El blog d'en Joan Ferran

3.10.25

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´´‘Las tribulaciones de un gacetillero’ o cómo recuperar el aliento del periodismo Joan Ferran publica una historia en la que reclama que la verdad se imponga, aunque la ficción pueda resultar más útil y reporte más beneficios inmediatos al periodista 
 Manel Manchón   

Un tono melancólico, con la convicción de que muchas cosas se podían haber organizado mejor, porque había personas con ideas, con principios, que habían soñado algo menos prosaico, más humano. Sí, las mejoras están a la vista. El propio urbanismo en la ciudad de Barcelona. O las condiciones materiales para el conjunto de la sociedad. Pero el presente no augura un buen futuro. Lo sabe Joan Ferran, un político siempre combativo, que tuvo altas responsabilidades, en el PSC, en el partido, y en las instituciones y que, en los últimos años, ya desde la barrera, ha ido publicando historias sencillas, pero densas, en las que concentra todo lo que sigue defendiendo. Lo hace, de nuevo, en su último trabajo: Las tribulaciones de un gacetillero, entre la vanidad y el adanismo (Círculo Rojo). Como en ese enorme himno que fue y sigue siendo Love will tear us apart de Joy Division, el breve relato de Ferran destila una triste y bella emoción, pero hay nervio y fuerza. La música está presente en esas noches plácidas, en una población costera, donde el protagonista ha decidido retirarse, porque ya no tolera el ruido insoportable de Barcelona. A Manuel, el gacetillero que busca historias con las que pueda resurgir, las que consigan alimentarle el ego, le gusta Simon&Garfunkel. Claro, The sound of silence. Y también Jacques Brel, y aquella maravillosa Ne me quite pas Sí, Manuel está fuera de circulación. Porque los tiempos ya son otros. ¿Quién dijo que existía una línea ascendente a lo largo de la Historia? ¿Que la mejora sería continua? ¿Quién habla hoy de materialismo histórico? Ferran conoce bien esa historia, la de grupúsculos enfrentados, la de los matices quisquillosos. La de quien cree que tiene la verdad. Manuel, el periodista amortizado, la criatura de Ferran, quiere creer en el empuje del periodismo, pero se da cuenta de que las dificultades son casi insalvables. Y, ante dos historias posibles, se inclina por adornar un hecho histórico, indagando en hemerotecas. Prefiere escribir sobre un obrero torturado –con todos los datos comprobados, con el repaso de artículos de El Diluvio (1858-1939), o de La Vanguardia o de la Publicidad (1878-1922). Lo que desea es encumbrar al obrero, --el caso real de Francisco Oliva (Belliriquis) recuperar valores socialistas, dejar claro que fue víctima de la represión y del oscurantismo de la época, en 1899. Asoma la frustración Sin embargo, hay datos que obstaculizarán la labor de Manuel. Hechos que ‘falsarán’ –siempre hay que recurrir a Popper, aunque se lo podrá tildar de reformista y eso en los ambientes revolucionarios nunca fue bien visto— la interpretación que ya había establecido el periodista. Mala suerte. No podrá tener un titular sensacional. La historia se cae. Llega la frustración. Pero en Manuel hay un Joan Ferran que aparece. Que sigue con deseos de animar la fiesta. Que no se resigna, aunque ya las fuerzas no sean las mismas. Y esa frustración del gacetillero es también la del independentista que creía que todo estaba muy cerca. Es la frustración del historiador que ha forzado las cosas, de los que han inventado una academia particular para engañar. Es la frustración de los que quisieron utilizar los medios de comunicación públicos de la Generalitat para presentar una nueva realidad que nunca existió. El colmillo de Joan Ferran asoma. Limado, sí, porque a estas alturas es mejor no molestar demasiado. Pero está presente. Aparece TV3, una de las grandes asignaturas pendientes para el ex diputado. Él mismo estuvo implicado para que fuera ‘otra cosa’. Pero no fue. Mensaje directo, político Lo explica Manuel, enojado porque los medios públicos no ejercen su función de servicio y se convierten en “vocero del pensamiento dominante o del gobierno de turno”. Y surge el procés, claro. “Se instó a la ciudadanía a salir a la calle y manifestarse. La manipulación corrió a cargo de profesionales de reconocido prestigio integrantes, e intrigantes, del star-system de TV3. El incomparable Federico Fellini ya nos dejó dicho que la televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural”. De fondo, pongan la música que deseen. Yo sigo escuchando a Ian Curtis. Ferran utiliza el presente, el verbo en el que se escriben los buenos reportajes. Manuel reflexiona, habla con los vecinos del pueblo en el centro social, que no puede ser otro que el Bar de la pequeña localidad. El mar calma los ánimos. La descripción de un entorno físico amable, que se idealiza para olvidar la guerra diaria que se vive en una gran ciudad, facilita la lectura. El escritor encuentra el tono. Y sabe lo que desea trasladar. A veces, eso sí, sin disimulo. ¿Algo forzado? El lector lo dirá. Es literatura, pero hay un mensaje directo, político, si todavía existe un respeto a ese concepto: todo lo que está relacionado con lo público, con la vida en una comunidad. ¿Quién quiere permanecer ajeno a eso? ¿Los idiotas, tal y como los señalaban los antiguos griegos? El narrador explica cómo se siente Manuel, y presenta el terreno una y otra vez. Se acuerda de los historiadores o profesionales de otros sectores que han querido ser políticos de obediencia nacionalista, los que han querido reducir el terreno de juego. Y quedan retratados algunos de ellos: Julià de Jòdar, Jaume Sobrequés, Agustí Colomines o Ferran Mascarell. No se olvidan otros, como Santi Vila, Oriol Junqueras, Francesc Marc Álvaro o Quim Nadal. Tampoco Pilar Rahola, claro. Ni los integrantes del INH, el Institut de Nova Història, que hace pasar por catalanes a insignes personajes de la Historia. La verdad existe Las reflexiones abundan. El lector avanza. El ritmo es bueno, de la historia personal de Manuel, que apunta a una segunda historia sobre el pasado nazi de algunas familias instaladas en Catalunya durante años, al comentario sobre el país. Manuel piensa en todo lo sucedido en las últimas décadas. Él ya no da mucho de sí. Pero golpea. Reprocha al populismo que ha pecado de “adanista”, de pensar que todo iba a pasar por ellos, esa izquierda alternativa que, como el independentismo, se ha quedado vacía, frustrada, noqueada. Hay, en todo caso, esperanza. El gacetillero debe subsistir, debe poder contar la verdad. Debe perseguirla, por encima de todo. Porque no es cierto que haya distintas verdades, o hechos alternativos, como señalan los trampistas. La verdad existe. Hay que buscarla. Aunque la precariedad sea grande.

