva, naíf y refrescante. Les propongo jugar a imaginar qué tipo de helado, qué sabor, asociarían ustedes a las distintas formaciones políticas que piensan concurrir a las elecciones del 27S.
Venga, anímense, no se corten. En las sobremesas de verano conviden a sus amigos a participar en este juego no exento de malicia. Les aseguro que se sorprenderán y reirán un ratito. Por ejemplo a un servidor de ustedes la lista electoral que encabeza el ecocomunista Romeva, para blanquear CDC y amagar los recortes de Mas-Junqueras, me sugiere un helado de tutti frutti de sabor amalgamado sin color definido y con un toque de ratafía casera.
En cambio, la lista que encabeza el señor Rabell me lleva a pensar en un helado de ron con pasas. Sí, de ron añejo cubano y pasas de Corinto. Todo un clásico que saben saborear, mejor que nadie, la gente con Memoria Histórica.
Prosigamos. El sabor Albiol no me cabe en una tarrina. Debe ser paladeado en cucurucho alargado con capacidad para dos bolas. Lo suyo es la nata en todas sus acepciones y modalidades… Nata, pura nata.
Para los chicos y chicas de Espadaler y Unió (auténtica) nada más oportuno que asignarles una buena ‘crema del cielo’ al estilo del Palace. A saber: crema americana coloreada con unas gotitas de azul para darle un toque celestial.
¿E Iceta? ¡Ah! El bueno de Miquel es puro helado de fresa con tropezones. Obvio. Los frutos rojos del bosque ya no se estilan, se llevan más en sorbetes y pastelería. Ya saben, la fresa combina con todo y es un producto que viene cultivandose de Huelva al Maresme. Por cierto, permítanme un recuerdo para Joaquim Sabina que canta aquello de: “Pezón de fresa, lengua de caramelo, corazón…”.
Para Inés Arrimadas y sus conciudadanos reservo una copa de esas anchas a lo pompadour; sí, de esas que permiten juegos de colores y sabores alrededor de una bola de ‘torroncino’ coronada por un pequeño paraguas de papel plegable. El ‘torroncino’ liga bien con el marrón glasé, los almendrados y el moka…
¡Cuánta variedad! ¡Es tan amplia la carta, tan diversos los sabores! Sí, pero tan calórico todo ello que más de uno está meditando en tirarse a los granizados, con perdón
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