El blog d'en Joan Ferran

21.4.21

PARA ANTES O DESPUES DE SANT JORDI.....

 

¿Para qué leer libros separatistas si puedes leer calidad?

PABLO SE METE DONDE NO DEBE

 

 
 PABLO ,TU A LO TUYO...


 En campaña electoral a Pablo Iglesias le pasa lo mismo que a las avispas cuando aprieta el calor de verano: multiplica su actividad y afila el aguijón. Tanto es así que con el ir y venir de los discursos, a veces, se mete en una fiesta en la que no ha sido convidado y da la nota. No deja de ser curioso que en plena contienda madrileña, y con unas encuestas nada halagüeñas, el dirigente podemita intente sentar cátedra sobre el tipo de pacto político que le conviene a Cataluña para salir del laberinto y la crisis. Vía tweet, luego en un contacto con la prensa, el ex vicepresidente español nos dice que “en Cataluña debería haber un gobierno de las formaciones claramente de izquierdas. ERC debería asumir el liderazgo junto a nosotros y la CUP, y demostrar que se puede defender cualquier posición política legitima...” Remató la jugada pidiendo que el PSC diera apoyo externo a ese hipotético gobierno de izquierdas. Discrepo de Iglesias no solo con el contenido de su propuesta sino también acerca de la oportunidad de la misma. Suponer, como hace Pablo, que ERC es un partido de izquierdas es mucho suponer. La pésima gestión gubernamental de los republicanos y las alianzas con los neoconvergentes indican todo lo contrario. Los de Junqueras se han convertido en una formación acuosa, incolora e insípida, metida en un frágil envase de cristal que luce una etiqueta independentista. C´est tout. Pero hay más amigos, pretender que el bueno de Pere Aragonès ejerza un liderazgo, que a todas luces no posee, es una entelequia. Le temblaron las piernas con la elección de Laura Borràs como presidenta del Parlament, y con el asunto Cuevillas tres cuartos de lo mismo. Para otra ocasión dejo la radiografía de la CUP y ese eufemismo consistente en declarar que esa propuesta de coalición puede defender cualquier posición política legitima (sic). No se quien aconseja al camarada Pablo respecto a la situación política catalana. Ignoro si sus asesores aúlicos son Jaume Asens o Gerardo Pisarello y si, tras ellos, hay alguna apuesta de futuro que desconocemos. El paso del tiempo nos sacará de dudas. Mientras tanto no les iría mal a todos ellos recordar que el ganador en votos de las últimas elecciones catalanas fue Salvador Illa. Por otra parte huelga decir que lo que se espera de un colega de gobierno no es lo predicado por Pablo Iglesias, sino más bien todo lo contrario. El más elemental sentido del decoro y de la colaboración entre socios debería llevar al cosmos podemita a pedir que los republicanos apoyaran a Illa. Ustedes me perdonarán pero cada vez que desde el entorno de Comuns y Podemos surgen propuestas, como las aventuradas por Pablo Iglesias, me viene a la mente el exitoso libro de Alejo Schapire ‘La traición progresista’. En él argumenta la tesis de que “la izquierda alternativa como Podemos, es gente que siempre ha vivido del estado, de las universidades, no están en contacto con el mundo del trabajo, con el trabajador medio”... El autor también sostiene la idea de que esa izquierda que nace en las universidades centra su acción en movimientos minoritarios para pescar en electorados que se sienten agraviados. Quizás de esa concomitancia que señala Schapire, entre la autodenominada izquierda alternativa y los nacionalismos, nacen las propuestas de Iglesias y los clásicos arrumacos de Jaume Asens hacia los independentistas. Los tweet muchas veces los carga el diablo; cierto, pero también la prepotencia, la insensatez y el engreimiento. Quizás por ello Ada Colau, curandose en salud, ha cerrado su cuenta en twitter.

PONGAMOS QUE HABLO DE MADRID

 

MADRID Y LA TRAMPA DE LAS PALABRAS.