24.9.25

1968 - Once Upon a Time in the West (Hasta que llegó su hora) Ennio Morr...

11.8.25

EN CIRCULACIÓN 'LAS TRIBULACIONES DE UN GACETILLERO'

 

Instalado en un pueblo con encanto de la costa mediterránea un veterano periodista, venido a menos, intenta recuperar la fama y el protagonismo perdido. En su incesante búsqueda de temas de impacto en el gran público deberá optar entre aplicar el rigor profesional o recurrir a falacias de conveniencia. En ‘Las Tribulaciones de un Gacetillero’ se narra el conflicto ético y moral al que se ve abocado el protagonista del relato, Manuel Berri, a la hora de afrontar su labor con honestidad intelectual. En las páginas de este ameno libro, más allá de las vicisitudes del protagonista, son objeto de reflexión cuestiones como la manipulación de la verdad, la creación artificial de mitos identitarios y el silencio consciente de algunos periodistas, políticos e historiadores.

EN LA CALLE A PRIMEROS DE SEPTIEMBRE

 

11.6.25

JOSEP RULL LA CAGA

 

 JOSEP RULL NO RUTLLA 





 D’un temps ençà hom sospita que quelcom misterios succeix al voltant de la presidencia del Parlament. Sembla com si el pes de la porpra, en lloc de aserenar i consolidar als triats per assumir el càrrec, esdevingui una llicència per desvariejar. Encara tinc present la anomenada ‘carta de la rancunia’ que la expresidenta Nùria De Gispert va adreçar a Inés Arrimadas per que retornes al seu poble de neixement, a Andalucia. Tota una mostra de xenofobia que, n’estic segur, no plau a la parroquia democristiana ni a molta gent de Junts. Tampoc ha estat exemplar, ni positiu, el pas per la presidencia del Parlament de la inmensurable Laura Borras. Una condemnada en ferm per prevaricació i falsetat documental que, jugant a fer-se la victima, va generar una notable inestabilitat institucional. Fins i tot la gent del seu partit, pel bé del país, volía que plegues. Per reblar el clau del cumul de desproposits al voltant de la presidencia de la Cambra enguany tenim l episodi que en Josep Rull ha protagonitzat al Palau de la Música. Tothom sap que aquet senyor es un nacionalista irredempt que no vol fer se gran, que viu atrapat a la sindrome de Peter Pan, que pensa que encara es el noiet de la JNC que orquestaba escraches contra els considerats enemics de la patria. Josep Rull, picant de mans com un hooligant, a un pam de Salvador Illa, s ha convertit en un president sectari i de fireta. Ha oblidat que el respecte a les institucions es un valor transversal a preservar per damunt dels interessos partidistes. Núria de Gispert, Laura Boràs i Josep Rull son a uls de molts catalans una tríade poc edificant. Si amics, no si val instrumentalitzar el que es , ho hauria de ser, de tots. Qui perd les formes -com ha fet en Josep Rull- per la idonietat.

