El blog d'en Joan Ferran

27.6.22

UNA CARA CON PERMANENCIA INFINITA





OCHO HORAS CON PILAR 







 Algo es algo. Nunca sabremos a cuanto cobra la hora Pilar Rahola por salir en la tele, pero sí cuanto tiempo le daban al trimestre los gerifaltes de la ‘Corpo’ para predicar. A saber: ocho horas. El dramaturgo Miguel Delibes nos obsequió, para disfrute y goce del personal, la novela Cinco horas con Mario. Un soliloquio en el que una mujer madura, tras el fallecimiento de su esposo, reflexiona sobre sus relaciones de pareja y los avatares de la vida cotidiana. En la obra, el autor, a través de un personaje femenino, llega hasta el fondo de la sociedad española de los años sesenta. Pero para monólogos, como los de Pilar, ninguno. Cuenta el Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC), órgano que en teoría tutela la observancia de la pluralidad en los medios de comunicación catalanes, que la tertuliana Pilar Rahola atesora más de ocho horas de presencia en la pantalla de TV3 entre los meses de setiembre y diciembre. Ni les cuento las que llega a acumular al final del año. No procede comparar el contenido de la obra de Delibes con la prédica esencialista de la periodista. Como es obvio, son mundos distintos. Pero ocho horas dan para mucho, y Pilar es una especialista en convertir buena parte de ese tiempo en un soliloquio y, el restante, en una algarabía para silenciar a sus contradictores. La tertuliana por antonomasia de TV3, ha ejercido de vocera del puigdemontismo en FAQS, en Tot es mou y mil programas más. Así como Delibes llega en las páginas de su novela hasta el fondo de la sociedad española de su época, Rahola nos sumerge, con su omnipresencia en pantalla, en la verborrea más ácida del procesismo. Y se queja de maltrato. Ustedes recordarán que la señora Rahola denunció la existencia de una mano negra, en esta ocasión republicana, que pretendía apartarla de los platós de TV3, pero sigue ahí. Con otros cronos, y a cierta distancia, la siguen Antoni Bassas y Albano Dante Fachin. Explican los entendidos en la materia que la nueva dirección de la CCMA, Rosa Romà y Sigfrid Gras, van a intentar la ‘despolitización ‘ de los contenidos de la radio y televisión pública. Anuncian a bombo y platillo, que su intención es primar una programación de entretenimiento. Cuentan incluso, que de este rebozado y alicatado no se salva ni el Club Super3. Toco madera. Convendría que, antes de mover las piezas, la nueva cúpula del ente analizara con detenimiento las razones de la creciente fuga de oyentes y espectadores. Fuga, no solo atribuible a la competencia y a la irrupción de nuevas ofertas de entretenimiento, sino también al cansancio del público con determinada linea editorial. A final tendra razón Ferran Monegal, cuando afirma que los cambios anunciados para recuperar los niveles de audiencia no pasan de ser una maniobra de distracción y que, lo importante, se cuece en los despachos. Lugar donde se decide cómo se reparte la pasta entre las productoras habituales de la casa. Que Pilar Rahola acumule horas de monólogo en TV3 es penoso, pero no determinante. Muchas veces el sesgo político de un medio de comunicación no lo marca, tan solo, las horas de permanencia en pantalla de los voceros de una causa, sino el universo simbólico que ese ente está dispuesto a reproducir o crear. Y eso sigue igual. Me temo que se impone el método Lampedusa. La dirección de la CCMA no puede obviar que la radio y televisión de este país la pagamos todos los ciudadanos a escote, sin tapadillo, y no solo los nacionalistas.

15.6.22

SON TAN CANSINOS LOS DEL GOVERN...

 





