El blog d'en Joan Ferran

21.2.21

A TU DISPOSICIÓN EN AMAZON Y LIBRERIAS

 

RIBÓ 'EL PERPETUO' SERVIDOR

 

RAFAEL RIBÓ EL VITALICIO 



 Al Síndic de Greuges Rafael Ribó - alias ‘el perpetuo’- le encanta viajar a cargo del erario publico o de los pagafantas amigos. Recientemente se ha dado un paseito por la prisión en la que esta internado ese fabricante de odio y broncas que responde al nombre de Hasél. El Síndic ha decidido llevar el caso del rapero a Europa. El servilismo de Rafael Ribó hacia los que le han permitido asentar sus posaderas des de el año 2004 en la Sindicatura de Greuges es inconmensurable. Echen ustedes un vistazo al historial de las intervenciones de este personaje, y se asombrarán de cuan acomodaticio y servil ha sido a los que detentan el poder de la denominada “Cataluña oficial”. También podrán comprobar cuan lejos está el Sr. Ribó de la ideología que le encumbró hasta la Sindicatura. Mientras las calles de Barcelona arden bajo el imperio de la violencia, en las redes sociales muchos ciudadanos se preguntan, y un servidor de ustedes también, si lo que habría que llevar a Europa no son las triquiñuelas, falsedades y servidumbres de un profesional del ‘dolce far niente’ como Ribó, experto en perpetuarse en el cargo. ¿Acaso Rafael Ribó no ha sido capaz de detectar delito de odio en el personaje que pide que le vuelen el coche a Patxi López? ¿Es ese el precio para convertirse en vitalicio?

13.2.21

 

                                EL 15 F NO SE ADMITEN EXCUSAS

 Si están hartos de estar hartos, si creen que este país necesita iniciar una nueva etapa libre de hipotecas y resentimiento; si intuyen que ha llegado la hora de gobernar con la cabeza y no con las vísceras; si consideran que conviene acabar con el histrionismo friki y la gesticulación de los desnortados, si piensan que todo eso tiene solución, les invito a ir a votar el día de San Valentín. ¿Con qué fin? Muy sencillo: para conseguir que, en la gestión gubernamental de la cosa pública, la eficiencia y la eficacia primen sobre el exabrupto y las quimeras suicidas. Lo sé. Ustedes son libres de hacer lo que más les plazca ¡Faltaría más! Pero si optan por pasar de largo de este combate cívico, les ruego que no nos vengan luego con milongas, ni lloriqueando por las esquinas. Por favor, si se recluyen pasivos en casa, absténganse de fabular el próximo lunes sobre lo que pudo ser y no ha sido. A partir del 15 de febrero no se admiten excusas. Cuentan los historiadores de las guerras carlistas que fue el militar Carlos Luis O’Donnell -compañero de armas del general Zumalacárregui- quien, al regresar de sus acciones militares, harto de escuchar comentarios tipo: “Ojalá hubieran hecho tal o cual movimiento”, “Ojalá hubiesen ustedes atacado por tal o cual parte” se encaró con un grupo de esos comentaristas para espetarles visiblemente enojado: ”Siempre están ustedes con el ojalá. ¿Por ventura son ustedes ‘ojalateros’? Al respecto recuerdo que fue Josep Fontana, en una de sus clases magistrales en la Universidad Autónoma de Barcelona, quien nos explicó que el nombre ‘ojalatero’ fue empleado profusamente por los oficiales más fogueados en combate para calificar despectivamente a “los cortesanos que acompañaban al gobernante sin contribuir a la lucha con otra cosa que no fueran los ‘ojalas’”. Por su parte fue Josep Carles Clemente, investigador destacado por sus estudios sobre el carlismo y sus guerras, quien en su obra nos dejó escrito que se empleó ese término para definir a “los que lejos del combate soñaban con ganar la guerra sin otro esfuerzo que su adhesión pasiva a la causa contribuyendo a la lucha sólo con sus ‘ojalá’”. Benito Pérez Galdós también nos hablo de ello en sus Episodios Nacionales. Obviamente no estamos en guerra ni se oye a lo lejos el fragor de los cañones. Lo único que se ha mantenido inalterable a lo largo del tiempo es la costumbre de algunos de ponerse de perfil, de no ‘mojarse’, de callar sumisos esperando verlas venir para caer de pie y no lastimarse. El deterioro de la vida política catalana ha llegado hasta tal punto que urge reaccionar, hacer un reset y gobernar con corrección de una puñetera vez. Para ello el lamento de los escépticos y los suspiros de los melancólicos se han de convertir en votos, los ‘ojalá’ en realidades y el derrotismo en esperanza. Todo es posible porque nada esta escrito, ni engaño al ciudadano que dure eternamente . No nos servirán doctos análisis a posteriori si, a priori, no ha habido definición clara, compromiso y voluntad de cambio. Ustedes saben bien lo que pensaba Jesucristo de los tibios... A partir del 15 de febrero no valdrán ni un céntimo los ‘ojalá’ de los pusilánimes, ni el silencio de los acomodados.