29.5.25

MUCHO FACHA

 

                                                          NI OTTOS, NI BUKELES  
 
  Les enceses arengues protagonitzades pels representants de l’extrema dreta al Parlament de Catalunya, i als plens municipals de moltes de les nostres viles i ciutats, esdevenen tan lamentables com esferidores. Les seves intervencions des de la tribuna dels oradors, sovint s’omplen de paraules altisonants, mentre practiquen l’esport d'assenyalar a tort i a dret culpables. Ofereixen al ciutadà fórmules magistrals que tot ho curen malgrat saber que les seves propostes són un brindis al sol. Se les donen de moderns, d’estar en sintonia amb tot allò que prediquen els admiradors del Trump. Pero en realitat tots sabem que els seus eslogans i les seves propostes veuen de les fonts dels vells discursos dels reaccionaris. Quan escolto parlar als portaveus de VOX de la necessitat de ‘mano dura’, em transporto a la Guatemala del Partido Patriota d’Otto Pérez: una formació política condemnada per corrupció i per la violació sistemàtica dels drets humans. Quan escolto als deixebles d’Abascal lloar les mesures de Bukele a El Salvador, m’astoro. Catalunya i Espanya no es poden emmirallar en un país en estat d’excepció permanent que barreja sense pudor repressió amb propaganda. Per sort, almenys de moment, al nostre entorn més immediat aquests radicalismes ultra intransigents i apocaliptics no han aconseguit suport per governar. A les altres autonomies, on el PP necessita crosses per mantenir-se al poder, el conflicte ciutadà i l’escorament vers els extrems és un fet que està trencant la cohesió social. Potser és per aquestes circumstàncies, i d’altres, que en temes de seguretat un servidor respira tranquil quan llegeix a la Vanguardia l’entrevista que li han fet a la consellera d’Interior, Núria Parlón. Les seves propostes, sempre des d’una perspectiva social fidel als principis de les esquerres, prioritzen la prevenció per damunt de la repressió, la defensa dels drets humans i la col·laboració amb la ciutadania. Pero aquests aspectes -que són els clàssics- es veuen enguany complementats amb un augment dels efectius de mossos al carrer, l’aplicació de noves tecnologies de control vinculades a la seguretat, i més jutges. La consellera ens parla de la necessitat de que la policia catalana esdevingui un servei públic de proximitat capaç de trencar estereotips i apriorismes negatius. Per reblar el clau Parlon diu, també, que treballarà per tal que el cos dels Mossos d’Esquadra millori la seva autoestima. Això, sens dubte, serà bo per al país i per la ciutadania. Li desitjo bona feina, aquí no volem ni Ottos, ni Bukeles, ni Trumps.

20.5.25

CAMBALACHE - ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO LOS INMORALES NOS HAN ALCANZADO

14.5.25

POCO O NADA CONSTRUCTIVOS







QUI DESENDREÇA? 




 Vaig néixer i créixer al bell mig de Ciutat Vella. Al col·legi Collaso i Gil em varen ensenyar a llegir, i a l’església de Sant Pau del Camp, vestidet de mariner, vaig fer la primera comunió. La meva família i jo hem viscut sempre, per bé o per mal, vinculats a l’antic districte cinquè. Al llarg del temps he contemplat com desapereixien vells carrers, com naixia una Rambla, tancava Casa Leopoldo i es difuminaven els ambients que narrava en Vázquez Montalbán. A Ciutat Vella les he vist de tots colors, potser per això crec que els puc ben assegurar que mai com fins ara havia hagut tanta cura i recursos dedicats a la neteja del barri. Recordo que la senyora Rosa -una perruquera del carrer Nou de la Rambla- solia dir ‘No és més net qui més neteja sinó qui menys embruta’. A día d’avui aquesta dita popular ens convida a reflexionar i respondre, si menys no, a un parell de questions: com pot ser que amb un bon Pla com l’Endreça, i més diners que mai dedicats a la neteja, hi hagi algunes veus interessades en desprestigiar l’esforç que fa l’equip de Govern municipal de Barcelona? Si bé és cert que cal incentivar entre la ciutadania l’assumpció de determinats comportaments cívics -que tenen a veure amb una correcta utilització dels contenidors i dels horaris de recollida de deixalles- no és menys cert que algunes persones juguen, sense cap tipus de escrúpols, a intentar desgastar la tasca i la imatge de l’alcalde Collboni. Legítima aquesta actitud? Potser sí. Però poc ètica, i pròpia de busca-raons o vençuts. Aquests mateixos que s’esquinçen les vestidures afirmant que el Pla Endreça és un bluf són els que embruten parets enganxant cartells a tort i a dret mentre observen, amb displicència, com algunes persones es salten les normes. Així les coses, cal preguntar-nos: qui desendreça?

