El blog d'en Joan Ferran

20.2.19

EL TRIFACHITO





LA HIDRA EN ESPAÑA 

 Una hidra con tres cabezas se dispone a recorrer los campos, pueblos y ciudades de Sepharad. Anatemiza, vocifera y amenaza actuando como profeta iluminado de un nuevo y terrorífico apocalipsis. Habla de sacrilegios, traiciones, cobardías y renuncias. La hidra de tres cabezas, vestida de resentimiento, no atiende a razones. Supura el vicio de los siete pecados capitales, desconoce la misericordia, aborrece la verdad. La hidra de tres cabezas se alimenta de bajas pasiones, miserias y rencor. Se acicala en el limo, se perfuma con esencias de odio, torea con banderillas de fuego. La hidra que se dispone a pisar nuestra piel de toro, margina la diferencia, apuesta por retornar a la cueva de los horrores alegando que lo femenino no existe, que algunos amores son libertinaje. Para la bestia, en aras de una sacrosanta palabrería, los derechos adquiridos han de diluirse cual azucarillos en agua hirviendo. La Hidra de España fue huevo, ahora es serpiente tricéfala de aliento venenoso dispuesta a emponzoñar el verbo hablar. Hablar, para ella, puede ser pecado mortal.
 Al igual que Heracles, y su sobrino Yolao, quienes pretendan vencer al eterno animal, que mora a la diestra de la ciénaga, deberá cubrirse la boca y las narices con una tela para protegerse de sus efluvios tóxicos y paralizantes. También deberán permanecer atentos al cangrejo Carcinos -que anida próximo a Flandes- siempre dispuesto a atacar los pies de los luchadores para distraerlos de su misión; medra el crustáceo con la esperanza de lograr un lugar entre las constelaciones y sobrevivir. Solo así osados valientes, con la palabra y la verdad como espada flamígera, podrán hacer rodar las cabezas de la hidra cauterizando las heridas y evitando regeneraciones no deseadas. Heracles lo logró y Sepharad y sus gentes merecen nuevas primaveras.

13.2.19

VUELVE LA DERECHA . ERC Y PDECAT LO FACILITAN






CASADO: EL NATALISTA DESLENGUADO



 Bajo el aspecto jovial de Pablo Casado se esconde lo peor del pensamiento de Vázquez de Mella. Tras la sonrisa del dirigente popular fluye una agresiva retórica que nos recuerda al José María Albiñana de 1933 -fundador del Partido Nacionalista Español- orquestando una bronca, en el Congreso de los Diputados, con motivo de la necrológica de Francesc Macià. Con Pablo Casado parece que regresa lo peor y más rancio de la derecha carpetovetónica y del conservadurismo español. No les voy a hablar a ustedes de manifestaciones multitudinarias, ni de los desafortunados epítetos empleados por Casado contra sus adversarios políticos. Tampoco de su insistencia en convocar elecciones, de sus opiniones sobre los conflictos latinoamericanos, ni de los presupuestos generales del Estado. Los medios de comunicación han dado, y dan, buena cuenta de ello. Sin embargo, me gustaría llamar la atención acerca de esa idea del líder popular de asociar la viabilidad de las pensiones con el aborto. Afirmar que una ley restrictiva del aborto -volver al 1985- sería positiva para las pensiones futuras es un despropósito que reabre una polémica zanjada hace tiempo. Las propuestas regresivas de Casado no sólo laminan derechos adquiridos, si no que desprenden un tufillo neonatalista de matriz autoritaria. Ahora va a resultar que nuestro locuaz líder de la oposición, a imagen y semejanza del conservadurismo internacional y del repunte del discurso ultranacionalista, se va a convertir en el paladín de un nuevo natalismo. De seguir por esa senda, nuestro ínclito deslenguado no tardará mucho en profundizar en su cruzada contra el aborto e, incluso, desaconsejar el uso de los anticonceptivos. Tiempo al tiempo. En breve oirán ustedes, de nuevo, aquel discursito que popularizó Marta Ferrusola reclamando que nacieran más de “los nuestros” porque “los otros” diluyen la identidad del país. No es extraña la coincidencia entre el ideario de la derecha y el antiabortismo. Tampoco el desprecio de la inmigración velado con un barniz natalista y una perorata tradicionalista. Les recomiendo al respecto los “Apuntes de Demografía” que cuelga en internet el sociólogo y demógrafo Julio Pérez Díaz. Son magníficos, en ellos podrán documentarse hasta la saciedad acerca de las políticas natalistas habidas y por haber. Especial atención merecen las que impulsó Benito Mussolini en 1926, o las de la Rumania de Ceaucescu, y que el profesor documenta prolijamente con materiales muy interesantes. La cruzada de Pablo Casado, el deslenguado, lo aprovecha todo, no desperdicia nada. La demagogia empleada respecto las pensiones pretende ocultar la ofensiva que se está gestando, en los cenáculos de la derecha, contra los derechos de las mujeres. Su discurso nos transporta a un pasado tenebroso, bronco y poco recomendable. Alerta.