7.2.21

RAHOLA LA PLURIEMPLEADA DE TV3

 




RAHOLA Y LOS JABALÍS QUE DEVIENEN CERDOS. 


 Cuentan que fue una frase de Ortega y Gasset la que dio pie a la utilización, en el ámbito parlamentario, del calificativo ‘jabalí’. Todo sucedió en una sesión de las cortes republicanas, de finales de julio de 1931, en las que afirmo: “Hay tres cosas que no podemos venir a hacer aquí: ni el payaso,ni el tenor , ni el jabalí”. Y lo cierto es que la etiqueta, que da nombre a ese mamífero artiodáctilo, le venia como anillo al dedo a un belicoso y deslenguado lerrouxista que acabo su vida siendo franquista. El aludido era un diputado de dialéctica agitada, Joaquín Pérez Madrigal, experto en provocar altercados y broncas políticas. Don Manuel Azaña llego a insinuar de él que acudía ebrio a las sesiones parlamentarias. Tan metido estaba este congresista en su rol agitativo que solía fanfarronear de su condición de ‘jabalí’ portando, en la solapa de su americana, una insignia con la cabeza del animal en cuestión. Cuentan también que Don Miguel Unamuno lo dejo patidifuso, en el Ateneo de Madrid, cuando le espetó:”Vaya con cuidado señor Pérez Madrigal, la biología nos dice que con frecuencia el jabalí degenera en cerdo”. Han pasado los años y los jabalíes, lejos de extinguirse de los hemiciclos legislativos de nuestro país, han creado escuela, se han expandido más allá de lo razonable. A lo largo de estas últimas semanas hemos tenido la oportunidad de conocer los nombres, características y habilidades de algunos de los integrantes de las listas electorales. Con sorpresa hemos podido comprobar como algunas candidaturas, en especial Juntsxcat, incluían en ellas individuos que iban mucho más allá de la verborrea y radicalidad de los viejos jabalíes lerrouxistas de la Segunda República. Los de los años treinta eran maleducados, broncas y altaneros. Los que hemos detectado en las listas, que apadrina Carles Puigdemont, sueltan un tufo insoportable a machismo, frikismo y xenofóbia. Después de leer sus twets, u oir sus declaraciones, estoy convencido de que tipos como los Sort, Fabrega o Donaire no están capacitados para contribuir a reconstruir social y económicamente este país. No acierto a comprender como se han podido colar, en pleno siglo XXI, en las filas de unos de los herederos del pujolismo. Pero el objetivo de estas lineas no es tan solo denunciar el peligro que representan estos personajillos para la convivencia, sino también poner en evidencia los intentos de difuminar sus malas practicas. Lo ha intentado Pilar Rahola llegando hasta el extremo de relativizar los exabruptos groseros, machistas y xenófobos proferidos por los miembros de la candidatura de Junts per Catalunya que se han visto forzados a dimitir. Para ello ha aprovechado su aluminosa columna de La Vanguardia conectando el ventilador, centrifugando, acusando a la izquierda de ser farisaica, sectaria y cuatro lindezas más. La pluriempleada de TV3 ha osado tildar a la izquierda de hipócrita y manipuladora de vídeos. Rahola ha arremetido contra Jéssica Albiach, Manuel Valls, Óscar Guardingo, Ada Colau y tutti quanti. Ha echado mano del sobado ‘todos son iguales’ tan típico de la derecha más rancia. Ha completado la apoteosis barroca de su servilismo al prófugo de Waterloo participando en un vídeo contra Salvador Illa en el que su principal argumento, consiste en acusar al candidato socialista de ser españolista. Se ha sumado a la cruzada nacional que han orquestado unos cuantos apesebrados de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales. Patético. La Pilar Rahola de hoy que se presta a relativizar lo injustificable no tiene nada que ver con aquella concejal de la época maragalliana, ni con la articulista progresista que intento ser a finales del siglo XX. Su agresividad contra las izquierdas, su temor a un posible vuelco electoral de corte progresista, la colocan en el umbral de una desesperación rayana con la histeria. Pilar Rahola rezuma tanta decadencia como temor al cambio; pugna por perpetuar ad nauseam el actual régimen de desgobierno catalán que tan pingües beneficios le ha reportado durante más de una década. En los debates televisivos -como en el celebrado en TVE- impera una cierta y aparente corrección; cierto, pero todos sabemos que la guerra sucia de los jabalís existe. Unos la promueven, otros la relativizan o justifican. También en esto Cataluña precisa un cambio.