El blog d'en Joan Ferran

27.5.21

ADA COLAU QUIERE REPETIR COMO ALCALDESA

 

ADA COLAU Y EL NUEVO LUDISMO



. Ada Colau parece adorar la cultura del ‘No’. A la alcaldesa, y a muchos de sus correligionarios, les va el deporte de poner trabas a todo. Eso sí, lo hacen coloreando sus zancadillas políticas con un toque alternativo y un barniz, en apariencia, ecológico. Tiempo atrás demonizaron al Mobile World Congress afirmando que era un evento no sostenible. Luego, afortunadamente para el empleo y la ciudad, rectificaron a toda prisa. Recientemente iniciaron una cruzada contra el coche y la industria del automóvil en la que no faltaron los colorines y los bloques de hormigón. Los amigos de la alcaldesa tampoco se han quedado cortos haciéndole asquitos al turismo y a la llegada del museo del Hermitage. Y ahora, como guinda del pastel, les ha dado por encorsetar el aeropuerto del Prat y meter aviones en un hangar. El colmo de los colmos ha sido oir a la concejal Janet Sanz, en el pleno del ayuntamiento barcelonés, afirmar que no se podia forzar al consistorio ‘a tener que escoger entre economía y ecología’. Nadie pretendía eso señora concejala. Hay una buena dosis de demagogia y postureo en esa afirmación. Uno tiene la impresión de que los Comuns cada vez tienen más tics decimonónicos, que su discurso está emparentado con el ludismo de los artesanos ingleses que protestaban contra las nuevas maquinas y quemaban molinos en Nottingham. Ned Ludd, un individuo que supuestamente destrozó un par de telares, dio nombre al movimiento ludista en los años iniciales del siglo XIX. En Camprodon aún se rememora cómo, en 1823, una multitud indignada se dedicó a destruir las maquinas de hilar y cardar de la manufactura Lacot. Aquellos ludistas creían defender sus puestos de trabajo; cierto, pero para su desdicha la automatización y las nuevas técnicas de producción se impusieron de forma inexorable. Es obvio que el neoludismo de los Comuns no tiene como argumento central eternizar empleos en industrias obsoletas; claro que no, pero las consecuencias que se desprenden de sus trabas constantes obstaculizan la creación de nuevos puestos de trabajo e infraestructuras. Parece que trabajen para la competencia. Los gobernantes de las instituciones deben tener como objetivo procurar una buena gestión de lo público evitando ir a rebufo de experimentos de pizarrín. El discurso de Ada Colau y los Comuns, respecto a la ampliación del aeropuerto de Barcelona, no destruye viejas maquinas de hilar, destruye inversión y ocupación. Toni Bolaño se preguntaba en estas mismas páginas, si Cataluña quería ser aldeana o cosmopolita. Gran pregunta la suya. ¿Va la sociedad catalana a desperdiciar la oportunidad de situarse entre las regiones mejor equipadas y comunicadas del orbe? ¿Puede permitirse el lujo este país de desperdiciar los 1700 millones de euros que trae bajo el brazo, para los años 2022-2026, el Plan Barcelona de AENA de ampliación aeroportuaria? La respuesta es no. Luego que no nos vengan a taladrar con la socorrida milonga de que el estado no invierte en Cataluña. Es una perogrullada oponer ecología y economía. También una canallada intentar anatemizar proyectos afirmando que son nocivos para la preservación de la naturaleza y el medio ambiente. Nadie se atrevería hoy, en un país de la Unión Europea, a impulsar proyectos u obra pública no sostenibles. En este sentido tengo la seguridad de que la ampliación del aeropuerto de Barcelona se proyectará con todas las medidas ambientales que sean necesarias.

24.5.21

POR UN AEROPUERTO DIGNO Y MODERNO

 

¿VUELOS GALLINACEOS? 