 Hay palabras que resucitan. Mejor dicho, hay quien está dispuesto a hacerlas resucitar para que recuperen su carga emocional más perversa, para convertirlas en monstruos amenazantes. Los que apuestan por esa maquiavélica resurrección, lo intentan alimentando contenidos que el paso del tiempo había conseguido desactivar o atenuar. Así las cosas, en la campaña electoral madrileña los estrategas de Isabel Díaz Ayuso no han dudado en difundir un vergonzoso eslogan que reza: ’Comunismo o Libertad’. Anteriormente jugaron con la variante ‘Socialismo o Libertad’. Afortunadamente, al bueno de Ángel Gabilondo no se le ha ocurrido contestar con la no menos famosa expresión: ‘Socialismo o Barbarie’ utilizada por primera vez por Rosa Luxemburgo retomando unos escritos de Friedrich Engels. Algunos escribas y tertulianos vinculados a la derecha mesetaria, como Graciano Palomo, han remachado la jugada afirmando sin escrúpulos que:” El comunismo ha vuelto a España. Al Gobierno, el único país de la Unión Europea que tiene esta ideología incrustada en el poder...” Escaso bagaje argumental debe de haber en la derecha mediática cuando, para herir a las izquierdas, se echa mano de una manifestación del PCE, que enarbolaba banderas rojas y retratos de Lenín y Stalin, para afirmar que la dictadura del proletariado vuelve. A estas alturas de la película, sacar a pasear el espantajo del comunismo no deja de ser una futileza carente de sentido, un despropósito. No en vano, el trovador cubano, Silvio Rodríguez, en su álbum ‘Reino de todavía’ nos canta una estrofa que viene a cuento; aquella que dice: “Nadie sabe qué cosa es el comunismo...” Más acorde con la realidad sería, que esos propagandistas del ayusismo aseveraran que lo suyo es una apuesta por los bares abiertos y el paraíso fiscal, frente al intervencionismo de los ‘progres buenistas’. Tres cuartos de lo mismo para aquellos que, desde la izquierda más extrema, ven fascistas emboscados en cualquier parte, y sienten la irrefrenable necesidad de combatirlos a pedradas en la calle. La trampa de las palabras se ha activado y conceptos que perdieron su energía negativa la están recuperado. No se si la salida de Pablo Iglesias del gobierno de España obedece a una decisión meditada, a un cálculo partidario, a una huida personal o a un impulso. Lo desconozco, pero el tremendismo que acompañó a su irrupción en la escena madrileña también ha contribuido a resucitar el contenido perverso de las palabras, a polarizar. Permítanme, salvando las distancias, un paralelismo que puede parecer osado pero que me sale del alma. Me consta que el dirigente de Unidas Podemos es genéticamente marxista-leninista; lo sé, pero el discurso que acompañó su aterrizaje en Madrid me recordó unas palabras del libertario, Buenaventura Durruti, que decían: “Al fascismo no se le discute, se le destruye”. Durruti abandonó la retaguardia y marchó con su columna al Frente de Aragón para, posteriormente, acudir a la defensa de Madrid cuando las tropas de Franco asediaban la capital de la República. Allí le aguardaba la muerte. Pablo se ha ido también al Frente de Madrid a vencer a la ultra derecha. Como es obvio, por mucho que algunos se empeñen en resucitar ese contenido perverso de las palabras, la cosa no tiene por que terminar dramáticamente. La democracia en España está consolidada y el guerracivilismo verbal, afortunadamente, hoy es tan solo un tigre de papel. No obstante, creo que es conveniente lanzar un aviso para navegantes: Lo que está en juego en las elecciones del 4 de mayo es la presidencia de la comunidad de Madrid, no el gobierno de España. Otra cosa serán las consecuencias personales y partidarias que se puedan derivar de las mismas. El resultado promete ser digno de estudio pero, no determina nada, de momento.

