MANIPULADOS Y MANIPULADORES
Vivir para ver. Las cámaras de una cadena de televisión penetran en un recinto universitario catalán donde un centenar de estudiantes permanecen sentados en señal de protesta. Los jóvenes, tan pronto como se dan cuenta de que son protagonistas de una hazaña objeto de filmación, vocean. Una cantinela surca el aire: ‘¡Prensa española manipuladora!’ Pocas horas más tarde, en una concentración supuestamente familiar y pacífica, varios reporteros se ven obligados a abandonar su tarea profesional porque la misma cantinela viene acompañada, en esta ocasión, de lanzamiento de objetos, pelotas, latas de cerveza o botellas llenas de agua. Días antes una corresponsal tuvo que eliminar de su cabello la goma de mascar que le colocaron unos energúmenos; otra profesional soportar que la rociaran con una bebida azucarada mientras la insultaban. En múltiples ocasiones los periodistas han tenido que convivir con gestos obscenos, exabruptos de diversa índole y flamear de banderas protagonizados por mozalbetes desbocados…
No me he caído hace cuatro días del guindo. Sé perfectamente qué tipo de servidumbre se cuece en algunos medios de comunicación a cambio de subvenciones, publicidad o financiación. Sé también que la objetividad absoluta existe menos que la república catalana y que, a veces, la autocensura funciona para no complicarse uno la vida. De acuerdo, pero eso de permitirse el lujo de amedrantar y escarnecer a profesionales en el ejercicio de su función no es de recibo.
Lo más triste del caso es que esos que vociferan contra las cadenas estatales están tan ciegos que son incapaces de detectar cómo les están manipulando haciéndoles creer que están reescribiendo la historia, que lo suyo es épico y transcendente. Hay que vivir en otro universo, o estar abducido, para no darse cuenta de que la radio y la tele pública catalana son el paradigma de la manipulación informativa. Sí amigos, manipulan al servicio de intereses mezquinos y ya no respetan ni a los de su propia cuerda que osan discrepar. Escandaloso ha sido el seguimiento informativo de las violentas manifestaciones acaecidas en Barcelona; como escandalosos son los comentarios de gente omnipresente en pantalla como la Rahola o Toni Soler; triste la demonización de la labor de los mossos… Patético, untuoso y penoso el masaje realizado por Vicente Sánchis a Quim Torra… ¿Quién manipula? Muchos catalanes han optado -y hacen bien- por el zapping como antídoto para sortear la deformación de la realidad y el mensaje subliminal que lanzan los medios controlados por la facción más sectaria del Govern. Y todo ello ocurre mientras un puñado de indolentes adolescentes y unas ‘tietes’ ociosas siguen coreando la cantinela: ‘Prensa española manipuladora…’ Paradojas de la política.
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