7.2.19

CONVOCATORIA DE HUELGA TRAMPOSA






LA HUELGUITA 

Leo en prensa que algunos sindicatos minoritarios llaman a la huelga general. Explican los convocantes que cuentan con el plácet del Govern porque esta movilización es el paradigma de la lucha por las libertades democráticas (sic). Alucino, no puedo evitarlo. A estas alturas del serial catalán, cuando me hablan de huelga general, pienso en aquella extraordinaria película muda ‘La Huelga’, dirigida por Serguéi Eisenstein en 1924, que describía la lucha de los trabajadores de una fábrica en la Rusia pre revolucionaria. Excelente largometraje el del cineasta soviético con memorables escenas plenas de mensaje y sentido, omnipresente en los cines fórum durante el franquismo. 
Quizás también sea por deformación profesional pero la palabra en cuestión me trae remembranzas acerca de un periódico libertario, que vio la luz en Barcelona un 15 de noviembre de 1901, bajo los auspicios y los dineros de Francisco Ferrer Guardia. Tenía por nombre ‘La Huelga General’ y se publicaba en los talleres de una editorial… ¡Católica!
 ¡Ay la invocación a las masas! Si don Santiago Carrillo levantara la cabeza, y contemplara el esperpento de esta ‘huelga general pacífica’ que han orquestado unos cuantos amarillo-limón subvencionados, se entristecería. Nos diría, con un cigarrillo en la comisura de los labios, que eso no tiene nada que ver con su histórica consigna acuñada en tiempos del franquismo. Sí, aquella que no se cansó de predicar ingenuamente a lo largo de varios lustros con la intención de derrocar el régimen sin conseguirlo. 
Y es que, amigos, las huelgas en sí no son ni buenas ni malas, ni son sinónimo de algo progresista o democrático. La historia nos cuenta lo terriblemente reaccionaria que puede llegar a ser una lucha; todo depende del enfoque político que le inyecten sus promotores. En octubre de 1972 la patronal chilena orquestó un paro contra el gobierno democrático de Salvador Allende. Conocido como ‘el paro de los camioneros’ o ‘de los patrones’, ese evento torpedeó el normal funcionamiento de la democracia en Chile. Esa huelga, y otras movilizaciones, obligaron a Allende a declarar el estado de emergencia en 18 provincias. Esa huelga reaccionaria, esos paros, allanó el camino a Augusto Pinochet. 
Llámenme malpensado si lo desean, pero cuando un gobierno nacionalista de derechas, campeón en recortes, tolera y alienta un paro general es que pretende ocultar las deficiencias de su gestión. Si alguien cree que una huelguita general, cuatro AVEs sin circular y la AP7 colapsada solucionan el galimatías catalán está equivocado. La justicia tiene sus tiempos y su liturgia. Si de veras se desea abordar el tema de los presos habrá que aguardar las sentencias y luego hablar… Las huelguitas no servirán para nada, son fuegos de artificio, humo perfumado para que la maltrecha moral del independentismo no decaiga aun más.

1.2.19

POLÍTICOS DE PACOTILLA







EL CESARILLO DE WATERLOO


 Recuperar a los clásicos nunca viene mal. Marx, en su prologo al 18 Brumario de Luis Bonaparte, afirmaba:”la lucha de clases creo en Francia las circunstancias y las condiciones que permitieron que un personaje mediocre y grotesco representara el papel de héroe”. Aprovechando la cita permítanme un ejercicio de reemplazo de cuatro palabras y -parafraseando al abuelo Karl- escribir: El ‘procés’ ha creado las circunstancias y las condiciones que permiten a personajes mediocres y grotescos, como Puigdemont, atribuirse el papel de héroe… Y no solo eso, sino también impulsar un movimiento populista de corte neo peronista con la complacencia de unos cuantos adictos a la poltrona. 
Seamos claros, lo del huido a Waterloo no es más que un ataque de cesarismo barato a la búsqueda de un puerto donde amarrar su destino errante. Al viejo Marx no le complacía el concepto cesarismo. Para él era una imprecisión terminológica que inducia a engaño. Prefería hablar de bonapartismo a partir del ejemplo histórico de Luis Bonaparte quien encabezó un golpe de Estado en la Francia de 1851 y hace referencia a un tipo de liderazgo político que aparenta ser “equidistante” ante los intereses de clase pero que, en el fondo, defiende lo inconfesable. Pero más allá de estas disquisiciones sobre el fugitivo uno percibe en el funcionamiento de la Crida Nacional per la República, en su discurso y en sus propuestas políticas una considerable dosis de caudillismo que la asemeja al peronismo. Incluso, si me apuran, el rol de Quim Torra en Cataluña recuerda el papel jugado por Héctor José Cámpora a la espera del regreso del caudillo, Perón, a la Casa Rosada. Cesarismo, caudillismo o neo peronismo… Suena extraño definirlo así pero la realidad es tozuda. No deja de ser preocupante contemplar como muchos independentistas de buena fe atribuyen al prófugo capacidades políticas que no atesora. La actividad del huido, a día de hoy, se ha caracterizado por la improvisación, el oportunismo y la gesticulación mediática. Sorprende también ver personas, en otro tiempo relevantes en la política catalana como Marina Geli o Ferran Mascarell , rebajar su nota de corte aceptando liderazgos como los de Torra o Puigdemont. La patética foto de Mascarell en la que enarbola un cartelito con el lema ‘Unitat’ no deja de ser un sarcasmo. Y, así las cosas, el cesarillo quiere reinar desde Waterloo pero su vicario no gobierna bien en Barcelona y los socios no tragan. Los de ERC creen que los ‘héroes’ no huyen y que los ineptos no deben presidir la Generalitat. 
 ¡Ay el cesarismo! A neo convergentes y conversos les convendría repasar las palabras de Oswald Spengler cuando, tras la Primera Guerra Mundial, escribió refiriéndose a ciertos personalismos: “Mientras tanto los partidos se convierten en obedientes sequitos de unos pocos, sobre los cuales el cesarismo ya empieza a alanzar sus sombras…” Peligro.