El blog d'en Joan Ferran

24.9.18

SOBRE HADAS Y BRUJAS





DE GISPERT, DE HADA A HOOLIGAN 



Hay personas que con el paso del tiempo, y las frustraciones, devienen una grotesca caricatura de lo que fueron. Este es el caso de la expresidenta del Parlamento catalán, Núria de Gispert. Bajo una apariencia de ‘Abuelita Paz’, la susodicha política ejerció como consellera de Justícia del gobierno de Jordi Pujol y, posteriormente, alcanzó el medallón que lucen los presidentes/as de la cámara catalana. Ha pasado algún tiempo de aquello y de la fotografía de De Gispert, aparecida en El País, disfrazada de hada y con una varita mágica entre las manos. Por arte de birlibirloque el hada de ayer se ha convertido en una deslenguada y procaz hooligan. 
¿Qué ha pasado? ¿Qué ha sucedido? ¿Cómo es posible que desde la fervorosa mansedumbre del credo democristiano, predicado por Duran Lleida, se llegue a tan altas cuotas de ordinariez? Sí, ya sé. Me dirán ustedes que el procés lo trastoca todo milagrosamente. Me dirán que se ha cargado a CiU, a Unió Democràtica, al PDeCAT, y que ha lastimado a otros muchos colectivos políticos y sindicales. Cierto, pero se supone que el grado de madurez mental, y capacidad de reflexión, de alguien que ha sido un alto representante de nuestras instituciones imprime carácter. Pues no, en el caso de la hada De Gispert, no ha sido así. Más bien al contrario. Su caída del pedestal institucional, o del coche oficial, se ha saldado con una mutación en la ex presidenta consistente en el uso perverso del tweet. Núria de Gispert, a través de las redes, se ha convertido en una difusora de rencor y de desconsideración hacia sus adversarios. Su última azaña en las redes ha sido un intento de ridiculizar y emplazar a Miquel Iceta. Lo ha hecho así: “I més català, Iceta! Que estem a Catalunya, home! Quan et dispares… La vesses Miquel. Que si balles, que si fas fora Rajoy, que si el 155, que si l’indult…”. Hasta aquí la cosa es tolerable, pero la hooligan añade:
 “No us necessitem per res! Ves fent el teu PSOE…” 
Ya ven, la ‘Abuelita Paz’ de antaño no necesita, para lograr la concordia en nuestro país, a nadie que no sea de los suyos. Todo el mundo lo sabe. Esta señora medró en Unió Democràtica hasta anatemizar a los sensatos, discriminó a Inés Arrimadas y la facturó vía Cádiz; opinó sobre la educación de los hijos de Rivera y, ahora, sus perlas arremeten contra Miquel Iceta. Núria de Gispert ha olvidado el decoro y la cortesía parlamentaria, ha archivado la ecuanimidad que se le supone a una consellera de justicia y juega al exabrupto fácil a través de las redes. Quizás añora seguir en el candelero. Núria de Gispert, en otro tiempo sumisa cortesana en los pactos del Majestic, ahora va de hooligan.