6.5.25

LA VIDA SIGUE IGUAL......EN LA TELE PÚBLICA CATALANA

 

‘DESDOGMATITZAR’ TV3


 Tots el governs del món, el català també, tenen assignatures pendents, feines inacabades i problemes no resolts. L’executiu que presideix Salvador Illa, al menys fins al día d’avui, ha aconseguit asserenar la política catalana convertint les estridències parlamentàries en tempestes passatgeres tan sols protagonitzades des dels extrems. Això es bo. Malgrat constatar que l’oposició no està disposada a facilitar de franc la governança, el país comença a funcionar. Hi ha però un espai comunicacional públic a Catalunya que sembla condemnat -com a la pel·lícula El show de Truman- a repetir fins a la sacietat els tics, les gracietes i les soflames d’un temps que no tornarà. I es que, mes enllà del contingut groller d’alguns programes d’humor i esbarjo, constatem que tant TV3 com Catalunya Ràdio insisteixen en esdevenir els altaveus permanents del relat ‘processista’. El lèxic i l’univers simbòlic que traspua una part sustancial de la programació de la graella dels mitjans públics catalans esdevé estrany per a molts sectors de la societat catalana. Els continguts, les definicions i els conceptes emprats transmeten un marc de referència arcaic que no és propi de una ràdio i televisió pagada amb diners de tothom. La normalització institucional que representa l’arribada al Govern de Salvador Illa hauria de tenir, com a principal exigència, garantir la neutralitat política dels mitjans, l’objetivitat i el respecte per les diferents sensibilitats socials i culturals del país. El tema no es soluciona amb un repartiment de temps de presència política en antena, el mercadeig de càrrecs directius o triant els invitats a tertúlies i programes. Amb això ja no ni ha prou. Els governs nacionalistes van crear uns mitjans partidistes i pro governamentals contaminant-los fins el moll de l’os. En defensa del dret a una informació veraç cal fer canvis i actuar amb rigor i sense por. La desdogmatització dels continguts i els missatges subliminals de TV3 i CatRàdio és a Catalunya l’assignatura pendent d’aprovar des de fa un munt d’anys. Som-hi!

2.5.25

"The Internationale" conducted by Arturo Toscanini--BANNED by U.S. censors!

25.4.25

Amália Rodrigues - Grândola, Vila Morena

22.4.25

ADIOS AMIGO DAGO

 




 
Aquí muere hasta el apuntador. Un viejo colega, ex primer secretario del PSC de Sant Marti, ha muerto solo y en el desamparo. Ni familia ni viejos compañeros de lucha politica le han velado. Me sabe mal, duele tanto abandono. Se llamaba Dagoberto Moreno y tuvo poder y dinero; luego, su buena estrella se fue eclipsando hasta quedar recluido en una modesta residencia de ancianos. No era un personaje importante y su marcha de este mundo ha sido más discreta que la cotidianidad de su vida. Vargas Llosa también falleció hace un par de días y la prensa le dedicará a lo largo del tiempo litros de negra tinta y pantallas luminosas. Pero el récord de loas, análisis y valoraciones de todo tipo se lo lleva el Papa Francisco que murió en Roma la mañana de ayer, lunes de Pascua. Para mi siempre fue un peronista creyente con don de gentes. Nadie sabe que rumbo va a tomar la Iglesia, nadie se atreve a predecir el futuro inmediato de la guerra de Ucrania, nadie sabe cuando y cómo terminara el genocidio de Gaza. Desconocemos el nivel de cordura de Trump. Solo sabemos que la muerte acompaña por igual a pobres, clérigos, poetas y tribunos.

