EL CRUZADO MÁGICO
No, no teman. No pienso venderles un sujetador sin aros, Playtex Cruzado Mágico, ni nada que se le parezca. Tampoco les hare propaganda de aquel cómic erótico español de los años ochenta que llevaba por título: ‘Las aventuras del Cruzado Mágico’. Nada de eso. Pretendo tan sólo llamar su atención sobre una de esas paradojas políticas, dignas de estudio, que se producen en este país. Eso sí, voy a pedirles que reflexionen acerca del contenido de los mensajes con los que nos bombardean los prohombres y las cúpulas de ERC y JxCat. Observen, por ejemplo, que en el vértice de los ex convergentes puigdemontistas ha anidado un intransigente radicalismo verbal, un discurso y unas exigencias que para nada facilitan el acuerdo o el dialogo. Los Torra, las Noguera o Borras de turno andan empeñados en denostar todo lo español, al tiempo que insinúan que los republicanos son unos flojeras dispuestos a vender su alma al jacobinismo. Paralelamente, todo parece indicar que en el núcleo director de ERC algunos dirigentes están dispuestos a negociar salidas e intercambiar ideas sin tantos apriorismos y líneas rojas. Me dirán ustedes que los cabecillas de las cúpulas mencionadas se mueven en función de intereses partidistas o de supervivencia personal, seguro que sí. Pero lo chocante, a ojos de cualquier observador avezado, es comprobar la existencia de un curioso cruzado mágico. La fogosidad y el verbo intransigente de los dirigentes de JxCat está más cerca del ímpetu de las bases de ERC que de las suyas y, en cambio, el talante negociador y pactista de algunos republicanos conecta mejor con las pulsiones de los militantes de base de la vieja Convergencia. Vivir para ver. Y, así las cosas, no es extraño contemplar como burguesitas de abrigo Moncler, o Jaguar en la puerta, juegan a ser la Pasionaria mientras viejos luchadores como Joan Tarda -forjados en cien batallas e inspirados en lo mejor del PSUC- sufren inmerecidamente escarnio. Amigos, hemos entrado en una época de ‘cruzados mágicos’ en los que se echa a faltar la coherencia y el sentido común.
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