TALIBANES A LA CATALANA




DE BAMIYÁN A SANT JAUME 




Cuando en el año 2001 los talibanes decidieron considerar las estatuas de Buda, ubicadas en el valle de Bamiyán, como contrarias a las enseñanzas del Corán, las volaron con dinamita y disparos de blindados. Historiadores, antropólogos y amantes del arte y la cultura en general se estremecieron al ver como una parcela del patrimonio de la humanidad caía hecha pedazos. Lo cierto es que no es la primera vez en la historia, ni será la última, en la que algunos dirigentes políticos intenten borrar los vestigios de un pasado que no les place. Una pena. 
Observen. La periodista e historiadora Catherine Nixey está batiendo records de venta de libros con su obra ‘La edad de la penumbra’. En ella nos narra cómo el cristianismo liquidó la cultura clásica al destruir más del 90% de los textos científicos y filosóficos de las antiguas Grecia y Roma. En épocas más recientes, en nuestra culta Europa, algunos prefirieron satanizar el jazz, el llamado ‘arte decadente’ y la poesía de los que tomaban partido. Hace apenas un par de años las ruinas de Palmira también soportaron las iras de los “destructores”… Y la cosa sigue.
 Salvando las distancias, estos breves pasajes de la historia que he reseñado me vienen a la mente porque alguien me cuenta que el president, Quim Torra, piensa decorar las estancias del Palau de la Generalitat con elementos más “propios” de la historia de Cataluña, y de su larga lucha por culminar el procés. Vaya, que el vicario del anarquista Puigdemont ha decidido que los frescos con imágenes de los Reyes Católicos deben difuminarse y, en su lugar, aparecer unas pinturas de Torres García. Un servidor de ustedes no sabe si esta información es cierta o no pero, permítanme que les diga, que ello importa relativamente poco. ¿Saben la razón? Porque uno tiene la convicción –y miles de catalanes también – de que es verosímil, de que es posible, que son capaces de cualquier cosa. A Quim Torra le molesta el ‘tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando’. Si de él dependiera, los libros de Don Ramón Menéndez Pidal estarían en el Index librorum prohibitorum por haber osado afirmar que cuando ha existido un poder fuerte, como en la época de los Reyes Católicos, y con capacidad para seleccionar dirigentes, la nación remonta el vuelo en un plis plas. Quizás los frescos de los Reyes Católicos refrescan la ‘otra’ memoria y eso no procede en la Cataluña de las fake news.

19.9.18

QUIEN JUEGA CON FUEGO...






QUIM TORRA COMO DIÓGENES 


No lo puedo evitar. Al contemplar las imágenes de Quim Torra, en la puerta del Parlament, portando un farolillo con ‘La Flama del Canigó’ me viene a la mente la figura de aquel filósofo de la antigüedad, discípulo de Antístenes, llamado Diógenes de Sinope. Sí, aquel que según cuenta la leyenda recorría, a plena luz del día, las plazas de Atenas portando una lámpara de aceite al tiempo que exclamaba: “Busco un hombre honesto”. Como es obvio el artilugio del filósofo griego, al igual que el farolillo de Torra –más allá de su simbolismo- son instrumentos que sólo sirven para iluminar de cerca, pero devienen ineficaces a cinco pasos de las miradas de sus portadores. A no ser que…. a no ser que se trate de escenificar o insinuar otras cosas. Y si lo que se pretende es crear un atmósfera inquietante, o amenazadora, nada mejor que un puñado de antorchas incandescentes y humeantes desfilando por los aledaños de la ’Catedral del Mar’ una húmeda noche de septiembre. ¡Ay, las antorchas!

 Los rituales con fuego han sido, a lo largo de la historia y en múltiples ocasiones, prácticas litúrgicas utilizadas para amplificar mensajes y crear ambientes místicos idóneos para la manipulación emocional de las masas… Ha llovido mucho desde que Benito Mussolini, en octubre de 1922, organizara la famosa marcha sobre Roma que culminó con el golpe de estado que eliminó el sistema parlamentario italiano. También han pasado unos años desde que Leni Riefenstahl dirigiera el famoso documental nazi ‘El Triunfo de la Voluntad’ con planos y tomas espectaculares de desfiles con antorchas y esvásticas. Más recientemente, este agosto pasado, con el beneplácito de las autoridades, cientos de neonazis con rifles en las manos, gritando consignas racistas y portando antorchas y emblemas del Ku-Klux Klan desfilaron por Charlottesville defendiendo las estatuas de históricos líderes confederales. Cuentan las agencias que el pasado fin de semana Corea del Norte celebró el 70 aniversario de su fundación. Uno de los momentos más emotivos de la conmemoración fue la marcha de antorchas que miles de disciplinados norcoreanos blandieron entre fuegos artificiales… La lista de usuarios de ese tipo de manifestaciones con fuego es ilustrativa. El recuerdo de alguna de esas marchas aún provoca escalofríos tanto en Múnich, Berlín, Roma o el sur de EEUU. ¡Ay, las antorchas! Un servidor no tiene inconveniente en que Quim Torra además del ‘reglamentario’ lazo amarillo cargue con farolillos incandescentes y sus colegas con teas, allá él y los suyos. Ahora bien, espero que esa aproximación a Diógenes no comporte también la adquisición del síndrome que lleva su nombre. Este país acumula tanta basura en forma de despropósitos, farsas, quimeras, postureos, engaños y revoluciones de mentirijillas que conviene sacársela de encima en lugar de guardarla. Procede abrir ventanas, airear estancias, limpiar, reciclar, dar una mano de pintura y gesticular menos.