8.4.21

OPORTUNISTAS SIEMPRE LOS HUBO Y LOS HABRA....

 



SALVADOR ILLA, CABALGA LUEGO... 


 Siempre ha habido y habrá opinadores de pluma y micrófono dispuestos, desde el confort de su hogar, a ejercer de patriarca consejero o de miembro ful de Comité Central de un partido político. El ego les puede, la vanidad les hace arrogantes. Algunos de ellos no se conforman, tan solo, con analizar y opinar acerca de lo que le conviene al país, sino que incluso se atreven a estigmatizar y colgar sanbenitos a quien les viene en gana. La introducción de la lengua castellana, efectuada por Salvador Illa, a lo largo de un discurso parlamentario ha dado mucho que hablar. No solo a los radicales de la peña secesionista, empeñados en negar el derecho de los ciudadanos a comunicarse en la lengua que les apetezca, sino también a algún que otro analista, antaño practicante asiduo de inmaculados equilibrismos para no perder comba. Las palabras en lengua cervantina de Salvador Illa le han servido de excusa a la señora Aurora Madaula para lanzar al cielo el típico y piadoso: “ Mare de Déu Senyor!” Tanta fe en boca de una dama adicta a un credo integrista impresiona al más pintado. Pero el párrafo de marras también le ha sido útil a Josep Ramoneda -en las páginas del diario ‘El País’- para articular un razonamiento político exageradamente crítico con Salvador Illa y el PSC. En su artículo se pregunta ¿A dónde va Illa? para, a renglón seguido, exigirle al socialista que rompa tópicos al tiempo que le afea la decisión de trufar el discurso de investidura con frases en castellano. Espero que el bueno de Salvador ignore los llamamientos del personaje en cuestión, tanta coincidencia con la ‘rabia’ de Madaula es mosqueante. Porque lo cierto es que este señor, de columna y micrófono en la SER, yerra más que acierta cuando juega a pitoniso progre. Aun recuerdo que, no hace demasiados años, vaticinó alegremente que el socialismo catalán caminaba hacia la inanidad, y ahí le tienen ustedes, ganando elecciones. También recuerdo que nos anunció el nacimiento de un estadista llamado Artur Mas, y hoy aquel supuesto prohombre de la patria dormita en un frío desván de la historia. La hemeroteca no perdona ni a los que se las dan de filósofos o intelectuales. Precisamente lo que hizo Salvador Illa, desde la tribuna parlamentaria, fue romper inercias y bloques, incorporando al debate político del país a todos los ciudadanos catalanes sin distinción. Mucho más fino que el de Josep Ramoneda es el trazo que nos deja Valentí Puig, cuando nos habla de ‘La tendencia Illa’, de un método tarradellista para abordar los temas delicados. Respirar otra atmósfera que no sea la de la Cataluña ‘oficial’ no resulta fácil; Valentí Puig lo intenta y lo consigue, otros optan por ponerse al pairo. Y ya que estamos metidos en harina, y dispuestos a pontificar al estilo de Josep Ramoneda, permítanme una aseveración. La haré mediante un fenómeno faunístico que, salvando las distancias, permite paralelismos. Esopo lo hacía y nadie se enojaba. Este país no saldrá adelante, ni será seriamente gobernado, hasta que los especímenes de Capra pyrenaica hispánica encaramados en su particular peña secesionista diriman, de una puñetera vez, sus fuerzas a cabezazos. Hasta que uno de ellos caiga exhausto, o herido, aceptando la derrota. Cuando uno de los competidores se retire de la lucha por la hegemonía de la manada, o consiga la unanimidad de rebaño que anhela, estaremos poniendo punto final a la incertidumbre. Con un interlocutor que no tenga nada que demostrar a su tribu es probable que podamos hablar de política con mayúsculas, negociar y acordar. Mientras ello no ocurra, amigos míos, va a resultar difícil sacar a Cataluña del atolladero y el desgobierno.