LOS AUSENTES 





 La sabiduría popular esta ahí y muchos de nuestros políticos pasan de ella. Si los consellers y carguillos del Govern de Pere Aragonès de cuando en cuando echaran un vistazo a la obra de Joan Amades, podrían darse de bruces con el conocido refrán catalán que reza: ‘A la taula d’en Bernat, qui no hi és, no hi és comptat’. Dicho sentencioso y de sentido común que nos cuenta que para tener derecho a algo hay que estar presente. Pero en Cataluña, desgraciadamente, no abunda ni el sentido común ni el institucional. En este país se prodigan los desaires y las ausencias injustificadas. Ada Colau, Laura Borràs y los mariachis del Govern suelen practicar una suerte de postureo consistente en esquivar el saludo a los españoles, y evitar la foto con ‘los opresores constitucionalistas’. Lo hacen cada vez que el Rey Felipe VI acude a Cataluña para presidir como jefe del estado un acto público, y lo repiten cuando les interesa dar la nota. La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, ha visitado el Vallès para concretar sobre el terreno el futuro de las infraestructuras pendientes y de la B-40. El Govern no solo ha estado ausente del encuentro, al que han asistido los alcaldes de la zona, sino que ha aprovechado la ocasión para cargar las tintas contra el ejecutivo central. Tanto Jordi Puigneró como Pere Aragonès se han quejado de la falta de inversiones en Cataluña. Me parece legítimo y conveniente que los gobiernos autonómicos exijan el cumplimiento de los acuerdos y las inversiones. ¡Faltaria más! Pero me resulta desagradable y poco edificante el pataleo pueril que de forma recurrente, y a veces grosera, utiliza el Govern de la Generalitat para explicarse. El plantón a Raquel Sánchez ha sido una descortesía hacia la ministra pero, sobre todo, un insulto a los alcaldes del Vallès. Visto lo visto cualquier ciudadano puede llegar a la conclusión de que ese feo a la ministra pretendía tan solo generar un par de titulares de prensa. Pero no amigos, tras la trifulca hay mucho más. A los de Aragonès les interesa, por ejemplo, difuminar las boutades de Gabriel Rufián y asegurar a su clientela que no renuncian al cuerpo a cuerpo con los de Madrid. También andan detrás de obstaculizar la ejecución de unas infraestructuras a las que, con desdén, califican de ‘proyecto sociovergente’. ¿Acaso es un aviso para navegantes sobre el futuro del aeropuerto del Prat? A los de Junts la movida ya les va bien para reafirmarse en su discurso anti todo, y seguir pugnado por lograr la hegemonia en el cosmos secesionista. Quizás también para enmascarar la imagen de un congreso con castigos, tapar las imputaciones a Laura Borràs y esconder el culebrón del ujier y su mamá, la Secretaría General del Parlament. Este Govern es política y moralmente tan débil, que necesita inyectarse en vena suero conflictivo para seguir tirando. Sin el alimento del asunto Pegasus, el tema de las inversiones y el 25% de la lengua, hoy el ejecutivo catalán estaría deshidratado en una UCI. Sigamos con el refrán d’en Bernat. Aunque la Comisión Bilateral aborde, desde un punto de vista técnico el tema de las infraestructuras pendientes, las ausencias y la descortesía manifestadas con la ministra pueden tener un precio. También es probable que, tras las elecciones andaluzas, se active de nuevo la famosa mesa de diálogo entre el gobierno de España y el de la Generalitat. Junts ahí tiene una nueva oportunidad para resituar su discurso político y definir una postura clara respecto a las grandes infraestructuras que el país necesita. Así las cosas, los sempiternos ausentes deberían recapacitar acerca de lo dicho: ‘...qui no hi és, no és comptat’ . Y, ya se sabe que, si no cuentan contigo no existes.

13.6.22

FALTA SENSATEZ

 

CRUCEROS





 Vuelven los cruceros a los puertos españoles y con ellos llega también la polémica sobre los efectos colaterales y no deseados del turismo en nuestro país. Parece que hemos olvidado que hace apenas unos meses llorábamos, con amargura, por la ausencia de los visitantes que daban vida a nuestros restauradores, guías, taxistas, centros comerciales y un largo etcétera. Tenemos la memoria algo corta y la capacidad de resilencia demasiado mermada. Dense un paseo por las calles del centro de la ciudad y comprobarán el extraordinario número de locales comerciales en venta o alquiler. Locales muchos de ellos que con anterioridad habían albergado negocios viables y prósperos. La pandemia golpeó cruelmente la economía del país y la ausencia de visitantes mandó a los ERTE a miles de empleados. Eso comienza a revertir a pesar de la guerra de Ucrania. Pero para completar la jugada necesitamos turistas, cruceros e inversiones. ¡Ojo! No a cualquier precio. No planteo una política de barra libre, pero sí una de regulación y pacto basada en la empatía, en la ausencia de estériles prevenciones ideologizadas. Cuando el presidente del Port de Barcelona, Damià Calvet, nos cuenta que los cruceros dejan anualmente más de 1000 millones de euros en la ciudad y dan empleo directo a más de 9000 personas, hay que medir bien las palabras. Otra cosa es que el Ayuntamiento exija que se supervisen y controlen las emisiones de óxidos de azufre para que se cumplan los parámetros recomendados por la OMS. 

12.6.22

STOP RUIDO

 

