El blog d'en Joan Ferran

30.1.20

GOODBYE TORRA




UN E-MAIL DESDE WATERLOO



 Los suyos lo despedirán con abrazos, lagrimas, vítores y aplausos .Cuando tome el portante no faltaran gritos de ¡libertad, libertad!... Dirán que Quim Torra es un buen hombre, un patriota honesto y que no se metió un céntimo público en el bolsillo. De acuerdo, todo eso forma parte la función. Pero lo cierto es que -lo digo sin acritud- Quim Torra ha sido el peor presidente de la Generalitat. El peor, no solo por la nefasta gestión política de su gobierno, sino también por su manifiesta incapacidad para establecer complicidades y pactos con terceros. Uno de sus defectos más notorios, a mí modesto entender, es aquel que tiene que ver con el uso del lenguaje y la utilización del léxico siempre en un sentido finalista, beligerante. En el Torra de estos años no se han prodigado las palabras amables, ni los intentos de seducción o persuasión. Sus alocuciones y discursos siempre han estado preñados de un tono desafiante y conflictivo. El buen político es aquel que se esfuerza en modular el discurso para no herir e intenta aproximar sus tesis al adversario. Torra no, él va de activista con mochila, ratafía y espetec de Vic. Su comparecencia ante los medios de comunicación, para anunciar el fin de la legislatura, da fe de lo que les digo. Tras propinar un sonoro sopapo a sus socios gubernamentales se saca de la chistera los típicos tópicos del procesismo irredento. Apela al pueblo en marcha, a la republica imaginaria, a la lucha contra la ‘represión’ del estado, a la autodeterminación… Pide dialogo desde la exigencia de su programa máximo. Siete años de matraca secesionista resumidos en siete minutos de comunicado sin preguntas. Todo un ‘déjà vu’ probablemente consensuado vía e-mail, o video conferencia, con Waterloo, escenario de derrotas. Que grande aquel verso del Nocturno de Rafael Alberti que decía: ¡Qué dolor de papeles que ha de barrer el viento!

23.1.20

CONTAMINADOS....




AL PASO ‘ALEGRE’ DE VOX 


No se inquieten demasiado, pero tampoco relativicen el fenómeno en exceso. Una ofensiva reaccionaria galopa desbocada mancillando la España de camisa blanca de nuestra esperanza. La pena negra nos amenaza, escribía el inolvidable poeta bilbaíno Blas de Otero. Sí, está ahí, procurando la vuelta al blanco y negro y a la mirada oculta tras los visillos. Hoy es el pin parental, mañana será otra cosa y pasado otra aún más alambicada. La derecha extrema de este país se ha aventurado por la senda tortuosa que conduce al pasado perdido. Añoran los noviazgos epistolares de otras épocas, los rapapolvos moralizantes de los curas castrenses, el silencio de los Viernes Santos, la falda larga y el cabello recogido… Malas lenguas cuentan que los acólitos de Santiago Abascal leen, con fruición, el libro del siquiatra alemán, Paul Julius Moebius, titulado: ‘La deficiencia mental fisiológica de la mujer’. Para ellos España o es cañí o no es la España verdadera, la autentica. VOX irrumpe en la agenda política marcando el paso de la oca, levantando la zanca a la búsqueda de los noventa grados de torsión, capaces de cercenar el equilibrio entre los demócratas con sentido de estado. Y ¡Oh temeridad! Sus socios de gobierno, asustados y confundidos, no se esfuerzan en marcar los límites. El capítulo del pin parental pasará. De la caverna surgirán nuevas exigencias envueltas en frases ampulosas, discursos rebosantes de retórica patriótica y jerga xenófoba o maniquea. Las derechas no tan extremas se verán, de forma recurrente, ante la tesitura de optar entre lo democráticamente aceptable y las nostalgias aletargadas de los ultras de toda la vida. ¿Qué harán? No pretendo ser agorero pero el futuro a medio plazo, tanto de Populares como de Ciudadanos, dependerá de si aceptan desfilar, o no, con el paso ‘alegre’ de la oca que marca VOX.