ENFERMEDADES DE LA POLÍTICA

 

LAS 3T: TRANSHUMANTES, TRANSFUGAS Y TRAIDORES 

 Han pasado muchos siglos desde que Julio Cesar exclamara -siempre según William Shakespeare- la famosa frase:”¿Tú también, Bruto? Sí ,bastantes, pero ustedes saben perfectamente que la historia de la traición y la villanía viene de mucho antes, se remonta a tiempos inmemoriales. La Biblia da fe de ello narrando como Caín mató a Abel. Y el Nuevo Testamento nos cuenta como Judas Iscariote vendió a Jesucristo por treinta monedas de plata. Los siglos no pasan en balde y el arte de la confabulación y la felonía se ha sofisticado hasta extremos insospechados. Ya no hace falta que corra la sangre, como en la Roma de César, para liquidar a un adversario. La muerte, en política, puede llegar escrita en un pedazo de papel o en la crónica de un telediario. Basta para ello con el concurso de un traidor o de una gran mentira bien orquestada. Así son las cosas. Vivimos en la era de las 3T. Transfuguismo, traición y transhumancia se complementan y articulan pervirtiendo la esencia de la política. El transfugismo es uno de los peores achaques de la democracia. Lo acontecido en la región de Murcia clama al cielo. Ha sido para muchos ciudadanos de este país la gota que colma el vaso de la paciencia camino del desencanto. Como también lo es, para los ciudadanos catalanes, comprobar como sus representantes en el Parlament están dispuestos a eternizar la componenda y el desgobierno. A lo largo de los últimos meses hemos asistido a un numero exagerado de cambios de chaqueta. Unos relacionados con al sainete de las mociones de censura, otros con los cambios bruscos de escudería para competir en las elecciones. Lo que en teoría son mecanismos e instrumentos del juego democrático -mociones y listas electorales- se han convertido en esperpénticas armas arrojadizas. La simonía laica ha funcionado. Y eso ha ocurrido a pesar de que todos tenemos interiorizado que tan corrupto y villano es quien corrompe, como quien se deja corromper. La transhumancia política, de partido a partido, en busca de mejores pastos protagonizada por Toni Cantó - o con anterioridad por Toni Comin, Mascarell o Nuet - resulta difícil de justificar y comprender a los ojos de un observador imparcial. No vayan a pensar ustedes que abogo por un inmovilismo intelectual en el que no cabe la evolución del pensamiento, nada de eso; pero de ahí a mariposear de partido en partido a la búsqueda del néctar más apetitoso va un abismo. El abismo que separa las convicciones firmes del cambalache, la mezquindad y los intereses espurios. La traición tiene mil disfraces y el traidor suele desconocer la vergüenza. Los conversos exprés suelen abrazar con prontitud la nueva fe para revolotear eufóricos y entusiastas alrededor de sus nuevos lideres; se exhiben simulando haber llegado al summum de lo correcto y de la verdad. Esos conversos, para hacerse perdonar el pecado original, acostumbran a ser despiadados para con sus viejos camaradas. Toni Cantó, respecto a Ciudadanos, y Ernest Maragall, respecto al PSC, son un claro ejemplo de este fenómeno de agresividad desatada. El que fuera primer ministro francés, Georges Clemanceau, fue pródigo en pronunciar frases cargadas de sentido político. Una de ellas nos viene como anillo al dedo en estos tiempos de chaqueteo; dice así: “Un traidor es un hombre que dejó su partido para inscribirse en otro. Un convertido es un traidor que abandonó su partido para inscribirse en el nuestro”. Y es que ,amigos, los traidores en su nueva peña de acogida siguen siendo catalogados, por los viejos del lugar, como lo que son: advenedizos de los que es mejor desconfiar.