                                                                                 RUIDO 
 ‘Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad’. Esta frase de la zarzuela La verbena de la Paloma, pronunciada por Don Sebastián, ha hecho fortuna. La ciencia avanza y el ingenio también. Tanto es así que para el recuerdo quedaron los viejos baules y maletas. Alguien los transformó en objetos rodantes y triunfó. Inicialmente fueron un par de ruedecillas para ir tirando y luego cuatro para mayor comodidad. Incluso las mochilas de los escolares, para preservar la salud de las vertebras, se han dotado de ruedas. Y con ello llegó el arrastre, y con él un traqueteo capaz de incordiar y arrebatar de los brazos de Morfeo al más dormilón. Dicen que el ruido es la ausencia de silencio, un sonido no deseado capaz de afectar negativamente el bienestar físico y psíquico de las personas. Cierto. Contra él se han conjurado las administraciones instalando sonómetros y radares acústicos, los vecinos convocando manifestaciones exigiendo soluciones. Observen que no les he hablado de la barahúnda que provoca el tráfico rodado, tampoco del vocerío característico de las terrazas, ni de fiestas y conciertos extemporáneos. La referencia puntual al traqueteo de las maletas persigue poner de relieve que en lo micro, en lo pequeño, también subyacen muchos de los problemas que nos afectan. No se trata de pedir al personal grandes renuncias ni sacrificios, pero sí la dosis mínima de civismo para no molestar. Como aperitivo: ¿Qué tal no gritar ni alborotar al salir de un espectáculo, restaurante o bar?

REFUNFUÑONES Y AMARGADOS










JUNTS A LA CAZA DEL VOTO REFUNFUÑÓN 



 A Laura Borràs y sus chambelanes no les ha ido bien el Congreso de Junts per Catalunya celebrado en Argelers sur Mer. Aurora Madaula no ha conseguido brillar ni despuntar, mientras David Torrents, aspirante a ocupar la Secretaría de organización, no ha obtenido ni un 50% de apoyos para optar al cargo. Por cierto, una responsabilidad política ésta que en muchas estructuras partidarias suele ser sinónimo de poder orgánico ilimitado. Tampoco anda demasiado contenta Esther Vallès con su bolsita de votos y sin aval. En esta ocasión el clásico modus operandi de Laura Borràs de centrifugar responsabilidades, y culpar de los males a las cloacas del estado, no cuela ni en TV3. ¡Ojo! A no ser que la presidenta del Parlament sea capaz de divisar un pacto secreto entre los republicanos y Jordi Turull. No voy a entrar en consideraciones acerca de la dinámica congresual de Junts, tampoco sobre si un índice de participación del 38% es suficiente para estar satisfecho, o si se puede obviar el resultado de una votación. Allá cada cual con la interpretación de sus estatutos y códigos éticos. Es evidente que Junts tiene planteadas importantes incógnitas y problemas a despejar. La mesa de diálogo es una de ellas, pero también lo son la política de alianzas y pactos con ERC en el Govern de la Generalitat y con los socialistas en la Diputación de Barcelona. Estos temas no son cosa baladí porque, más allá de su importancia en la esfera de la gestión de lo público, configuran el colectivo de cargos de confianza y asesores de los respectivos partidos de gobierno. La ruptura de esos acuerdos tendría inevitablemente consecuencias sobre el actual statu quo y, sinceramente, no veo a demasiados cargos institucionales por esa labor rompedora. No obstante permítanme que comente un tema aparentemente superficial pero que quizás no lo sea tanto. Puigdemont, Turull y Comin cargaron duramente contra Pedro Sánchez y ERC. Sus discursos se inscriben en una lógica que pudo dar sus resultados durante el 1-O de 2017 pero que hoy en dia suenan a prehistoria y nostalgia. La ciudadanía reclama pactos, paz y concordia. Cuando Jordi Turull habla de pasar a la acción para culminar el proceso de independencia de Cataluña y ‘poner la directa’ yerra. Cuando Toni Comin insta a convertir el Govern ‘en una verdadera herramienta de confrontación con el estado’ para que las calles sean un escenario de ‘desbordamiento democrático’ uno piensa que es un cínico, o un sectario desconectado de la realidad. ¿Aún no han interiorizado en Junts que un buen numero de ciudadanos se ha descolgado de la mística paralizante del procés? ¿Acaso ignora la cúspide del partido lo que auguran sondeos y encuestas respecto a su formación? Cuando Turull insiste en criticar lo que él considera los ‘profetas del pesimismo y la derrota’ se delata. Junts necesita recuperar fuerzas de cara a las próximas contiendas electorales. El posibilismo anida en el discurso de ERC y el deseo de acuerdo en el del PSC. Junts carece, al menos de momento, de una definición programática e ideológica que le permita articular un discurso que vaya más allá de los tópicos y mantras del 2017. Sus dirigentes, conscientes de sus propias contradicciones, han optado por echar mano de los refunfuñones, del posible voto refunfuñón. De ese elector que no está especialmente cabreado por nada, pero que se queja de todo. Un elector que sentimentalmente está dispuesto, cuando no se abstiene, a votar siempre opciones independentistas a pesar de tener interiorizado que sus ojos no verán jamas Ítaca. Un elector al que le agrada el postureo de Borràs, el victimismo y la denuncia de lo poco que nos quieren más abajo del Ebro. El puigdemontismo 2022 sabe que ha de echar las redes ahí porque en otras aguas se hace más política y menos soflamas estomacales. El voto es un concepto que admite muchos complementos. Lo hay útil, oculto, prestado, volátil, cautivo, en blanco y también ¡Refunfuñón!