 Algunos pretenden hacernos olvidar los múltiples beneficios que generó, para Barcelona y su área metropolitana, la ampliación del aeropuerto del Prat hace una década. Aquella modernización trajo consigo la creación de puestos de trabajo, el aumento de visitantes y una notable proyección internacional de la ciudad. La inversión económica fue espectacular. Sobre la mesa hay de nuevo, sujeta a debate, la posibilidad de que una lluvia de millones de euros conviertan al aeropuerto de la ciudad condal en uno de los más dinámicos de Europa. Contra esa ampliación la concejal Janet Sanz sostiene que no se puede forzar al consistorio a “tener que escoger entre economia y ecología”. Considero que la edil de los colorines y el hormigón plantea una falsa contradicción y lo hace de forma maniquea. A saber: el crecimiento económico y la creación de riqueza, si se toman las medidas oportunas, no tienen porque estar reñidos con la preservación del medio ambiente. Es más, pueden darse la circunstancia -si las cosas se hacen correctamente y con el beneplácito de la Unión Europa- que la inversión anunciada contemple notables mejoras en el entorno natural. Cuesta comprender que en plena crisis social y sanitaria se intente, por activa y por pasiva, despreciar los catalizadores económicos que pueden ayudar al proceso de normalización del país. Sería terrible que una política de vuelo gallinaceo, trufada de falso ecologismo, nos impidiera alcanzar la velocidad de crucero que necesitamos.

TAN INQUIETOS ESTÁN?

 












¿POR QUÉ BOQUEAN ADA COLAU Y LOS SUYOS?




 Lo habrán podido observar infinidad de veces. Los peces rojos boquean en la superficie de los estanques, o de las peceras, para respirar. Merced a la apertura y cierre de los opérculos ventilan sus branquias para captar oxígeno. Dicen los entendidos que es en la superficie de contacto, entre el agua y el aire, donde hay mayor cantidad de oxígeno disuelto. Allí acuden abriendo ostentosamente su boca los peces de colores. Obviamente Ada Colau, Jéssica Albiach y los amigos de Catalunya en Comú, no son peces rojos ni de colores, pero si boquean en la atmósfera política catalana intentando respirar. Es lógico que así sea. Las encuestan, hechas públicas este pasado fin de semana, indican que siguen estancados electoralmente, mientras ERC y PSC despuntan dejando atrás a los de Puigdemont. Y uno empieza a pensar que este contexto, adverso para los Comunes, es el que ha impulsado a Ada Colau a meterse en camisas de once varas. La alcaldesa de Barcelona, descuidando su papel institucional, se ha permitido el lujo de calificar como ‘niños pequeños’ tanto a Salvador Illa, como a Pere Aragonès. Falta de respeto y tacto el suyo que no puede agradar ni a Jaume Collboni, ni a Esquerra, ni a los socialistas catalanes. Cometerá un grave error Ada Colau si se esfuerza en ignorar quien gano las elecciones el 14 F, y quienes son sus socios en el gobierno de España o en el ayuntamiento de Barcelona. También es probable que este intento de boqueo, de coger aire, de la coordinadora de los Comunes, venga motivado por la necesidad de minimizar el impacto de las resoluciones judiciales sobre el tema de los hoteles, los fracasos en temas de vivienda y urbanismo ‘táctico’ de la controvertida Janet Sanz. O quizás todo ello forme parte de una cortina de humo para ocultar la ridícula negociación, de ida y vuelta con ERC, desplegada por una voluntariosa, pero poco convincente Jéssica Albiach. Por cierto, curiosa la actitud de la diputada de los Comuns que pide ‘generosidad’ a los socialistas, para apoyar desde fuera un gobierno de izquierdas, y no hace lo propio con los de Oriol Junqueras. Es un secreto a voces que los de ‘En Comú Podem’, tras el 14 F, han intentado hacerse los simpáticos con ERC. Tanto es así, que no les ha importado quedar en evidencia, solicitando al PSC cuatro votos para investir como presidente de la Generalitat a Pere Aragonès. Y no solo eso, han practicado aquella suerte de amnesia política consistente en obviar, u ocultar, la complicidad de los republicanos en la gestión de los gobiernos de coalición de los últimos años. Por cierto, gobiernos de derechas con discursito patriótico sentimental pero exentos de políticas sociales. Si Ada Colau y Jéssica Albiach quieren boquear, y oxigenar la salud política de su partido, pueden hacerlo sumándose con entusiasmo a la exigencia formulada por Salvador Illa -el ganador de las elecciones- consistente en tener la oportunidad de presentar ante el pleno de la cámara catalana, su proyecto y oferta política. Creo que los ciudadanos de Cataluña agradecerían que alguien, desde la tribuna del Parlament, les contara cómo salir de la crisis sanitaria, económica y social, en lugar de discutir sobre la distribución de poltronas y el rol de un fugado.

12.5.21

¡¡HAGASE LA LUZ !!!