18.1.20

ORIOL, ORIOL...ASÍ NO



ORIOL, ASI NO VAMOS BIEN 

Oriol Junqueras es de letras. Y probablemente habrá leído alguna cosa de Rudyard Kipling. De no ser así quizás haya oído recitar, en más de una ocasión, fragmentos de del conocido poema ‘If’ que concluye con la contundente afirmación: ”Serás un hombre, hijo mío”. Todos y cada uno de los versos del literato ingles tienen su miga, pero uno de ellos le viene hoy, como anillo al dedo, a Oriol. Es aquel que dice: ‘Si logras que los nervios y el corazón te asistan aún después de su fuga de tu cuerpo en fatiga…’ En una entrevista concedida para al diario El País Junqueras se ha desahogado con más agresividad que la habitual en él. Algunas de sus respuestas, más allá de su contenido escatológico, rezuman resentimiento y poca cintura política. Nada que ver con otras declaraciones realizadas en fechas recientes por el líder republicano. Las recordamos algo más edulcoradas y dialogantes. Uno puede llegar a comprender que el hombre no pasa un buen momento al observar como otros disfrutan de libertad de movimientos con credenciales de parlamentario europeo. Comprobar que algunos compañeros de sumario gozan ya de permisos penitenciarios, y él no, seguramente provoca congoja. Todo ello es humano y podría servir como excusa por las respuestas efectuadas a un conjunto de preguntas con mordiente. Quizás sí, pero vista la situación política del país, y la presión ambiental existente, lo deseable sería que los dirigentes políticos intentaran modular el contenido de sus palabras. Lo leído en prensa, atribuido a Junqueras, suena a desafío y chantaje. Eso no es bueno ni para la política, ni para él, ni para nadie. Como decía Kipling : ’Si logras que los nervios y el corazón te asistan…

POR DECORO PARLAMENTARIO....



UN POCO DE CHISCHIVEO, POR FAVOR



 Hace algunos días, desde esta misma columna de opinión, sugería que a la política española le convenía un ‘reset’. Sigo pensando lo mismo, pero con algunos aditivos y complementos. Es urgente bajar el volumen, los decibelios de la bronca dañan el intelecto, nublan la razón; conviene aguar la ira que se desprende de mucha letra impresa y edulcorar el léxico de los mamporreros de micro y caja tonta. Un país que pretenda avanzar y prosperar no puede vivir bajo el estrés que genera la conflictividad permanente. Eso no es bueno e instala en la opinión pública la sensación de que nada vale la pena, de que todo es un guirigay, de que no hay salida. El gobierno apenas ha ejercido y ya recibe las andanadas de una oposición empeñada en derrocarlo -no le importa el método- lo más rápidamente posible. Error de manual. Desenterrar el viejo vocabulario del anticomunismo profetizando checas, traiciones y frentes populares por doquier, no es de recibo. Convocar manifestaciones con estética nostálgica en la plaza del ayuntamiento tampoco; huele a rancio. Esa actitud, en lugar de debilitar o señalar las contradicciones entre los socios del gobierno, solo consigue un cierre de filas cada vez más sólido de la coalición. Me resisto a pensar que entre los adversarios del ejecutivo no haya nadie, con sentido común, rumiando que nada es eterno, que la política da muchas vueltas, que los futuros están por escribir, ergo… En 1972, una de nuestras grandes escritoras, Carmen Martin Gaite, leyó una tesis doctoral que no tardó en publicar bajo el título ‘Usos amorosos del dieciocho español’. Nuestra literata exponía en ella algunas modas y costumbres, practicadas en la España de aquella época, relacionadas no sólo con el cortejo y el galanteo sino también con la seducción. En ese ensayo Martin Gaite cita profusamente el concepto de chischiveo como el arte de cortejar ‘con desinterés platónico y constancia eremita’. De Italia nos llegaron las tácticas que proponía Maquiavelo; también arribó el ‘cicisbeo’ que estudió Carmen como forma relacional. ¿Por qué, en estos tiempos de verbo desatado, no intentamos incorporarlo a la política? A España, a Cataluña también, les convendría una buena dosis de generoso chischiveo reparador. Cuentan los eruditos que esos usos amorosos generaban confianza sin necesidad de roce carnal ni compromiso cerrado. En aras de la convivencia, y sin de necesidad pactos vergonzantes, me atrevería a solicitar a nuestros políticos en activo: ¡Un poco de chischiveo, por favor!

15.1.20

MÁS POLÍTICA Y MENOS BRONCA






POR UN ‘RESET’ 




