El blog d'en Joan Ferran

22.11.22

Pablo Milanés - Yolanda (En Vivo Desde La Habana, Cuba)

15.11.22

TIEMPOS DIFICILES

 

EL EQUILIBRIO 





 Tenemos tema, por lo menos hasta fin de año. Diseccionar la sedición y sus consecuencias da para mucho. Además, se da la clásica paradoja de que polos opuestos de la política española coinciden en corear las supuestas maldades, traiciones o inconveniencias de los cambios legislativos apuntados por el gobierno de Pedro Sánchez. VOX, Junts, la CUP, el PP y sus habituales grupos mediáticos de soporte estan empeñados en vendernos futuros imperfectos. Viendo el cariz que toman las cosas, me reafirmo en la idea de que a este país le falta una buena dosis de sentido común y le sobra milenarismo. Le sobra el populismo antipolítico que destila Carles Puigdemont desde Waterloo; le sobra el ‘ayusismo’ en vena que se inyecta Núñez Feijóo cada vez que ha de tomar decisiones. ¿Y qué le falta a Cataluña, me preguntarán ustedes? Pues al govern de Pere Aragonès le falta tomar conciencia de que con treinta y tres diputados no se llega a Ítaca; a Oriol Junqueras, interiorizar que el verdadero patriotismo consiste en procurar lo mejor para tus conciudadanos. Y eso, a efectos prácticos, pasa por aprobar con diligencia los presupuestos de aquí y de allá. Ya no hay tiempo para más dilaciones. La zozobra del independentismo -sus peleas intestinas- ni puede ni debe llevarse por delante los intereses de todo un país. Los catalanes estamos escarmentados. Nos vendieron un eufemismo llamado ‘derecho a decidir’ y todo se complicó. Nos aseguraron un camino de rosas hacia la perfección, con el beneplácito y el reconocimiento de la comunidad internacional, y éste jamás llegó. Nos garantizaron que el Estado se arrugaría ante el tremolar de las banderas al viento y aterrizó el 155. Nos dijeron muchas cosas y se equivocaron. Y, a pesar de aquel conjunto de premisas falsas, aún hay políticos que miran hacia atrás con orgullo incapaces de pedir perdón por el desaguisado que organizaron. No son conscientes de que su tropa, su ‘sujeto histórico’ usando terminologia marxista, ya no está preparada para la unilateralitat; tampoco las ‘multitudes’ procesistas, parafraseando a Toni Negri y Michael Hardt, están dispuestas a una revolución de las sonrisas que hoy provocaría carcajadas. Urge regresar al sentido práctico de la acción política. Combatir la inflación, garantizar el poder adquisitivo de los ciudadanos, reforzar las políticas sociales y trabajar por el diálogo y la concordia deviene fundamental. Ante la actual situación ambiental, econòmica y social, algunos políticos han creído que echar mano de las emociones les es más rentable electoralmente que ofrecer un programa político riguroso y solvente. Craso error, confunden el ruido mediático con los niveles de aprobación, entre la ciudadanía, de su gestión. Lo cuentan las encuestas y lo ha certificado recientemente el CEO. El ciudadano, harto de tanta parafernalia simbólica y trifulca cainita, se decanta por actores políticos que hacen bandera del diálogo y el entendimiento. Prefieren un discurso ponderado y equilibrado a otro estridente o descalificador. Quizás por eso Salvador Illa y el PSC salen reforzados en los últimos sondeos, ERC resiste como pago a su pragmatismo, Yolanda Díaz cae bien, Junts se desliza hacia los márgenes y Ciudadanos se extingue. En el ámbito municipal barcelonés, ante el postureo exagerado de Ada Colau y la falta de frescura de Ernest Maragall, Jaume Collboni da muestras de un equilibrio vertebrado sobre principios sólidos pero ajeno al ideologismo de sus competidores. Cuando se adivinan tiempos difíciles y complicados el populismo gana terreno pero, por fortuna, el equilibrio también se cotiza al alza. Primer round, en mayo.

MOVIDAS Y MÁS MOVIDAS----

 