 





ESTRELLITAS Y DUENDES 



 El estudio Antoni Arola será el encargado de poner estilo y glamur a la iluminación navideña de la capital catalana. No creo que el ayuntamiento de Barcelona pretenda competir con los “diez millones de luces led” que, de la mano del alcalde Abel Caballero, conectó el pasado año la ciudad de Vigo. Esa pretensión, de producirse, sería una muestra de provincianismo barato. Pero no teman, eso no casa con el estilo de Ada Colau, tampoco con Jaume Collboni ni con la concejal Montserrat Ballarín. Eso sí, la ciudad condal gana a Vigo en anticipación. Los gallegos suelen presentar su proyecto en el mes de octubre, y Barcelona lo ha hecho con el despunte de la primavera. ¿Precipitación? Creo que no, más bien don de la oportunidad. Considero que el proyecto de iluminación anunciado tiene, al menos, un par de objetivos específicos: el primero es hacer olvidar a los barceloneses el desbarajuste cromático que embadurna las calles y las consecuencias de un urbanismo muy ‘táctico’ pero poco práctico; el otro, contentar a los sectores del comercio y la restauración que han soportado estoicamente los contratiempos que han generado las medidas anti pandemia. Y si ademas el consistorio asume el gasto, miel sobre hojuelas. En estos tiempos de zozobra lo mejor que nos puede pasar a los ciudadanos es conseguir un recuerdo -como en la canción de Juan Luis Guerra- de estrellitas y duendes. Sabemos que ese fulgor luminoso es efímero; cierto, pero se agradece como bálsamo. Y si es bello aun más.

TOMANDO CAÑAS CON EL ENEMIGO

 





LEGUINA, CAÑAS Y BARRO 

 El PSOE ha abierto un expediente de expulsión del partido a Joaquín Leguina y a Nicolás Redondo Terreros. Dadas las circunstancias de la política española, no debería extrañarnos la inmediatez de estas medidas disciplinarias adoptadas por la dirección socialista. Ustedes saben que este tipo de procedimientos sancionadores son una practica habitual en casi todos los partidos y coaliciones de nuestro país. Echen mano de la hemeroteca y lo comprobarán. A discrepantes en grado extremo, tránsfugas y presuntos corruptos, se les aparta con métodos expeditivos y cauterizadores. Las purgas existen desde tiempo inmemorial. Las hay, sin duda, que provocan el ostracismo o el abandono de la escena política de los sancionados; pero las hay también que catapultan hacia arriba a los castigados convirtiéndolos en parte de un beligerante star system mediático. La caverna es especialista en sacar provecho de ello. De sanciones disciplinarias las hay infumables; cierto, pero también hay otras que se nos antojan sobradamente justificadas. Informado del expediente iniciado contra su persona, Joaquín Leguina ha soltado un castizo ‘me la suda’ para demostrar su indiferencia ante la medida. Me imagino las toneladas de desodorante que debe llevar encima el bueno de Don Joaquín, para evitar el olor a sobaquillo que suele provocar la transpiración de las partes íntimas a las que alude. Chanzas aparte, considero que las discrepancias en el seno de los partidos, ni pueden ni deben sancionarse con la centrifugación del divergente, pero tampoco es admisible la colaboración explícita y constante con el discurso y la praxis del adversario. La campaña electoral de Madrid ha sido de cañas y barro. De cañas, para euforizar y contentar a un electorado sediento de movilidad y fiesta; de barro nauseabundo para mancillar, anatemizar al adversario y desvirtuar el verdadero nombre de las cosas. Fango pestilente lo ha habido antes y después del 4 M. Joaquín Leguina ha escrito -y hecho pública- una carta abierta culpando a Pedro Sánchez por el mal resultado electoral de los socialistas en la comunidad de Madrid. En cambio, que un servidor de ustedes recuerde, ni él, ni Nicolás Redondo Terreros, se dignaron a abrir la boca para congratularse el 14 F por la victoria de Salvador Illa en Cataluña. ¿No les parece paradójico el asunto? Coincido con Leguina cuando desconfia del cosmos independentista, pero no comprendo sus arrumacos con determinados sectores de la derecha política y mediática, ni su radicalismo contra los actuales dirigentes del PSOE. Admiro el poso cultural que atesora el ex presidente madrileño, quizás por ello me cuesta digerir la visceralidad de la que hace gala últimamente. Comparto la propuesta lanzada por Felipe González, según la cual urge que la izquierda reflexione sobre lo que ha acontecido en Madrid. Claro que si. El PSOE madrileño ha cometido, en campaña y fuera de ella, un montón de errores; pero no seamos injustos, los mismos que con diferente formato lleva cometiendo esa federación del partido desde hace más de tres décadas. Quizás ha llegado el momento de analizar no solo las torpezas en la gestion de las dinámicas partidarias, sino también de otear el horizonte para comprender qué nuevos elementos e ideas inciden sobre la política. Lo que en febrero emergió como premio para el socialismo hispano en Cataluña, este mes de mayo ha aflorado en Madrid en formato castigo. Hay alambicadas corrientes de fondo que merecen ser estudiadas con detenimiento antes de buscar el chivo expiatorio de turno. Muchos electores que en su día dieron el voto a Manuela Carmena, se lo han otorgado en esta ocasion a Isabel Díaz Ayuso. El voto fiel, automático, está mutando a otro de tipo ‘negociable’. Analicemos el fenómeno. Felipe González pide reflexionar a fondo. De acuerdo. Convendría, en este sentido, indagar qué similitudes tiene la crisis que padece la democracia representativa en España, con la que se observa y manifiesta en otros países europeos de nuestro entorno. ¿Acaso vamos a cerrar los ojos ante lo que ocurre en Italia, Francia, Alemania o el Reino Unido? Si amigos, hay mucho de ‘emocional’ tanto en la política española como en la catalana. También mucho de resentimiento personal en el discurso y los libros de algunos veteranos dirigentes del socialismo español. Seamos cautos. No descarguemos nuestras iras obviando el sentido común y la razón. Hay demasiado brontosaurio herido en la galaxia de los partidos como para andar con el lirio en la mano pensando que todo el mundo es bueno.

