El blog d'en Joan Ferran

18.2.20

¡ BASTA !



MERIDIANAS Y TANGENTES 

 Cualquier día ocurrirá una desgracia y luego todo serán lamentaciones y una comisión de investigación. Hace pocas semanas un motorista fue objeto de maltrato por parte de los concentrados en la Meridiana; pocas horas antes un automovilista resulto multado por expresar su indignación ante el bloqueo de esta importante arteria ciudadana. Hace pocas horas mi amigo, el periodista Xavier Ríus, ha sido insultado y zarandeado por un puñado de energúmenos… Que el denominado ‘procés’ se ha degradado lo dice todo bicho viviente. Que sus prohombres nos engañaron y lanzaron a los más crédulos a una aventura descabellada, también. Pero, amigos, los últimos estertores del procesismo se han convertido en una pesadilla para muchos ciudadanos de Cataluña en general, y para los vecinos de la Meridiana en particular. Para aquellos que están obligados a frecuentar esa avenida, en la que cotidianamente se asiste a una performance secesionista, la situación deviene tan angustiosa como insostenible. Siempre he defendido el derecho de manifestación, y lo sigo haciendo, pero algo muy distinto es el empecinamiento de un centenar de iluminados ociosos que creen que, con ello, su causa gana adeptos. Error, craso error. Su causa se degrada desde el momento en que un vecino del barrio, un anciano, un comerciante o un trabajador en apuros ve limitada su movilidad. Los que cortan la Meridiana no hacen amigos ni seducen políticamente; encabronan tanto al personal que sus consignas se vuelven antipáticas por definición. Pero eso no es todo. Lo más grave del asunto es la dejadez de funciones de las administraciones competentes en el tema. Bien esta una autorización temporal y pasajera de la ocupación del espacio público, terrible es soportar durante meses la pesadilla orquestada de un grupito de manipulados. Ayuntamiento y Generalitat tienen la obligación de garantizar la normalidad en la vida cotidiana de la ciudadanía. Colau y Buch deberían garantizar de una puñetera vez la convivencia cívica. Unos pocos cortan la Meridiana para fastidio de muchos; otros se salen por la tangente para no cumplir con sus obligaciones de gobernantes. Vamos mal.

13.2.20





SOBRE APOLOGÍAS Y BLANQUEOS 


Ya nos hemos metido en otro bucle. Se habla tanto de la apología del franquismo, del neofascismo y del blanqueo que empiezo a inquietarme. Las espirales verbales pueden llegar, en el uso de los calificativos, a extremos insospechados. No hace mucho tiempo despachábamos a los cretinos, que osaban incordiarnos en exceso, llamándoles imbécil. Hoy muchos zanjan las discusiones con un insultante comodín multiusos: fascista. Banalizar y etiquetar en exceso está de moda y sale gratis. Por si ello fuera poco parece ser que vamos camino de una reforma del Código Penal que, entre otros muchos temas espinosos, quiere incluir y tipificar como delito la apología y la exaltación del franquismo. Varios juristas progresistas han advertido de las dificultades que entraña esa propuesta -en lo referente a la libertad de expresión que garantiza el artículo 20 de la Constitución- no vaya a ser que algún espabilado la encajone hasta el ahogo. Quizás por ello me han parecido acertadas las puntualizaciones de Iñigo Errejón respecto al peligro de penalizar inadecuadamente la apología del franquismo. Detesto obviamente todo lo que trajo consigo la dictadura, pero considero que es mediante la educación cívica, la recuperación de la memoria histórica y el fortalecimiento de los valores democráticos como se difuminan mejor los pensamientos totalitarios. A veces las prohibiciones actúan como un acicate morboso para los espíritus de contradicción amantes del peligro. Para algunos lo prohibido suele ser deseado como elemento de transgresión y afirmación. En psicología la denominada ley del péndulo es la que nos permite explicar, también en la esfera de la política, las razones de determinados comportamientos humanos. Combatamos todo lo ultra echando mano de la inteligencia, la educación y el raciocinio. Ante la nostalgia apolillada del viejo franquismo nada mejor que el ninguneo, la indiferencia y el rechazo. También ha hecho acto de presencia en este festival de conceptos nuevos la palabra ‘blanquear’. Así las cosas Évole es acusado de limpiar la imagen de Junqueras en su programa de la Sexta, o Societat Civil Catalana es criticada por reunirse -como han hecho con todos los partidos parlamentarios- con VOX. ¿Blanquear? Nada más ilustrativo para el ciudadano que comprobar en la pantalla del televisor la naturaleza mutante del republicano. Nada más duro para VOX que oír en boca de una entidad civil una exigencia de compromiso con los valores democráticos. Menos penalizar, menos etiquetar, menos criticar gratuitamente y más atraer al ámbito de la democracia a los que habitan en los márgenes.



¿DE QUÉ REPUBLICANISMO ME HABLAN? 





De numerito en numerito hasta el descrédito total. Así las gastan la señora de las ‘trapis’ con Jaguar y el galán guasón de las ciento cincuenta y cinco monedas. La estampa de Laura Borràs, Gabriel Rufián y cuatro diputados más atribuyéndose la representación de las sociedades vasca, catalana y gallega es tan improcedente como patética. Estos republicanos de pacotilla, a golpe de esperpento, van a conseguir el milagro de convertir -al menos por un tiempo-a los republicanos de toda la vida en monárquicos funcionales. Dicen no tener Rey, pero lo que no tienen es vergüenza. Porque hay que ser muy osada para criticar a un jefe de estado, que encarna un montón de valores republicanos, mientras se idolatra a un cesarillo de vía estrecha que hace de su fuga un espectáculo. Hay que ser tremendamente cínico para no reconocer como interlocutor a un demócrata de pro, cuando se ha hecho de la mentira combustible para el mangoneo y la supervivencia política. Hay que ser muy felón para prometer paraísos de bienestar, cuando se ha sido colaboracionista facilitando los recortes sociales. Lo tiene claro el veterano Gaspar Llamazares cuando afirma: “Mientras la opción republicana se vea representada en España por el republicanismo de ocasión de los independentistas, la Tercera República Española estará más lejos, transmutada de ideal en una quimera. Porque poco hay más lejano de la República y sus valores que la secesión.” Así las cosas no deja de ser paradójico que los que se reclaman seguidores de valores republicanos hayan sido los que, vulnerando las leyes de la democracia, torpedearon sin pudor la Constitución española y el Estatut de Cataluña. Lo más penoso de toda esta ópera bufa, es comprobar cómo intentan instrumentalizar los ideales republicanos gentes que nunca antes se reclamaron de ellos. Y no deja de ser curioso, también, que el cesarillo de Amer prefiera refugiarse bajo el manto de una monarquía, como la belga, y no envuelto en la bandera de una república… Malas lenguas sitúan a los de corte de Waterloo ronroneando a los pies de flamencos fanáticos. Aseguran, las mismas fuentes, que no brindan con ratafía sino que lo hacen con vodka de garrafa ofrecido por Putin… ¿De qué republicanismo me hablan?