LA METAMORFOSIS DE LAS PLATAFORMAS

 Las plataformas políticas se constituyen , crecen y, si no implosionan, se transforman. Sirven de trampolín para ambiciones personales, de banderín de enganche para almas inquietas o de divertimiento para ociosos. Las hemerotecas pueden dar fe de ello. Corría el año 1999 cuando la plataforma cívico-política Ciutadans pel Canvi irrumpió en la escena electoral, para dar apoyo a la candidatura de Pasqual Maragall a la presidencia de la Generalitat. Poco tiempo después se presentaría en coalición con el PSC en unas listas electorales conjuntas y obtendría un buen numero de escaños. Tras una década y un montón de vicisitudes, se disolvió la plataforma y algunos de sus miembros anunciaron su adhesión a un grupúsculo denominado Nova Esquerra Catalana. Más fresco en la memoria tenemos el caso de Podemos. Un movimiento agregativo de distintas sensibilidades de izquierdas -con liderazgos singulares como Pablo Iglesias e Iñigo Errejón- que cumplidos más de ocho años desde su creación se ha convertido en un partido más. El ejercicio de responsabilidades institucionales obligó, en este caso a los activistas antisistema de antaño, a repensar los temas y obrar en consecuencia. Para ellos, quizás lo más importante, fue dilucidar sobre qué armazón organizativo sustentar y justificar la gestión gubernamental asumida tras el resultado de las urnas y los pactos con los socialistas. Dicen los politólogos que Unidas Podemos, y sus sucedáneos, se han convertido en partidos como los demás, con una militancia de corte clásico, con cuotas y reglamentos. Unas formaciones en las que dirigentes como Ada Colau y sus colegas, ya no estan sometidos a la limitación de mandatos ni a una disciplina salarial. Ya ven, la metamorfosis en el patio político de la izquierda también existe. La vicepresidenta y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, nos propone una plataforma política de ámbito español de tendencia progresista: Sumar. Nos cuenta que este proyecto ciudadano, aún en fase embrionaria, tiene como objetivo organizar la esperanza. Pero, de momento, lo que ha conseguido es que la vieja guardia podemita, Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias, hayan tocado a rebato para impedir ser fagocitados como organización por la camarada Díaz. Por cierto, si las cosas se complican en la ‘esquinita’ de la izquierda, no les extrañe a ustedes que Sumar no llegue jamás a superar la fase larvaria. ¿Más plataformas? Sí. En la misma semana otoñal en que los restos del teniente general Gonzalo Queipo de Llano salían de la Basílica de la Macarena en Sevilla, Macarena Olona presentaba en Madrid una plataforma destinada a combatir “la ideología criminal de género’’. Al igual que la vicepresidenta Yolanda Díaz, la señora Olona piensa recorrer las tierras de España para difundir su credo. La ex diputada de VOX quiere recoger el medio millón de firmas necesario para que su Iniciativa Legislativa Popular (ILP) pueda ser sustanciada en el Congreso de los Diputados. Añora regresar al hemiciclo y soltar una arenga capaz de turbar a Santiago Abascal. Arguye que su objetivo es derogar la vigente ley de violencia de género y la futura ley Trans. Dicen que Macarena se ha inspirado en los métodos y las tesis que han llevado a Giorgia Meloni a vencer en la elecciones italianas con su ‘Dios, patria y familia’. Ahí se equivoca la alicantina, no tiene en cuenta que su idolatrada Giorgia ha entrado en fase crisálida, quiere ser mariposa vistosa, y ya se ha paseado por Bruselas para tranquilizar a las instituciones comunitarias. Lo comentamos todos hasta la saciedad, el quehacer de los políticos está cuestionado y es loable todo aquello que fomente la participación del ciudadano en la cosa pública; de acuerdo, pero con tiento, sin frivolidades y fuegos de artificio. Cuando Michel Rocard abandonó la dirección del Partido Socialista francés (1994) formuló esta reflexión acerca de la política y sus instrumentos: ”Las divisiones reales en pocos casos nacen de las ideas, sino de las ambiciones, nostalgias y segundas intenciones”. ¿Plataformas? Quizás sí, pero solo las justas y necesarias para no confundir al personal.

SIEMPRE IGUAL CON TV3

 

¿CIEN MILLONES MÁS? 



 Hay refranes rebosantes de sabiduría popular. Entre ellos, el clásico ‘Ante el vicio de pedir, la virtud de no dar, me parece insuperable. Este aforismo se ha convertido en un método infalible de autoprotección contra los abusos y el lloriqueo, un antídoto eficaz contra el ‘quien no llora no mama’ tan en uso en este país. El dicho que les comento viene a cuento porque Rosa Romà, la presidenta de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) ente gestor de Catalunya radio y TV3, pidió en sede parlamentaria al govern de Pere Aragonès una aportación extra de 100 millones de euros para su corporación. La peticionaria sostiene que la televisión y radio públicas catalanas necesita más recursos para poder funcionar correctamente. Ante la mirada displicente de unos cuantos diputados la señora Rosa Romà recitó un repertorio de viejas y conocidas consideraciones. No faltó la llamada patriótica a la consolidación, difusión y defensa de la lengua catalana, las críticas a una supuesta infrafinanciación crónica del ente, o la urgencia de blindarse ante la competencia feroz de otros medios de comunicación públicos y privados. En las palabras de Romà los parlamentarios no hallaron el menor atisbo de preocupación respecto a la delicada situación económica generada por la guerra de Ucrania, a la necesidad de ajustarse el cinturón o de limitar el gasto y los emolumentos de algunas de las ‘estrellas’ mediáticas. Todo parece indicar que a los mandamases de la CCMA les parece lógico y normal plantear un incremento de subvencion pública superior al 25%, sin pasar antes el corta césped por su jardín. Pero más allá de este aspecto, llamémosle financiero, cabe preguntarse si como servicio público a toda la ciudadanía merecen lo que piden. Sinceramente, creo que no. Hace unos meses algunas almas cándidas creyeron que era posible el cambio en la dinámica de la radio y la tele pública catalana. Lamentablemente no ha sido ni es así. Continua primando un determinado sesgo ideológico descaradamente independentista en los informativos, en la selección de los tertulianos y en la parrilla de titulares. Continua usándose un léxico y un humor ofensivo, impropio de una radio y televisión pagada por todos. Nadie se disculpa por nada, la impunidad de los groseros continua y se acuerdan negocios audiovisuales millonarios con magnates opacos. Rosa Romà, tras su carta a los Reyes Magos en la comisión de control parlamentario, concluyó diciendo:"Esperamos que el nuevo proyecto de la CCMA sea un proyecto que se haga suyo el Parlamento y que sea un proyecto de país". Mucho cuidado señor Salvador Illa, y señora Jéssica Albiach al negociar los presupuestos de la Generalitat con los contables de Pere Aragonès, el tema de los medios de comunicación contiene una trampa saducea. Las izquierdas han ejercido de ‘pagafantas’ ingenuos en más de una ocasión y sería deprimente que volviera a suceder lo mismo. No quiero parecer un aguafiestas, pero para que eso tan bonito que pide la presidenta de la ‘Corpo’ sea factible, es imprescindible visualizar un cambio en las formas y los contenidos de TV3 y Catalunya Radio. No basta con un reparto de sillones en el Consejo de Administración de la CCMA. O se avanza por un camino con mayores cuotas de objetividad y pluralidad política, o que pague la juerga el millonario trotskista. Jaume Roures.