DOBLE PODER

 



CATALUÑA, CAUDILLISMO Y DOBLE PODER 


 Cuando este artículo aparezca publicado en las páginas de Crónica Global aun no se sabrá quien ha ganado, y cómo, en la comunidad de Madrid. Probablemente tampoco se sepa quien se habrá bajado los pantalones, y hasta que punto, para formar gobierno (o no) en el culebrón catalán. Pero más allá de estos detalles -tan importantes como escabrosos- al día siguiente, en la capital de España, Isabel Díaz Ayuso seguirá apostando por el cantonalismo madrileño. Mientras tanto en Cataluña un caudillismo irresponsable, amante de la táctica del doble poder, seguirá aplicando mobbing sobre los acomplejados partidarios del diálogo. Si aceptamos el concepto caudillismo como una opción política, consistente en hacer recaer el poder de decisión en un individuo, llegaremos a la conclusión de que el principal obstáculo, para logar la normalidad política catalana, es un hombre que retoza en un chalet de Waterloo. A lo largo de la historia hemos tropezado con caudillos dignos de estudio, y otros que se nos antojan esperpénticos. A día de hoy, lamentablemente, en la España de las autonomías abunda la segunda espécimen. En este sentido puede ser útil, para calibrar el rol de determinados actores políticos, el podcast programado a partir del día 6 de mayo por la Fundación Felipe González, bajo el titulo: “Liderazgo vs. Caudillismo”. En él, el ex presidente dialogará al respecto con el analista Ignacio Varela. Soy consciente de que González está algo quejoso y cascarrabias, pero sobre el tema en cuestión entiende. De la experiencia de Felipe siempre se aprende algo nuevo. Carles Puigdemont juega a ser caudillo entre los suyos para sobrevivir junto a su cada vez más dubitativa guardia pretoriana. Seguramente por ello no tiene reparo alguno en reeditar, ante la pusilanimidad de Esquerra Republicana, la vieja táctica leninista del poder dual. Me explicaré. En la obras escogidas del revolucionario ruso se puede leer: ”El doble poder se manifiesta en la existencia de dos gobiernos: uno es el gobierno principal, el verdadero, el real gobierno de la burguesía. El otro es un gobierno suplementario y paralelo, de ‘control’, encarnado por el soviet de diputados de Petrogrado, que no tiene en sus manos ningún resorte de poder, pero que descansa directamente en la mayoría.” Salvando las lógicas distancias, sustituyan ustedes la referencia a la ciudad rusa por Waterloo y encontrarán las claves del modus operandi de Junts. A saber: crear un doble poder en Cataluña basado en la figura paternalista y tuteladora del presidente huido, y complementar el panorama con la supuesta autoridad intelectual y estratégica que emana del Consell de la República. Así las cosas, a nadie le ha de extrañar que los sectores más sensatos de ERC intenten no dejarse capturar por las maniobras de Carles Puigdemont y los suyos. Los de Pere Aragonès tienen prisa por salir del bucle, mientras que los de Jordi Sánchez saben que el botín será más cuantioso si consiguen controlar los nervios y apurar el tiempo al máximo. Obviamente el prófugo de Waterloo no es Lenin, no regresará a Cataluña en un tren blindado, ni sus correligionarios harán jamas una revolución social. A lo sumo - si las negociaciones prosperan- conseguirán repartirse un puñado de consejerías y un montón de cargos de confianza bien remunerados. No quiero ser ave de mal agüero, pero les vaticino que el fruto de este parto de los montes entre ‘indepes’ será una criatura desconfiada, llorona e inestable incapaz de gestionar lo que precisa urgentemente este país: un gobierno de verdad.