PENA , PENITA , PENA

 



TRAGICÓMICAS PARADOJAS A LA CATALANA



 Si G.K.Chesterton, el ‘príncipe de las paradojas’, levantara la cabeza, estaría satisfecho. Los avatares de la política catalana supondrían para su creación literaria una fuente de inspiración fuera de lo común, extraordinaria. Seguramente no le pasaría inadvertida una administración regional europea deseosa de mandar al espacio -desde Rusia con amor- un nanosátelite. También le causaría una cierta perplejidad el obcecado intento de un nanopresident de la Generalitat, llamado Quim Torra, por lograr un trending topic en twitter arropado por Pilar Rahola. Incluso me atrevería a decir que al creador de ‘El hombre que fue jueves’ le costaría establecer una narración constructiva a partir del rostro rubicundo de Torra, o del flequillo desarreglado de Carles Puigdemont. Pero más allá de estas nimiedades, lo que realmente dejaría boquiabierto al escritor británico, sería comprobar que un grupo de anarco-nacionalbolcheviques liderado por Dolors Sabater, obtiene sus mejores resultados electorales en los barrios acomodados de las ciudades. Y por si ello fuera poco descubrir, a partir del CEO, que los votantes de esa formación radical son los que tienen contratados el mayor numero de seguros privados de salud y planes de pensiones. Paradoja digna de Chesterton el contraste entre el ideario anticapitalista que defiende la CUP -contrario a la liberalización de los servicios y favorable a la nacionalización de los mismos- y la realidad. Esos que, tras leer a Proudhon afirman que la propiedad es un robo, son los mismos que habitan en esa zona de confort que solo poseen los vástagos de las élites. La señora Sabater, por ejemplo, podría ensayar sus propuestas alternativas en alguna de las fincas rústicas que ha declarado ante el registro del Parlament. Y ¡Oh paradoja! El bueno de Chesterton podría narrar que el líder de VOX, la formación más carca y reaccionaria de la cámara catalana, es un tal Ignacio Garriga personaje de escaso peculio y casi insolvente económicamente. Curioso, y digno de estudio, el fenómeno de la posesión de la riqueza ahora que ya no está de moda hablar de la lucha de clases. A más de un apoltronado le conviene reducirlo todo a una cuestión patriótica e identitaria; o a la simple y maniquea dicotomía de ‘los de arriba y los de abajo’. Pero desde el punto de vista estrictamente político, el contrasentido más escandaloso es la intención de Laura Borràs de reformar el reglamento del parlamento catalán. Su empeño por conseguirlo es un intento, in extremis, de blindarse ante los procesos judiciales anticorrupción que la acechan. Paradojas hay todas las que quieran. Por ejemplo, ahora resulta que muchos antiguos votantes de edad avanzada del partido del 3% se han hecho adictos a la independencia exprés; eso nos lo explica magistralmente el politólogo Oriol Bartomeus, al tiempo que, desde Junts, su candidata nos dice que son de izquierdas de toda la vida (sic). Se da la circunstancia también, que los contrarios a los eventos taurinos en el pleno del Parlament, cuando viajan a les Terres de l’Ebre, callan y otorgan etc... Pero G.K.Chesterton -hombre juicioso que basaba sus argumentos en la razón, la experiencia, la sensatez y la historia- no comprendería, a día de hoy, cómo se intenta desplazar hacia los márgenes a la fuerza política más votada en unas elecciones democráticas. Y todo ello ocurre mientras los segundos clasificados se enzarzan en una guerra sin cuartel por conseguir la hegemonía en su espacio ideológico. Los independentistas, incapaces de articular una propuesta político-social coherente, se chantajean y siembran el desconcierto tanto en la gestión gubernamental como en la economía del país. No me atrevo a aventurar qué va a pasar en Cataluña a lo largo de los próximos meses, pero les vaticino que se aproxima una época de inexplicables paradojas e incongruencias. ¿La última? Negar a los mossos de esquadra los mecanismos necesarios para ejercer con seguridad su misión de garantes del orden público.