7.9.18

Brassens _ La mauvaise reputation (Subtitulado)



                                           SOBRE 'LA FESTA NACIONAL'
Ho confesso, vaig perdre l'hàbit d'acudir als esdeveniments l'Onze de Setembre fa, aproximadament, una dècada. La causa de tant abandonament rau, potser, en què no vaig poder digerir els insults que, un grapat d'energúmens, van proferir contra Duran i Lleida i el president José Montilla. Tampoc vaig assimilar, sense ser 'periquito', els xiulets i calúmnies contra el RCD Espanyol, ni una odiosa cantarella que deia: "Pim, pam, pum regidors del PP"; menys encara que un descerebrat amenacés Alberto Fernández Díaz amb degollar lo.
Pasqual Maragall va intentar donar un nou aire més institucional i transversal a la celebració però, a la primera de canvi, altres energúmens van xiular amb ganes la cançó 'Vidalita' interpretada per Mayte Martin mentre un Jordi Pujol rondinaire declinava assistir als actes oficials organitzats pel tripartit. M'abstinc de relatar la llarga llista de despropòsits i embolics esdevinguts al llarg dels últims anys en què el país ha suportat grans dosis de més del mateix, és a dir: retòrica reivindicativa disfressada de festa nacional, petició d'impossibles, gesticulació bonista de cara a la galeria i menyspreu, amb anatema incorporat, per a tot allò aliè al credo nacionalista. Però aquest any la diada de l'Once de Setembre ha virat, encara més, cap a cotes de sectarisme sense precedents. La intenció del Govern de transformar la festa en una 'marxa per la llibertat' (sic) encapçalada pel vicari de Puigdemont a Catalunya, no és de rebut. El cartell commemoratiu editat per la Generalitat és tan horrible estèticament com deplorable políticament. Mai a Catalunya un govern havia estat tan maldestre i mesquí com el de Torra, ni mai havia anat tan lluny en la seva sectarisme. Després es queixaran de la reacció dels opositors.
El que s'ha dit, vaig perdre l'hàbit d'assistir als actes de la Diada, vaig abandonar el besamans del Saló dels Passos Perduts, vaig renunciar als canapès i les croquetes de la recepció del Parlament etc. Tot per un tema de salut mental i per deixar de sentir les bajanades dels hiperventilats. Avui m'identifico, més que mai, amb aquella cançó de George Brassens -traduida per Paco Ibáñez que deia: "Quan la festa nacional. Jo em quedo al llit igual ".
O millor en la seva versió francesa: "Je reste dans mon lit Douillet". ¡Únic Brassens!

6.9.18

TORRA Y PUIGDEMONT...COMIENZA LA FUNCIÓN

                                                                  
                                                                    PUIGARAÑA

 No les voy a narrar a ustedes lo que escribe la periodista Lola García en su magnífico libro ‘El Naufragio’ y del que La Vanguardia nos ofreció un adelanto editorial hace unos días. El Periódico, al igual que García, también nos ha contado con todo detalle lo acontecido en las horas posteriores a la declaración unilateral de independencia el 27 O, así como la naturaleza de las consignas dadas por Carles Puigdemont a sus desorientados consellers antes de evaporarse. El “Mañana, todos a los despachos”, pronunciado por el ex presidente, pasará a la historia de Cataluña como el mayor ejercicio de escapismo, y dejación de responsabilidades de un gobernante de la Generalitat, desde que Josep Dencàs huyera - en otro octubre - al extranjero vía alcantarillado. El galimatías otoñal de 2017 se ha saldado con Junqueras y compañía en prisión, y Puigdemont de gira europea con su séquito. 