13.4.25

Himno de Riego cantado (solemne, por mujer y hombre)

8.4.25

HARTO DE NOTICIAS PARA NO DORMIR Y MANIPULACIONES

 

  
La Internacional de los Censores Editorial, por Benoît Bréville, abril de 2025



 Se está conformando un eje extraño. No el del “mal”, que se supone reúne a los “enemigos” de Occidente. Tampoco el que va de Donald Trump a Vladímir Putin. Se trata de una coalición más amplia, tan buscada como ignorada: la Internacional de los Censores, en la que se codean autócratas, demócratas y burócratas. Amordazado por las plataformas digitales tras su primer mandato, Trump prometió restaurar la libertad de expresión en Estados Unidos. Cosa que electrizó a sus seguidores, cuyas opiniones, a menudo desaforadas, se veían perseguidas en los campus universitarios progresistas o en las redes sociales. Seis días después de su segunda investidura, prohibió a las Fuerzas Aéreas estadounidenses enseñar a sus reclutas la historia de los pilotos negros de la Segunda Guerra Mundial. Tres días después, mientras determinadas palabras desaparecían de las páginas web de las administraciones (“diversidad”, “exclusión”, “género”, “socioeconómico”, “subrepresentado”…), un decreto apuntaba a los estudiantes extranjeros que muestran su apoyo a los palestinos, identificado desde ahora como un “apoyo a la yihad”. “Vamos a encontraros y a expulsaros”, amenaza la Casa Blanca. Más adelante, la policía arrestó a un estudiante de la Universidad de Columbia, Mahmoud Khalil. El silenciamiento también se ha vuelto de rigor en Europa. En Francia, 200 eminentes representantes de la burguesía liberal, entre los cuales se cuenta un expresidente de la República, dos ex primeros ministros y un surtido de alcaldes y diputados de derecha o del Partido Socialista, han hecho un llamamiento a “proteger a los judíos integrando en la ley el antisionismo como una nueva forma de antisemitismo” (Le Monde, 22 de marzo de 2025). Dicho de otro modo: a transformar una opinión defendida tanto por militantes de izquierda como por judíos ultraortodoxos en un delito penal. La guerra de Ucrania —reformulada como un choque de civilizaciones entre Bruselas y Moscú— también justifica la censura. La Unión Europea proscribió las cadenas rusas RT y Sputnik para garantizar “el respeto a los derechos y libertades fundamentales”. Una decisión celebrada por el presidente francés Emmanuel Macron, a quien tampoco le disgustó que en mayo de 2024 el Parlamento israelí prohibiera la cadena catarí Al Jazeera. En Rumanía, un candidato juzgado demasiado favorable al Kremlin vio cómo su amplia ventaja en la primera vuelta de las elecciones presidenciales era anulada por el Tribunal Constitucional, que también le impidió volver a presentarse. ¿Razón? Supuestas injerencias rusas en las redes sociales. “Nuestro espacio informativo no es sino el campo de batalla geopolítico en el cual estamos perdiendo la guerra”, Explicaba Kaja Kallas, jefa de la diplomacia europea, antes de comparar la difusión de noticias falsas con la violación de la integridad territorial. La criminalización de los adversarios políticos —marca de fábrica de los regímenes autoritarios— progresa en los Estados democráticos. El 1 de enero de 2018 entró en vigor en Alemania una ley destinada a controlar las redes sociales en lo que es, según la asociación Human Rights Watch, “un peligroso precedente para otros Gobiernos deseosos de restringir la libertad de expresión obligando a las empresas a instaurar una policía de la palabra sancionada por el Estado”. Tan pronto como se aprobó, tres democracias irreprochables —Filipinas, Singapur y Rusia— elevaron el texto a la categoría de ejemplo a seguir (1). Dictadores tenebrosos y liberales esclarecidos, fanáticos religiosos o activistas indignados, todos bailan la misma zarabanda al ritmo de las tijeras de la censura, llevados por esa “notable propensión a alejar de uno cuanto entraña el menor inconveniente, sin examinar si esta renuncia precipitada no conlleva un inconveniente más duradero” (2). Y es que la victoria de unos acarrea la revancha de otros, pero del resultado del combate solo cabe esperar con certeza una cosa: la pérdida de libertad para todos.

7.4.25

La Campana. Himne republicà català

3.3.25

MENTIRAS Y MÁS MENTIRAS

 

Estos últimos días, la actualidad política ha permitido que las mentiras inundaran los medios. La tragicomedia de Carlos Mazón, que sigue negando la realidad y tratando de moldearla a su aire alterando las manillas del reloj, ha alcanzado el esperpento. La consentida de Abalos completa el panorama. El desapego de la verdad es proporcional al desapego del ciudadano hacia la política. En Cataluña todo está bastante tranquilo. Solo Silvia Orriols se queja del mal trato a que la someten los medios de comunicación públicos. El Rey acude sin estridencias a la inauguración del congreso de móviles y las ruas de Carnaval se prodigan por las calles de ciudades y pueblos.