EL CENTRO ES MOVIL

 

CIUDADANOS-PDeCAT, BUSCADO EL CENTRO DESPERADAMENTE 


 No teman, no voy a incordiarles narrándoles, por enésima vez, el auto sacramental protagonizado por Rocío Monasterio y Pablo Iglesias en el debate electoral de la cadena SER. No obstante permítanme que, al hilo del paroxismo de la campaña madrileña y la parálisis de la situación en Cataluña, les comente las pretensiones y el papel de algunos actores políticos relevantes pero secundarios. Ante Àngels Barceló, un expresivo y vehemente Edmundo Bal, apeló a la serenidad de los tertulianos al mismo tiempo que se ofrecía como opción de centro frente a los extremos. Lo hizo, no sin antes anunciar su deseo de flanquear a la señora Díaz Ayuso en el futuro gobierno de Madrid. Ciudadanos ha optado, legítimamente, por ese rol, y no hay nada que objetar al respecto. Ofrecerse a los populares como antídoto de VOX no deja de tener su morbo. Paralelamente, en las páginas de La Vanguardia, como aperitivo del congreso que el PDeCAT ha de celebrar a medianos de mayo, un desinhibido David Bonvehí anunciaba que su partido tiene la pretensión de ocupar aquel centro político nacionalista, moderado y con cultura de gobierno que era propio de Convergencia Democrática de Cataluña. Tras su afirmación: ”El centro político del país sigue huérfano”, se intuye la voluntad de volver a competir electoralmente para llenar el vacío que ha dejado la radicalización de Junts y el funambulismo de Esquerra. El bueno de David Bonvehí incluso aventura en la entrevista, que uno de los principales objetivos de la nueva etapa del partido va a ser presentar una candidatura central y potente para la alcaldía de Barcelona. Tomen nota: es muy probable que la futura dirección del PDeCAT opte por la ex alumna de Duran Lleida, Joana Ortega, para ese cometido. Curiosamente, Cs y PDeCAT, dos partidos que han visto mermada su capacidad de influir políticamente, se lanzan ahora a la conquista del centro perdido como si en ese hipotético espacio se hallara la piedra filosofal, el elixir de la vida. No pretendo desanimarlos, pero creo recordar que fue la Primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, la que refiriéndose al centro político afirmó: «Estar en el centro de la carretera es muy peligroso; te atropella el tráfico de ambos sentidos»". Y es cierto, sino pregunten a los viejos militantes del CDS o de UPyD. Es indudable que el auto proclamado ‘centro’ ha conseguido en España espectaculares éxitos -por poco tiempo- aplicando valores flexibles y moldeables en función de la necesidad o la coyuntura. Pero no es menos cierto que ante temas importantes, su supuesta moderación no ha sido más que indefinición. Y esa forma de proceder en política, a medio plazo, tiene un precio electoral. Los bandazos no son recomendables, desorientan al ciudadano, crean desafección y abstención. Alguien dijo recientemente que el centro, como tal, no existe; que es una isla evanescente que solo emerge en función de los desplazamientos de adversarios situados en los extremos. Así las cosas me parecen muy loables las intenciones, tanto de David Bonvehí como de Edmundo Bal, para atemperar el clima político en Cataluña y España. Apelar al respeto de los valores democráticos y a la sensatez les honra, claro que sí; pero hay momentos en que la buena voluntad que ambos acreditan no es suficiente; momentos en los que se hace imprescindible la definición, en los que hay que comprometerse y plantarse. Ahí es donde suelen fallar muchos de los que buscaron, y aun buscan para seguir viviendo, el centro con manifiesto desespero.