 Cuenta la leyenda que en el siglo XVIII un capitán de navío vasco, llamado Arana, recorría las costas peninsulares reclutando personal para ir a combatir las insurrecciones que se producían en las colonias de ultramar, paradójicamente él no emprendía viaje alguno, permanecía en tierra ejerciendo de banderín de enganche. Con el tiempo, las gentes del pueblo llano se percataron del engaño y transformaron el nombre de Arana en Araña, concediéndole así un carácter más repulsivo, aún, a esa actitud embaucadora, ruin y traidora. El hecho despertó las más variadas coletillas y, desde entonces, la expresión ser (o hacer de) Capitán Araña, que embarca a otros y él se queda a resguardo, se aplica para calificar la conducta de quien, tras inducir a otros a realizar una tarea espinosa, personalmente se abstrae de participar en ella. 

Carles Puigdemont es el gran capitán Araña de la fase terminal del procés: anima a los otros a enfrentarse con la justicia, a desobedecer o a salir a la calle a protestar. Mientras tanto él pretende marcar la agenda política desde la comodidad de su corte belga en Waterloo, y de las idas y venidas se su vicario Quim Torra. Lo publicado por Lola García y por El Periódico es un ejemplo de ese método irreflexivo de Puigdemont de hacer política en beneficio propio, que nos lleva inexorablemente al conflicto y la fractura social. Analistas solventes, como José Antonio Zarzalejos, lo tienen claro cuando nos alertan que Puigdemont impulsará un Consell de la República y la Crida sin importarle lo más mínimo las consecuencias nocivas de esas iniciativas de cara a las conversaciones con el gobierno de España. Al final los hechos van a dar la razón al ministro Josep Borrell cuando insinúa que ‘Lo peor aún puede estar por llegar’.

CONVERSOS LEJOS DEL 'BEL CANTO'





LOS CONVERSOS Y "LA MILICIA ARMADA”




 Los conversos no pasan inadvertidos, hablan y abrazan causas que ayer denostaban, son vehementes, se atreven a ir más allá que los viejos pensadores e ideólogos de su nueva causa. Revolotean eufóricos y entusiastas alrededor del líder, aplauden y jalean, como nadie, tanto la gracia como lo que antaño les pareció una sandez, por la simple razón que lo verbaliza su nuevo gurú. Poco importa que éste sea un oscuro supremacista. Los conversos anatemizan a los adversarios a la velocidad de la luz. Los que discrepan de ellos corren el peligro de ser tildados de mediocres o indecentes, estúpidos o falsificadores de currículum académico. Los conversos –para granjearse el perdón de sus pecados y ahuyentar dudas- suelen ir más allá que sus nuevos amos y patrones. Osan reinterpretar y reescribir la historia, se atreven a proponer quimeras aunque estén condenadas al fracaso. No hay fe más ciega, intolerante y exigente que la de estos eruditos camaleones de verbo fácil y tribuna mediática garantizada. No son las mudas de piel de los conversos lo preocupante, sino las convicciones graníticas con las que defienden su nuevo credo y el trato innoble dedicado a sus antiguos compañeros de discurso. El exdiputado independentista de JuntsxCatalunya, Germà Bel, ha afirmado en Twitter que para controlar las ‘estructuras de estado’ –concepto parido por otro ilustre converso- hace falta una milicia armada, dado que: “Más pronto que tarde habrá nuevas elecciones. Entonces se podrán poner estas propuestas de forma clara y explícita en programas electorales”. La beligerante propuesta de Germà Bel nos retrotrae a aquellos años en que Daniel Cardona capitaneaba la Guardia Cívica o a aquellos en los que, bajo la dirección de Miquel Badía, los escamots de Estat Català realizaban mil tropelías. Ya saben, la cosa iba de camisas pardas, pantalones oscuros, correajes de cuero y botas… Por algo se empieza, los conversos lo publicitan y el personal alucina porque se huele lo peor