¡VAYA TROPA CARIOCA!

 

 



SOBRE LOS PAGAFANTAS DEL PARLAMENT


 Perdonen mi osadía. Siempre he pensado que Oriol Junqueras y Pere Aragonès son unos políticos acomplejados. No se si ello se debe a un problema de imagen, de altura, o de referentes en los que identificarse, o a otra cosa. Ejercer como herederos de los hermanos Badía, o de Heribert Barrera, no debe ser fácil para un demócrata europeo en pleno siglo XXI. Sólo un partido tan imprevisible, voluble y versátil como ERC puede permitirse la licencia -sin ruborizarse- de llamarse de izquierdas, entronizar a la derecha en la Mesa del Parlament, trapichear con radicales, e intentar ocupar el vacío que dejó el pujolismo. Esquerra, por su proverbial volatilidad ideológica, es capaz de sorprendernos con el ’Algú ho havia de dir’ de Joan Tardà, la excitación mesiánica de Junqueras, las bravuconadas de Rufián, o el verbo resentido de Ernest Maragall. Y todo ello sin la necesidad de que les recuerde viejas cuitas, como el cobro del impuesto revolucionario que ideó Xavier Vendrell, o el turismo a Perpiñán de Carod Rovira... Ellos son así; un muestrario de lo que es capaz de destilar una concepción pueril de la política sometida a vaivenes mediáticos en busca de un corpus doctrinal en el que sentirse cómodos. Joan Reventós nos advirtió, en más de una ocasión, que los de ERC no eran de fiar. Me explicaré. Los republicanos, contraviniendo su código ético, han permitido que Laura Borràs, investigada por delitos graves y con un discurso opuesto al diálogo y la negociación, ocupe la presidencia del Parlament. Los de Pere Aragonès ofrecen a la corte de Waterloo, en bandeja de plata, la posibilidad de usar la segunda institución de Cataluña como ariete contra el Estado. Todo ello acontece, precisamente, en unas circunstancias sociales y económicas que reclaman pactos de calado en lugar de enfrentamientos, acuerdos en lugar de disputas. Para el olvido quedan las palabras que Oriol Junqueras pronunció hace apenas dos meses, en las que afirmaba: ‘Si Laura Borràs fuera de Esquerra Republicana se le requeriría que dejara de ser candidata’. Poca relevancia deben otorgar los dirigentes de Esquerra a la presidencia de la cámara catalana, cuando consienten que sea ocupada por una señora con serios problemas judiciales. Con este tipo de decisiones, ocultando los principios bajo el ala, transigiendo a los deseos de Puigdemont, los de Pere Aragonès se han convertido en los pagafantas del parlamento catalán. Ya saben ustedes que pagafantas es, en lenguaje coloquial, el término que define aquel tipo de gente incapaz de ir más allá del cortejo o el seguidismo y que, además, paga la cuenta de lo bebido y servido. En versión vernácula lo podríamos asimilar a la archiconocida frase: ’Banyut i pagar el beure’. Actuar para agradar a otro, a la espera de ser correspondido, no suele dar buenos resultados. Ante la composición de la nueva Mesa del Parlament la pregunta del millón es: ¿Qué hará Esquerra si los tribunales deciden procesar a la reina de los ‘trapis’? ¿Seguirán los pagafantas republicanos coreando aquel mantra que sostiene que el pueblo está por encima de las leyes? Para otra oportunidad dejaremos la congoja de Jéssica Albiach por haberse quedado su formación política sin representación en la Mesa. La diputada ha lamentado que ERC haya preferido a Junts antes que a En Comú Podem. Una muestra más en esta ocasión de pagafantismo progre; pensar, aunque sea por un instante, que los chicos de Junqueras iban a optar por virar a la izquierda fue una gran ingenuidad. Malos augurios para un inicio de legislatura. ¿Estamos acaso en puertas del Vietnam diario que vaticinó Joan Tardà?