Con la edad, y algunas lecturas, uno tiende a relativizar las cosas. Muchas han sido las palabras gruesas, abundantes los pataleos, los insultos y agravios vertidos estos días de enero en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. No me gusta la bronca ni el jaleo que se cobija en el anonimato generado por un coro de diputados iracundos. Ahí no se reconoce al propietario del mensaje ofensivo emitido, ni mora la mínima valentía necesaria para defender lo dicho. Tampoco me gustan esas maneras y rituales versallescos en los que lo afirmado queda diluido en aras de una falsa cortesía parlamentaria. Conviene expresar con claridad lo que haya que decir y es deseable que se sepa quién lo dice. Eso sí, sin esa bilis agresiva que supuran las miradas vitriólicas plenas de odio. En política se puede ser severo y duro sin dejar de ser educado y brillante. Para granjearse el respeto y la consideración de los demás es aconsejable no ser mezquino, traidor o cobarde. Tras el debate congresual un servidor de ustedes no se va a rasgar las vestiduras lamentándose del espectáculo que nos han brindado algunos de los próceres de la patria. Tampoco voy a comentarles las ocurrencias o el pedigrí patriótico de sus señorías. Han sido tantas las horas de retransmisión televisiva que tengo la seguridad de que el ciudadano de a pie ya ha etiquetado a cada cual como se merece. Eso sí, me resisto a formar parte de esa legión de almas cándidas que, escandalizadas, creen haber descubierto el infierno en la plaza de las Cortes. Quizás olvidan que a lo largo de la historia de España la cámara las ha visto de todos los colores y que ha contado, en su seno, con agoreros para todos los gustos vaticinando males y desdichas para el pueblo. ¿Quieren que rememoremos alguna bronca espectacular del pasado? Vamos a ello. Un cuatro de enero de hace ochenta seis años se vivió en el congreso de los diputados una de las sesiones más turbulentas de las que tenemos noticia. No fue en un debate de política general, ni en uno de investidura, ni nada que se le parezca. La tangana se originó con motivo de una necrológica sobre Francesc Macià, fallecido aquel 25 de diciembre. Fue el diputado José Maria Albiñana, líder y fundador del Partido Nacionalista Español, quien inició una intervención en la que no faltaron los mismos epítetos, insultos y vivas a España que hemos oído estos días. La bronca fue de campeonato, las llamadas al orden insistentes y el barullo indescriptible. Como es obvio, en aquellos tiempos no existía el efecto multiplicador y amplificador que hoy juegan la televisión y las redes sociales. Si repasan la prensa de la época podrán comprobar ustedes la virulencia de lo sucedido. Relativicemos pues, sin justificar en lo más mínimo, lo acontecido estas últimas jornadas. Tras la investidura de Pedro Sánchez nos conviene a todos hacer un ‘reset’. Se abre una nueva etapa en la que los actores y figurantes de la política española deberán decidir lo que quieren ser o dejar de ser. Ahí radica buena parte del futuro político del país. ¡Ah! Y a los que les importa un rábano España que luego no vengan llorando pidiendo hortalizas frescas o fertilizante.

7.1.20

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¿AUN NO?




LAS IRRITACIONES DE TORRA 


Hay frases que, de tanto repetirse, ya forman parte de mecanismos automáticos de respuesta. En los funerales, junto al clásico y sobado ‘te acompaño en el sentimiento’, se oye comentar el no menos utilizado ‘es ley de vida’. Y sí, seguramente lo es. Ocurre algo parecido cuando un político en activo se halla a dos pasos de una inhabilitación o de un cese forzado. Casi por generación espontanea, tanto sus colegas como sus adversarios, juegan a hacer cábalas acerca de cómo, cuándo y quien le sucederá en la poltrona. Si a ese panorama añadimos intereses y desavenencias varias, convendrán conmigo que estamos ante un caldo de cultivo idóneo para el chismorreo y la puja. Así están las cosas en el Govern de la Generalitat y se nota. Como es obvio desconozco las previsiones para el 2020 que los astrólogos del secesionismo, y las pitonisas rácanas con columna en La Vanguardia, dibujan para el futuro de Quim Torra. Les diré que me trae sin cuidado si lo suyo va a ser una puerta giratoria o un despacho post presidencial con chofer y mosso en la antesala. Torra satura y mucho. Su última hazaña, para añadir al cuadernillo que recoge sus pecados como pésimo gobernante, ha consistido en abroncar a los miembros del gobierno que han osado comentar su posible inhabilitación. El President vicario no es buen fajador. La sentencia del TSJC le ha irritado tanto que, perdiendo las formas, calificó como lastimosas las valoraciones de sus correligionarios acerca de la nueva situación creada. No satisfecho con su lagrimeo animó a las falanges, cual predicador en trance, a plantar cara ante la decisión judicial. Seguramente lo que Torra sabe y desea ocultar es que a los socios de Esquerra, y a muchos de los suyos también, lo que les parece lastimoso y gratuito es la forma delegada de ejercer el mandato presidencial que le caracteriza. Eso sí, hay excepciones, mentes ‘preclaras’ como las del dúo Talegón & Cotarelo que lo califican de gran estadista… ¿No?