El blog d'en Joan Ferran

8.9.20

                                                                          
CON MIQUEL ROCA Y LOS BELLA CIAO

 

 En estos tiempos en que la propaganda mata la política, la declaración reactiva desplaza el raciocinio y el sentido común se diluye tras una batería de excusas, son de agradecer las reflexiones de veteranos prohombres de la política. Reciente mente, en un artículo para La Vanguardia, Miquel Roca Junyent se quejaba amargamente de los políticos que invertían todas sus energías en robustecer las discrepancias, debilitar las instituciones que no controlaban y magnificar los problemas como excusa para no intentar resolverlos y, así, obtener réditos electorales. Afirmaba Roca que esta forma de proceder no era responsable e iba contra el interés general de la ciudadanía. Este padre de la Constitución aconsejaba también la conveniencia delimitar el marco del debate político, sin que ello implique un abandono de la ideología de cada cual y de sus legítimas ambiciones. En otro tiempo critiqué con dureza las posiciones de Miquel Roca pero he de confesar que, últimamente, su sensatez da en el blanco. Como complemento a esos sabios consejos, y en otro ámbito comunicativo como son las redes sociales, permítanme que recurra a una serie de sugerentes tweets que llevan el sello de Bella Ciao y dicen así: “Para los que aún tenéis dudas y me preguntáis por privado (chicos y chicas) Soy chico, hetero, de izquierdas, republicano, comprometido en la lucha contra los racistas, homófobos y discriminadores en general, libertario, feminista. Votante del PSOE y de UP, activista en el 15 M y sobretodo humano”... Luego Bella Ciao en otro tweet afirma: “No tengo religión ni creo en ellas, aunque me encanta visitar basílicas, iglesias y catedrales… Y por supuesto estoy contra el maltrato animal”. Los comentarios en las redes suelen ser crueles. Al citado Bella Ciao le recriminan que tras esa hermosa declaración general de principios afirme que vota al PSOE porque supuestamente ese partido es el defensor, entre otras cosas inconfesables, de la monarquía. En el mundo siempre ha habido, y habrá por desgracia, estrictos defensores de los dogmas revelados. Y es que, amigo lector, como escribe Roca Junyent, esta crisis que sacude Cataluña, España y el mundo entero es muy seria. Tan seria que gentes con sentido común, de pareceres e ideologías enfrentadas, están dispuestas a aparcar diferencias, unir esfuerzos y transigir para afrontar unidas los problemas. No debería extrañarnos pues, que tal como está la situación, republicanos de toda la vida devengan monárquicos funcionales por un tiempo; tampoco que defensores acérrimos de la iniciativa privada admitan y acepten un mayor intervencionismo del estado, o que independentistas irredentos aparquen una temporadita sus aspiraciones secesionistas. Una crisis de dimensiones extraordinarias esta aquí. A todos nos toca una dosis de renuncias para conseguir reflotar la nave. Una primera prueba para achicar agua de la sala de maquinas llega con los presupuestos. ¿Vamos a arremangarnos todos? Necesitamos otear el horizonte futuro más allá del día de hoy. Todos los Roca y los Bella Ciao con sentido común tienen una misión a bordo sin dejar de ser quien son.