IBERIA

 

IBERISMO PRÁCTICO 

 Por mucho que les pese a Alberto Nuñez Feijóo, y a su vocera Cuca Gamarra, los Presupuestos Generales del Estado han cruzado su Rubicón particular. Lo de la ‘excepción ibérica’ funciona y la conexión energética de la península con el sur de Francia también promete. Aquellos que dicen que Pedro Sánchez es un político casado con la suerte, deberán reconsiderar ese criterio tan poco científico. Algo debe hacer bien el presidente del gobierno español cuando tantas cosas le lucen. Valga, como ejemplo puntual de lo que planteó: la coordinación y alianza en la Unión Europea de España y Portugal. A nadie se le escapa que la amistosa imagen fotográfica de Antonio Costa y Pedro Sánchez en las portadas de la prensa, recupera las esencias de un cierto sentimiento iberista subyacente en la historia de ambos países. El iberismo tuvo su prédica a finales del siglo XIX, en pleno apogeo de los movimientos de unificación nacional que se producían en otras partes de Europa. En nuestro país estuvo asociado principalmente a las ideas del republicanismo progresista y federalista. El proyecto de una Iberia unida pasó por infinidad de altibajos y vicisitudes. Sobre la mesa de discusión aparecieron propuestas de unión que iban desde la unificación monárquica del diplomático español Sinibal de Mas y Sanz, a la federación republicana ibérica del presidente de Francesc Pi i Margall, pasando por la integración de naciones del presidente portugués Teófilo Braga o, la Confederación de Repúblicas Ibéricas del presidente de la Generalitat Francesc Macià. Incluso el anarquismo militante, la FAI, incorporó a sus siglas la referencia ibérica. También algunos grupos de izquierdas como el POUM, predicaban la necesidad de avanzar hacia una Unión de Repúblicas Socialistas Ibéricas. Pero el iberismo también contó con la simpatía de una nutrida lista de notables en la que se encuentran, por ejemplo, el general reformista portugués Latino Cohelo, el primer ministro luso Costa Cabral o el escritor Fernando Pessoa. En España, con todas las prevenciones y matices que se quieran, tenemos al político liberal Juan Álvarez Mendizábal, al escritor Sixto Cámara, al general Juan Prim, al presidente Emilio Castelar, e incluso Miguel de Unamuno. Celebramos este año el centenario del nacimiento del gran pensador y humanista luso José Saramago. Un escritor empeñado en transmitir a sus lectores humanismo y conciencia solidaria, pero también un defensor convencido de un iberismo de nuevo cuño. Entendía el iberismo como la oportunidad de sustituir a los nacionalismos defensivos por la ciudadanía racional y responsable. A los gerifaltes del nacionalismo catalán más irredento, Laura Borràs y Oriol Junqueras, no les iría nada mal una lectura comentada del ‘Ensayo sobre la lucidez’ . Sobre lucidez e iberismo nos dejó una buena muestra en el prólogo, al libro de Cesar Antonio Molina :’Sobre el iberismo y otros escritos de literatura portuguesa’. En el que se pregunta y se responde a sí mismo: “¿El iberismo está muerto? Sí ¿Podremos vivir sin iberismo? No lo creo”. En el iberismo práctico de los presidentes de España y Portugal se encuentran, quizás sin pretenderlo, algunas de las claves para avanzar en una mayor integración e interrelacion de los pueblos de la península. Los proyectos comunes y las necesidades, unifican criterios y ablandan sectarismos. Pere Aragonès se apresuró en aplaudir la prometida conexión energética entre Barcelona y Marsella, el president de la Generalitat seguramente vió en ella mucho de iberismo práctico, poco de ‘táctico’.